Los que sí sirven
Hará unos veinte años lo conocí en una oficina de construcción de escuelas. Tenía su servidor la encomienda de construir unas aulas. Cuando fue nombrado director mi respeto hacia él se presento cuando fui citado a conocerlo.
Yo no era de su grupo. Y así empecé (y terminé) una relación muy dispareja. El ingeniero Gilberto Cano Mollinedo fue para mi de esas experiencias que finalmente, te enseñan a conocer a la gente. Nos encontrábamos en los sitios públicos; en los cafés, en las asambleas de la CMIC. No pasaba nada más que de un hola, buenas tardes, buenas noches y hasta ahí.
Muchos años después, cuando el Senador Fernando Mayans empezó a atacar a la SCT federal en sus procedimientos, lo volvía ver. YO SÍ LE CREÍ a Fernando Mayans todo lo que decía de la SCT. Pero me resistía a creer que ese ingeniero Cano Mollinedo estaba en esos “enjuagues”. Mas aún, se lo comenté a un amigo que casualmente trabajaba en esa Secretaría de Estado.
Mi amigo, palabras más palabras menos me dijo. “No te dejes llevar por estos “hijueputas”, son una mafia muy bien organizada. Sus ingenieros civiles son una calamidad. Hacen negocios con todo lo que pueden echar mano. NO venden a su mamá solo porque no sabrían como comprobarlo. Y así pasaron los meses. De repente, el ingeniero Cano Mollinedo fue cesado.
Era el único tabasqueño en una Secretaría federal. ¿Cómo sucedió todo? Muy fácil. El ingeniero Cano, celosísimo supervisor de la obra que se construía en ese tiempo entre Las Choapas, Veracruz; los tramos carreteros para acercar a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y obviamente, las carreteras de Tabasco, empezaron a ser supervisadas con total rigor.
No pudo el ingeniero con la mafia de los ingenieros civiles de la SCT. Estos le “dieron cuello”.
A principios de esta semana, (LUNES 29 DE ENERO), EL GOBIERNO DEL Capitán Merino recontrató como subsecretario de Seguimiento de Obra a este eficiente ingeniero. Es el primer empleo que justificará esta administración. Los demás cambios solo son “pedorretas”. ¡ESTE SÍ SIRVE!…