Mentir impunemente
Triques
Mentir desde los medios, de manera voluntaria o involuntaria debe ser un delito. Si es intencionalmente, como suele suceder en algunos espacios, es un delito con alevosía, premeditación y ventaja. Por descuido se trata de una irresponsabilidad que debería ser sancionada empezando por los directivos del medio donde trabaja el despistado comunicador.
Pero cuando se miente por orden de los directivos del medio, el delito tiene más causas y delincuentes y debe implicar sanciones más severas.
Si un médico comete un error en una cirugía le es retirada la licencia. Nadie imaginara que el dueño del hospital le ordenara a su médico que alterara el orden de la operación y como consecuencia haya una reacción contraria a la de salvaguardar la salud del paciente.
La información que es tergiversada intencionalmente, como consigna política para dañar a uno y favorecer a otros, debe ser sancionada. Pero ante esta simple posibilidad, de inmediato se levantarían los interesados en cobrar por mentir, por callar, por tergiversar, por inventar, argumentado un atentado contra la libertad de expresión, como si ellos la respetaran.
Es decir, la mentira en los medios goza en México de total impunidad, y más ahora que en anteriores años, sexenios o gobiernos. Imposible regular la mentira, lo único que hace el gobierno es desmentir una que otra noticia que considera necesario aclarar.
Mientras esto continúa la población advierte que hay medios que por completo se dedican a mentir. Hay canales de televisión por cable que dedican su programación noticiosa a mentir, uno de ellos sin lugar a dudas es MN, portales “informativos” dedicados a tergiversar, a hacer de fake news comentarios y hasta mesas redondas como si se tratara de hechos consumados.
La realidad es que algunos periodistas pueden mentir libre e impunemente para ganar más, tener un dinero extra, o simplemente para granjearse las simparías de sus jefes y patrones que presionan para que el subsidio criminal a los medios vuelva a ser parte de sus ingresos mensuales, a lo cual ya se comprometió uno de los precandidatos de Morena, claro, de llegar a la Presidencia.
Hay prácticas que ya no debe repetirse pero que los que perdieron los privilegios no se resignan a perderlos de manera definitiva. Una manera de crear puentes con el pasado es conceder entrevistas a los medios identificados con esa nociva práctica que engaña a la población y tergiversa, a conveniencia de unos cuantos, el destino de México. Habría que ayudar a esos medios a bien morir o renovar sus estrategias, pero todavía hay políticos instalados en el pasado que consideran que el pueblo es ingenuo.
Ante este panorama la sociedad considera que las leyes no se aplican de manera pareja, que hay una impunidad que implica una burla, una agresión, un menosprecio que no está dispuesto a tolerar más tiempo y al ver s los trabajadores de esas casas de información tergiversada, regresar la agresión verbal como sucedió a las puertas de la Suprema Corte de Justicia.
Los aludidos con insultos y recordatorios del día de las madres aseguran que hubo agresión física, no fue así, el plantón lleva varias semanas y en ningún momento se les agredió hasta que llegan los trabajadores de la emisora de radio tratando de irrumpir en el plantón e imponer ángulos y versiones alteradas, fue cuando los insultos llovieron.
Nadie puede justificar la violencia, pero sí explicarla. Y darle a la situación su dimensión correcta. La reacción de la gente que agredió a los reporteros no son personas que haya recibido una orden, ni enemigos de la libertad de expresión, son los ofendidos por las mentiras de los medios que no cumplieron con sus responsabilidad social e histórica.
Los medios agredidos en lugar de ser autocríticos y cambiar lo que la gente sabe que está mal, se dicen víctimas no sólo de personas sino de personajes y aseguran que se trata de consignas, menospreciando la inteligencia y el poder de una población que ya no es fácil engañar.