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Virtudes y defectos del tabasqueño

Virtudes y defectos del tabasqueño

Homero T. Calderon T. Calderon
Virtudes y defectos del tabasqueño
APUNTES PARA LAS REDES
POR HOMERO T. CALDERÓN

Si hoy fuera agosto pero del año 1989, o sea, de hace 35 años, el informe del gobernador sería una fiesta. La última vez que vi a los tabasqueños sonriendo fue en tiempos de Salvador J. Neme Castillo.

En su primer informe, debe haber sido en 1988 o 1999, los dueños de carritos refresqueros hicieron una fila desde casi el palacio de gobierno hasta el Teatro “Esperanza Iris”, vendiendo su producto. . El PRI tenía en ese tiempo una gran capacidad para organizarse. Neme llegó a dar su informe sonriéndoles a la gente. Y la gente contestaba su sonrisa.

Los que desbarataron esa sonrisa, y al PRI, fueron Roberto Madrazo y sus equipos “gurríistas” Eran muy perros como porros. Desde entonces, Tabasco empezó a desunirse. No hubieron causas para reorganizarse y pelear por algún ideal. Finalmente llegó el al gobierno del estado Adán Augusto López Hernández. Reconozco en él a un tipo brillante pero sin proyectos, eso sí, lo mejor de él son sus ambiciones. Es un experto multiplicador del dinero, pero no el del estado, hablo del dinero personal.

Así como Roberto Madrazo destruyó a la sociedad de su tiempo, Adán Augusto hizo lo mismo: destruyó a la clase política de su tiempo. .

En los tres años que duró como gobernador, Adán Augusto le rompió la madre a cuando menos tres corporaciones. ¿Y cómo? poniendo al tipo o tipa equivocados para dirigir.

Por ejemplo,

UNO: La Seguridad Pública; DOS: LA Educación; TRES: El Turismo y CUARTO: La Movilidad. Si el veinte por ciento de tus secretarios te fallan, toma un curso de capacitación mental con “Silva”. Quizá ahí te enseñen a administrar tus sentimientos y proyectos.

Y no hablo mal del Capitán Merino porque –a fin de cuentas- él nunca tomó decisiones. El mal lo hizo AALH

A casi 40 años apenas empieza a vislumbrarse una autoridad con proyecto.

Los tabasqueños tienen una virtud: son extraordinarios para proveer  su amistad. Te regalan lo mejor de ellos; te prestan dinero; te prestan el coche; hacen lo que sea por ti, reconocen tu talento, si lo tienes. .

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Pero tienen cuando menos cuatro defectos: 1.- son extremadamente rencorosos; 2.- Son pésimos para integrar sociedades, sobre todo empresas (no confían ni en su sombra); 3.- Los deslumbra el éxito ajeno 4.- El dinero que les dan lo quieren a “fondo perdido”.

Sigo confiando en los 50 proyectos-compromiso de Javier May. Son la última esperanza para que cambiemos de mentalidad….

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Homero T. Calderon T. Calderon


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