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La historia de repite. Será Ucrania el Waterloo de Vladimir Putin? ¿Su Némesis? Occidente dejó sola a Ucrania

La historia de repite. Será Ucrania el Waterloo de Vladimir Putin? ¿Su Némesis? Occidente dejó sola a Ucrania

La historia de repite. Será Ucrania el Waterloo de Vladimir Putin?
Columna Prospectiva

Emilio de Ygartua M.

Para mediados de 1812, Napoleón I, emperador de Francia, había extendido sus dominios por el centro de Europa; impuesto a sus hermanas y hermanos como monarcas o dirigentes de los países que su poderoso ejército había invadido. Su gran proyecto era hacerse de Rusia, nación cuyos zares, Catalina la Grande y Pedro el Grande, habían extendido conformando un imperio rico y poderoso.

El 24 de junio de ese año, el ejército francés, liderado por el mismo corso, que había entrado a Rusia por Ucrania con 700 mil soldados, avanzó a Moscú obligando a replegarse al ejército del zar Alejandro I que pagaba de esa manera su retiro del bloqueo continental al Reino Unido y por haber liberado a Polonia. El emperador francés le había enviado previamente una oferta de paz entregada al zar en el Palacio Real de San Petersburgo, donde se encontraba reunido con la familia real. Las condiciones eran inaceptables. La ocupación francesa se extendió hasta el 18 de diciembre de ese mismo año.

¿Por qué fracasó el poderoso ejército galo en su propósito expansionista? Los historiadores coinciden en que el hábil estratega militar, héroe de mil batallas, en Egipto, en Tollón; que enfrentó al famoso almirante Nelson en varias ocasiones, no midió los tiempos, extendiendo su presencia en el territorio enemigo. No fue el ejército ruso quien lo venció sino el rudo invierno. Fracasó, ante todo, por las dificultades de aprovisionamiento.

Para quien era un maestro en los preparativos de guerra, este error fue particularmente trágico. Su derrota en Rusia fue el inicio del fin de su Imperio, primero, con su arresto y exilio en la isla de Elba de donde escapó en 1814 para luchar dos años más hasta su derrota definitiva en la batalla de Waterloo. Fue vencido por una coalición internacional formada por Austria, Gran Bretaña y Prusia.

Esa derrota, el 18 de junio de 1815, puso punto final a 23 años de guerra entre Francia y los estados aliados europeos. Napoleón fue trasladado a la Isla de Santa Elena donde murió en 1816. El “Gran Corso” escribió en sus memorias que sus desgracias iniciaron con la derrota en España, en 1814, y se agudizaron con el fracaso de su intentona de hacerse del territorio ruso.

Muchos años después, el 22 de junio de 1941, Adolfo Hitler decidió desconocer el pacto de no agresión firmado con José Stalin antes de iniciar la Segunda Guerra Mundial. Acuerdo que incluyó la repartición de Polonia y que fue la causa del inicio de ese conflicto armado.

La Operación Barbarroja, nombre clave para la invasión alemana de la Unión Soviética arrancó con resultados favorables ejercito nazi que había entrado a Rusia, como Napoleón, por Ucrania, con el objetivo ideológico de conquistar la región occidental de Rusia para repoblarla con alemanes.

¿Cuál era el fundamento principal de esta invasión? Era el llamado “Generalplan Ost” que tenía como propósito utilizar a algunos de los conquistados como mano de obra esclava para el refuerzo de guerra que libraban los países del Eje(Alemania-Italia-Japón). Además, y esto era el interés fundamental, hacerse de las reservas de petróleo del Cáucaso, así como de los recursos agrícolas de Ucrania. Su objetivo final incluía el exterminio, esclavitud, germanización y deportación masiva a Siberia de los pueblos eslavos para conseguir, de esta manera, el anhelado Lebensraum, el espacio vital razón de ser de la guerra impulsada por Hitler en 1939.

¿Qué provocó el fracaso del propósito alemán de hacerse de la parte occidental de la URSS? Las primeras grandes heladas de noviembre de 1941 pusieron en evidencia la falta de equipamiento de los alemanes, y la incapacidad de tomar Moscú frustraría definitivamente el proyecto hitleriano. Lablitzkrieg (guerra relámpago) que se había paseado por Europa no funcionó en la inmensidad del territorio ruso.

Las tropas soviéticas sufrieron los primeros embates de las fuerzas armadas alemanas que pudieron avanzar hacia su objetivo principal: Moscú, pero se toparon con un muro infranqueable en Stalingrado (hoy Volvogrado). Fue la batalla que lleva ese nombre, para muchos historiadores la más intensa de todas las ocurridas durante este conflicto mundial, la que inclinó la balanza a favor del ejército soviético porque obligó al repliegue alemán hacia su territorio, al tiempo que las tropas soviéticas se iban haciendo de los territorios liberados que luego formaron parte del llamado bloque socialista al concluir la guerra en 1945.

Hitler no nos dejó unas memorias, como Napoleón, pero, de haberlas escrito, sin duda habría señaladoque su derrota en la batalla de Stalingrado fue su Waterloo. ¿Será Ucrania el Waterloo de Putin? En este momento es difícil responder a este acertijo. Lo que es evidente es que la decisión que ha tomado el presidente ruso, un autócrata en toda la extensión de la palabra que transpira el deseo de devolver a su país la grandeza que le dieron zares como Catalina y Pedro traerá consecuencias para el orden internacional.

Su nacionalismo es sinónimo de imperialismo,estadio que Lenin calificó como la fase superior del capitalismo sin alcanzar a ver que el modelo soviético que él inauguró en 1922 recorrió la ruta imperial bajo la égida del peor de sus alumnos, pero el más astuto y maquiavélico de todos: José Stalin.

No concuerdo con Joe Biden, “El extraviado”, cuando dice que su homólogo ruso quiere reinstaurar a la Unión Soviética. Este modelo ya no tiene cabida en estos tiempos y Putín, el espía favorito del politburó no es, para nada, un marxista-leninista, si bien, como Vladimir, su tocayo, ha tenido que recurrir al “capitalismo de Estado” para establecer las bases de un nuevo modeloeconómico, político y social que, como nos anticipaba el doctor Federico Seyde la semana pasada, parece estar dibujándose con tinta china.

Sobre esta nación asiática, vale reproducir las palabras expresadas por el presidente Xi Jinping el viernes pasado, que ubican a China en una posición distante de la que manifestó antes de la invasiónrusa a Ucrania, un tácito espaldarazo a su homólogo ruso señalando que le asistía la razón al oponerse a que Ucrania se convirtiera en miembro de la OTAN.

¿Le sorprendió a Xi la invasión rusa a Ucrania?Seguramente que pasó por su mente, pero como una decisión extrema que veía lejana. Ya con los soldados rusos pisando tierras ucranianas y la fuerza aérea bombardeando zonas habitadas por civiles, el mandatario chino no tuvo más remedio que abogar porque se transite a un diálogo que permita recuperar la paz. Jinping insistió en que la ONU actúe como árbitro para, primero, se haga un impasse en la guerra, se dialogue y se lleguen a acuerdos.

Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania se ha negado a aceptar las recomendaciones de Estados Unidos de salir de Kiev. La narrativa de su discurso centra en la convocatoria a sus connacionales a enfrentar al invasor; acto heroico de las naciones invadidas, pero que no siempre tiene los resultados esperados. El miedo y la desazón cunden con mucha rapidez cuando están cayendo sobre tu cabeza las bombas lanzadas por un enemigo poderoso.

Zelenski se ha manifestado a favor de sentarse a dialogar directamente con Putin, pero no teniendo como exigencia primaria su dimisión. Parece estar decidido a ser el último en abandonar un barco cuyos tripulantes, miles, han decidido poner pies en polvorosa, salir huyendo antes de que sea demasiado tarde y que ello conlleve la instauración de un gobierno pro ruso que no verá, jamás a los dueños legales de la casa invadida como sus iguales.

Vladimir Putin insiste en su dimisión, al tiempo que invita abiertamente a los militares ucranianos, todavía fieles a su mandatario, a dar un golpe de Estado que, considera el presidente ruso, “facilitaría las negociaciones” al no estar en el gobierno a quienes califica como “una banda de drogadictos neofascistas”.

¿Fascismo? Suena como una broma cuando el concepto sale de la boca de quien, de manera descarada, está operando su propio “Generalplan Ost”, que despegó en 2014 con la invasión de Crimea, pasando por el reciente reconocimiento deindependentistas ucranianos, validado por un Parlamento abiertamente entregado a las decisiones del jefe del Ejecutivo.

Ni un paso atrás en lo del ingreso de Ucrania a la OTAN

Cierra este círculo perverso la invasión a Ucrania con la excusa, quizá entendible pero no justificable, que esa incorporación pone en riesgo su seguridad nacional y cumple un deseo, un sueño de los Estados Unidos, de tener en ese organismo multinacional a todos los países antagónicos a Rusia, “frenando los claros propósitos de Occidente “de mantener la hegemonía de los Estados Unidos.

La justificación de esta invasión a la exrepúblicasoviética se funda en el argumento de que “Ucrania está escuchando los cantos de las sirenas capitalistas”, incumpliendo los acuerdos firmados 2004 que la obligaban a no dar ese paso: “Se esta entregando en los brazos de los Estados Unidos para entrar a la OTAN”, ha señalado una y otra vez el mandatario ruso que ha cerrado los ojos y no escucha las peticiones que se le hacen para que abandone esta postura y se siente a dialogar viendo por la paz.

Su amenaza a Suecia y a Finlandia (que en el siglo XIX era territorio controlado por el imperio ruso), evidencian su clara intención de bloquear, al precio que sea, cualquier maniobra de Occidente (aflora nuevamente la narrativa de la guerra fría), léase de lo Estados Unidos, que pretenda ampliar el número de “aliados”, como les llama Biden, incorporados al acuerdo del Atlántico Norte.

¿Quiénes son los perdedores en este aquelarre, una auténtica reunión nocturna de brujas y brujos? No son pocos los que señalan que Rusia perderá mucho. Es posible que las sanciones impuestas (entre ellas la ridícula de la UEFA de trasladar la final de la Champions de Moscú a París), lastimen la economía rusa y la de las elites de esa nación, incluido Vladimir Putin, uno de los cuatro hombres más ricos de esa nación. Sin embargo, considero que pronto se resarcirán de esta “chancliza”, prohibida en la CDMX como medida para disciplinar a los menores.

El peso específico de Rusia en la economía europea es muy grande. La dependencia que de su gas y petróleo tienen la mayoría de las naciones de la región diluyó el peso de sanciones similares que en el 2014 se le impusieron cuando invadió la península de Crimea. Creo que hoy va a ocurrir lo mismo. Se quedará con Ucrania. Obligará a dimitir al actual gobierno e instalará uno pro ruso o, al menos, mas afín al mundo Oriental.

¿Perdedores? Sin duda, Ucrania, invadida, violentada con las armas. Obligada a una salida masiva de personas que ya están ampliando el numero de migrantes hacia Europa central, lo que acrecentará el problema que no pudo resolver Ángela Merkel debido a las posturas nacionalistas y antiinmigrantes de los presidentes de Polonia y Hungría.

Ucrania ha sido abandonada a su suerte. Los discursos y las ofertas hechas por Estados Unidos y la Unión Europea no se concretaron, sin duda, por el riesgo que conlleva una intervención militar de la OTAN que, sin duda, escalaría el conflicto hasta una guerra total.

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¿Perdedores? Joe Biden, Kamala Harris y los demócratas. El mandatario que esta semana dará su mensaje a la Nación está viviendo el peor de sus momentos. A la caída de su popularidad al interior, se sumará la desconfianza total de sus aliados europeos que ya habían medido su debilidad durante su primera y única gira al viejo continente.

Su papel en este conflicto ha estado muy lejos de lo que se espera del líder de un país que necesita fortalecer su papel hegemónico ante el evidente e imparable ascenso de sus antagónicos: China y Rusia que, considero, con la invasión de Ucrania, ha replanteado su papel en el escenario geopolítico mundial. ¿Cuál será hoy el pensamiento de Xi Jinping con respecto a Taiwán? ¿La impasible actitud internacional que hoy aflora seguirá cuando el gigante asiático tome la decisión de recuperar, como ya lo hizo con Hong Kong, la joya de la corona, una de las piezas fundamentales del grupo de “Los tigres asiáticos”?

Pierde, finalmente, pero no menos importante, la ONU, organismo multinacional que una y otra vez evidencia su inoperancia ante evento como la pandemia, la crisis económica y ahora, este nuevo conflicto. El Consejo de Seguridad de la ONU tiene desde 1945 secuestrada a la Asamblea General, el órgano máximo.

Hoy como ayer, como ocurrió con la guerra de Corea, con la de Vietnam, con el conflicto árabe-israelí todavía vivo, la crisis de los misiles, y otros muchos eventos que han lastimado la existencia del orbe, el secretario general, se llame como se llame, es una figura anacrónica e insulsa ante estas repetidas controversias.

De la guerra de Ucrania, su invasión por una nación que ha violentado su soberanía devendrá, más temprano que tarde, un nuevo orden mundial que ya no será unipolar. ¿Esta preparada la ONU para trabajar por la paz y el desarrollo en ese nuevo escenario? Creo que no. Tenemos que transitar a una nueva organización. Con raíces vinculadas a la Sociedad de Naciones y la ONU, sí, pero con un auténtico sentido de democracia participativa en la que, como se señala en la Carta de San Francisco de 1945: un país es un voto.

América Latina y la geopolítica

Ante este irremediable cambio de orden mundial. La pregunta que surge es: ¿Cuál será el papel de los países latinoamericanos? Los países latinoamericanos han tenido una activa participación desde el inicio del siglo pasado en eventos que tienen que ver con las estrategias geopolíticas de las naciones que se plantean ampliar sus espacios vitales fundadas, primero, en un discurso nacionalista, necesario para fortalecerse al interior, al tiempo que buscan expandirse hacia afuera en la búsqueda de esos espacios necesarios para satisfacer sus ambiciones imperiales, sus requerimientos de mercados, de fuerza de trabajo y de materias primas baratas.

América Latina no participó en la primera línea en la llamada “Gran Guerra” (1914-1918), pero experimentó sus consecuencias. Primero, como proveedora de materias primas y luego, con declaraciones de guerra como las realizadas por Bolivia, Panamá, Cuba y Uruguay a Alemania a raíz de la entrada de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial el 29 de mayo del 2014, si bien su participación activa ocurrió casi al final de la guerra derivado del triunfo de la revolución bolchevique de la cual devino la firma por Lenin del Tratado de Brest-Litovsk, que retiró a Rusia del conflicto, dejando desguarecido el frente oriental.

No obvio mencionar que entonces, México estuvo en el radar alemán cuyo gobierno envió a Venustiano Carranza un telegrama (El telegrama Zimermann), en el que el canciller teutón lo invitaba a aliarse en la lucha contra Estados Unidos y sus aliados. La zanahoria era apetitosa, de resultar triunfantes, Alemania se comprometió a devolver a nuestro país los territorios arrebatados por los vecinos del norte en 1847; además, se ofrecían apoyos económico y militar.

Sabemos que el “Barón de Cuatro Ciénegas”, hizo caso omiso de esta misiva que sí tuvo efectos favorables para su administración ya que al conocer de este correo el mandatario norteamericanoWoodrow Wilson, modificó la fría relación con el coahuilense, reconoció a su gobierno, retiró a los marines de Veracruz y Hermosillo y le entregó armas para enfrentar a “los rebeldes” Emiliano Zapata y Francisco Villa.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), México y Brasil declararon en 1942 la guerra a los países del Eje Berlín-Roma-Tokio. Nuestro país, gobernado entonces por Manuel Ávila Camacho(1940-1946), y siendo secretario de la Defensa el expresidente Lázaro Cárdenas del Río, lo hizo cuando los submarinos alemanes hundieron dos buques tanque que transportaban petróleo mexicano (Faja de Oro y Potrero del Llano). Lo mismo ocurrió en 1943 con Colombia que también sufrió el hundimiento de un carguero a manos de la marina alemana.

La nueva guerra fría: ¿alineados o no alineados?

Luego de que los aliados (Reino Unido, Estados Unidos y Francia), junto con la URSS, vencieran a los países del Eje poniendo fin al conflicto armadoen 1945, los tratados de Potsdam dieron lugar a una división del mundo en dos grandes bloques, uno, liderado por los Estados Unidos, otro, por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, partiendo de la división de Alemania en una zona occidental y otra oriental. Inicia así el largo y complejo período de “La Guerra Fría”, que caracterizado por el enfrentamiento de los dos imperios en una lucha desarrollada en el terreno ideológico, económico, militar, deportivo, científico y hasta en la carrera aeroespacial. Cada bloque buscaba adherentes a su modelo lo que implicaba una alineación a las ideas y a los proyectos de nuevo orden mundial que cada imperio definía de acuerdo con sus intereses. ¿Hacia dónde se moverán los países de la región? Sobre este tema hablaremos en nuestra próxima entrega. No se muevan de sus asientos. Nos leemos el próximo lunes en este mismo espacio.

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Emilio Alberto de yguarta y monte verde

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