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Libros abortados

Libros abortados

Libros abortados
Triques

Esta vez el anunciado Best seller se murió antes de nacer. Cuando aparece un nuevo libro de los que aparecen prácticamente todos los días contra la actual administración tiene motivaciones muy propias de la derecha que son, en primer lugar, alcanzar a ser un éxito de librería y derramar versiones falsas de una realidad que todavía no entienden.

El libro de Elena Chávez mueve más a risa que a sorpresa. De alguna manera sabíamos el contenido del libro. Un periodista muchas veces tarda varios días en conseguir un dato para plasmar en sus escritos, en sus análisis, en sus columnas. Si no puede obtenerlo abandona el tema. Esto evidentemente no sucedió con ese libro.

Se ha convertido en una adicción tomar fuentes de las fake news, este texto tiene la intención de servir de referencia a otras noticias, declaraciones, debates parlamentarios y hasta simposium. En esta era de las fantasías informativas hay quienes llegan al extremo de citar sus notas o columnas anteriores como evidencias que constatan la veracidad. El periodismo ha llegado al paroxismo de la mentira, producto de la desesperación por figurar en lo personal y hacer brecha en lo social, pero sobre todo hacer daño en lo político.

Todo Best Seller, implica mucho dinero y ese dinero es el insumo principal de una derecha que sostiene con mentiras su existencia política.

No ha habido un solo libro que logre desestabilizar o pegar duro como lo intentan sus editores y autores en este rubro. Sus denuncias públicas se diluyen ante la carencia de pruebas y este texto, mueve a risa cuando descubre uno en los anexos que son datos que cualquier ciudadano puede obtener por internet, dejando el libelo a nivel de una tarea de secundaria.

El libro el Rey del Cash armó escándalo mientras no estaba a la venta, en cuanto la gente empieza a leerlo, termina el encanto, se esperaba más, no había nada sustancial, intentos por desestabilizar, basado en notas periodísticas, rumores, etc.

El libro intenta ser un medio a través del cual descubriría la realidad de las deshonestidades del presidente. La narración se extravía en lugares comunes, supuestas denuncias sin pruebas, críticas sin fundamento.

No cabe duda que el mejor momento de los libros que se escriben contra la 4T se ubica en la víspera de su aparición en librerías, porque una vez que se da a conocer. su contenido aburre por la reiteración y sólo mueve a abandonar la lectura ante alternativas mucho mejores. La mayoría de esos libros no son escritos por sus autores, tienen escritores fantasma, que les enseñan a ordenar las ideas, los embates, las fechas y hasta la ortografía.

Sabemos que uno de los grandes logros del neoliberalismo es crear pobres de derecha y hay una parte de la clase media mexicana que se siente más cerca de Slim que de los obreros y los campesinos y no acepta que sea al revés, aunque la realidad así se lo demuestre, por ello considera que debe alejarse de la pobreza rechazando un gobierno que tiene sus prioridades dirigidas a los pobres.

Los autores de los libros contra la actual administración pública, tiene un sinnúmero de patrocinadores que quieren recuperar sus privilegios y no dudan en invertir los millones que sean necesarios para dejar de pagar miles de millones de impuestos, como solían hacerlo en los regímenes anteriores.

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La lucha por la recuperación de privilegios que algunos consideraron patrimonio es el motor que mueve la edición de libros, que desesperadamente buscan desestabilizar, como si su decir fuera garantía de verdad.

Se trata sólo de libros escritos al vapor, con más resentimientos que evidencias, que acusan pero ninguna de esas acusaciones se ha convertido en denuncia penal, o en demanda ante derechos humanos, o simplemente un cuestionamiento válido de autoridad alguna.

Nadie en su sano juicio puede convertir lo escrito en un libro en una orden de aprehensión o en una confesión de delincuentes. Los días de gloria de ese libelo y los que vienen se terminan y al salir a la venta inicia su debacle, al leerlo la decepción.

Si los libros fueran votos…

Jose Garcia
Jose Garcia

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