Juan Molina: De Policía Chino a Académico


La formación del concepto de Nación en el México del siglo XIX permitió identificar al “ser mexicano” como el producto de la fusión de españoles e indígenas.
Sin embargo, este nacionalismo sería excluyente hacia “el otro”, el extranjero, especialmente hacia los migrantes chinos, llegados a México.
Cuenta la historia que, como forma de sobrevivencia, los chinos se agruparon en asociaciones de diversa índole, mediante las cuales se ayudaban y defendían.
Por necesidad, algunas de éstas operaban en secreto, lo cual contribuyó a la imagen de “siniestros” o “confabulados”, que la literatura y el cine difundieron en México durante la primera mitad del siglo XX.
La xenofobia calificó como “misteriosos y pendejos”, a los chinos cuya actitud de pasar desapercibidos, por inseguridad o miedo, fácilmente son descubiertos, se evidencian, quedan exhibidos, la defecan, los agarran en la movida; y no corresponden al tipo representativo de los mexicanos.
“Son como los policías chinos…misteriosos y pendejos”, dice la máxima utilizada en la política; pero, entremos al tema.
Fabricado en el más rancio priista de los años 80’s, Juan Molina Becerra, fue secretario del ayuntamiento del entonces alcalde Lenin Falcón, que a la postre fuera asesinado en su natal Macuspana.
Y es que Molina Becerra ocupó esa posición, gracias a los buenos oficios del entonces director dela Comisión de Radio y Televisión de Tabasco (CORAT), el comalcalquense Pedro Jiménez León, que, a la vez, estaba cobijado por el poderoso grupo CONASUPO encabezado por Gustavo Rosario Torres.
Sicólogo de profesión, aunque en años anteriores nunca se ha tenido una constancia fiel que se haya titulado, o tenga cuando menos la carta de pasante; elementos esenciales para ejercer a plenitud la vida académica.
Y es que Molina Becerra tiene un perfil de operador electoral, más que académico. Representa lo que tanto criticó Andrés Manuel López Obrador: el mapacheo electoral.
Durante la consulta interna de 1991, colaboraba con Francisco Garrido Cruz (+)- el popular “Pancho Garrido”- en el área de comunicación social del gobierno del estado y desde allí torpedeaba a Carlos Manuel Rovirosa Ramírez, para que no fuese candidato del PRI a la alcaldía.
Testigos y conocedores de las entrañas de la política tabasqueña, señalan que, aún ya siendo alcalde, siguió operando desde adentro para que cayera la gubernatura de Salvador Neme Castillo y otras alcaldías (Cárdenas, Nacajuca, Macuspana) en aquellas “concertaceciones” que permitió el presidente Carlos Salinas de Gortari, tratando de calmar las movilizaciones encabezadas por Andrés Manuel López Obrador.
Durante el Madracismo (Roberto Madrazo Pintado), Juan Molina logró encabezar la CIMADES, desde donde se prometió a sí mismo nunca jamás volver a ser pobre, convirtiéndose en un férreo enemigo y persecutor de los perredistas y de todo lo que oliera a Andrés Manuel. ¿te acuerdas, Darwin, Auldárico et al?
Acostumbrado a operar con grandes recursos económicos, torpedeaba a los opositores a Roberto Madrazo, desbaratando estructuras que intentaban construir los del entonces partido negro amarillo (PRD), antecedente partidista de MORENA.
Cuando la revuelta del 19 de enero de 1995, Juan Molina Becerra ya era uno de los más conspicuos enemigos del movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador y en ese entonces, bajo las órdenes de Pedro Jiménez León, desalojaron y golpearon a los opositores que ahí estaban congregados desde el año anterior, en protesta por el supuesto fraude electoral cometido por Madrazo Pintado.
También ha sido subsecretario de gobierno (donde se graduó de policía chino, según cuentan sus bienquerientes), desde donde se comentaba en esos años, que desde ahí patrocinaba a un grupo de golpeadores de la prensa conocidos como “las arrieras” (Fernando Badal Ramos, Jacinto “chinto” Adriano, Sixto Bolaños, Vicente Hernández “la tilapia” y Carlos Pacheco, entre otros), -todos ellos ya fallecidos- para que les pegaran a los funcionarios del régimen; y por esos años aterraban a servidores públicos con sendas notas en diversos medios de comunicación.
Ahora, Juan Molina Becerra, se presenta en su nueva faceta de “académico” (ya antes ocupó el IAP como premio de consolación); veremos si logra sostener la alta vara que le deja su antecesor Carlos Flota Estrada, que hizo un esfuerzo extraordinario, aún con escasos recursos, pues organizó y convocó a Seminarios, Diplomados, Maestrías y Doctorados de una gran calidad.
Hasta antes de su nombramiento Molina Becerra publicó hasta el cansancio una foto con el Gobernador Javier May Rodríguez, de quien refiere ser su amigo, cuando la clase política de Tabasco sabe y conoce, que esa amistad y religiosidad, también se las juró a Adán Augusto López Hernández y al diputado federal Jaime Lastra Bastar, quien lo tenía como “operador político”, a su paso por la Fiscalía y el Congreso del estado.
Es más, todavía Jaime Lastra Bastar, trató de meterlo “con calzador”, a la Fiscalía, pero como Juan Molina, no cuenta con el perfil académico que la ley exige para este cargo, se quedó “con la carabina al hombro”, pese a que lo promovieron y quisieron madrugar al gobernador May, a través de las benditas redes sociales.
Jaque Mate** La debacle de varias instituciones educativas en Tabasco se debe precisamente a que son nombrados “grillos” de la fe y de la política, que, como Juan Molina Becerra, seguramente solo llegará a preparar su postulación legislativa por MORENA** y Chucho Selván que tanto critica a los “grillos” se tendrá que quedar mudo cuando reciba la instrucción precisa del que manda en Tabasco** ay, César Raúl Ojeda Zubieta, cuánta razón te asistía cuando públicamente fuiste el único que alzó la voz, por la llegada al partido vino tinto, de personajes como Juan Molina Becerra y Juan Carlos Castillejos** en tanto el resto del Morenismo, bajó la cabeza y dieron las “naylas”, para no meterse en bronca y cuidar el hueso** fue todo por hoy** hasta mañana Dios mediante.