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Jaime Macedo Díaz, un arquitecto fuera de serie

Jaime Macedo Díaz, un arquitecto fuera de serie

Homero T. Calderon T. Calderon
Jaime Macedo Díaz, un arquitecto fuera de serie
APUNTES DOMINICALES

Hacia 1976, su servidor llegó a Coatzacoalcos, Veracruz, para construir un edificio para la empresa Resistol en la ribera del río Coatzacoalcos. Había una efervescencia por construir lo que fuera. Ríos incalculables de dinero entraban y salían de las faltriqueras de cualquiera.

Tras terminar mi encomienda, decidí quedarme a trabajar en uno de los despachos de arquitectura más famoso, el del arquitecto Alfonso J. Barbosa. En él entraban y salían gentes de diferente condición, Cada uno traía la idea de una casa, Y lo principal, había para costear su proyecto y construcción.

Hacia 1977 llegó al despacho un aprendiz de arquitecto con muchas cualidades. Su nombre era Jaime Macedo Díaz. No  transmitía nada pero sus cualidades, según otro arquitecto, Pepe Escribá eran que “su sentido de la proporción es -decía Pepe-  impresionante”.

Competir por un proyecto en aquel entonces era un duelo donde  el que sacaba más rápido que el otro su “grafos”, ese era el diseñador. Recuerdo otros despachos, el de Arturo Madrazo en la calle Juárez; el de Emilio Lemarroy en Buenavista y el del Arq. Carmona, en la calle Hidalgo.

Todos estaban hasta el tope de trabajo. Jaime, pensando que quizá no eran sus tiempos, se alejó un poco de nosotros hasta que supe que un amigo suyo, Carlos Cole, le pidió que proyectara su casa. Ergo entonces, Jaime empezó diseñando mansiones. Que tipo.

SU OBRA EN VILLAHERMOSA

Viviendo su servidor en Villahermosa, un día me lo encontré. Clientela de procedencia petrolera le había confiado los proyectos de sus casas frente a donde hoy es INDUVITAB. Hermosas residencias, se levantaron.

Luego empezó a construir en los alrededores del periódico donde trabajo, el Tabasco HOY.

Después diseñó y construyó residencias para Ejecutivos frente a lo que es hoy el Hotel Cencalli.

Nuevamente, el hado peregrino que acompañaba a Jaime se lo llevó de Tabasco y luego, por interpósitos amigos su servidor supo que ya vivía en Cancún. Jaime, nacido entre los rumores  del mar de Coatzacoalcos buscaba esa libertad. Y la encontró.

Ayer, mi amigo y contemporáneo de Jaime, Emilio Lemarroy me envió la impresionante cita que le hace la revista AD ARCHITECTURE en su contenido latinoamericano. Sus diseños y concepciones de la arquitectura de vanguardia lo sitúan -sin decirlo- como uno de los más importantes arquitectos latinoamericanos de este siglo.

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Para mí, ver que un chico de mucho menor edad que la mía andando en esas alturas me enorgullece y me hacer verlo con respeto y muchísima admiración.

Querido Jaime, Dios te puso en este camino donde andas. Lo recorres con sabiduría y extraordinarias dotes de arquitecto. No sabría decirte hasta donde te llevará esto, pero si la gloria es así de dulce, esa miel me hace recordar que un día llegaste hasta donde yo dibujaba, me extendiste la mano y me regalaste tu amistad…

Dios te siga bendiciendo….

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Homero T. Calderon T. Calderon


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