Violencia y política
Por: Jesús Torres
Un país convulsionado por el tema de la inseguridad no es ni será el mejor escenario para Morena en la antesala de las elecciones del próximo 2 de junio de este 2024.
En el caso de Tabasco, la tierra y agua de López Obrador, donde gobierna el partido guinda, pareciera más que existe el propósito de empedrarle el camino al úngido de Comalcalco para complicarle su ascenso a la silla de Plaza de Armas.
Ayer mismo incluso corrió la versión sobre un artefacto explosivo lanzado a su domicilio, el cual fue desmentido por el gobierno del estado.
Sobre los hechos violentos en diciembre previo a la navidad y después en año nuevo, el discurso oficial apuntaba más a bandas locales y no al crímen organizado.
Pero en ese control de daños tuvo que entrar al quite el mismísimo López Obrador quien ordenó el despliegue de fuerzas especiales del Ejército y la Marina por tierra y aire para regresarle la tranquilidad a los tabasqueños.
AMLO sabe que la seguridad es su talón de Aquiles y como lo ha reconocido, es uno de los grandes pendientes que deja su administración y Tabasco no ha sido la excepción.
Tan es así que al cierre de 2023, el gobernador interino, Carlos Manuel Merino fue de los peor evaluados en materia de seguridad al grado de ocupar el lugar 29 de los 32 mandatarios del país.
Sobre el tema de la inseguridad, aunque todavía no se ha pronunciado el aspirante de Morena a la gubernatura, Javier May Rodríguez, no se duda que en el arranque formal de campaña sea uno de sus principales ejes de la transformación en el estado.
Los tabasqueños no pueden seguir viviendo en la zozobra y la psicosis por la violencia como ya ocurre en otras entidades de la república donde las autoridades se han visto rebasadas por la delincuencia organizada.
No es tampoco culpando a los medios de comunicación de maximizar lo que ocurre en el estado y el país la manera en que se resolverá esta problemática, sino mediante una eficaz capacidad de respuesta de las autoridades ante un hecho violento así como informar oportunamente lo que sucede.
La inseguridad, hay que decirlo, no es un tema de debate que se esté dando en estos momentos por los hechos ocurridos en Tabasco, sino por la oleada de crímenes que se han registrado en el país en cinco años de gobierno.
Lo peor que puede pasar es que detrás de una sucesión la violencia se convierta en el el instrumento para derrotar al adversario.
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