Historia, algo más que el pasado
Triques
La cultura es memoria colectiva, es la historia de los sucesos del ser humano en el planeta. Cultura, memoria e historia, son anatemas para la derecha, cuyos más grandes exponentes han quemado libros por no estar de acuerdo con lo que dicen sin entender su contenido ni conocer lo escrito. La lectura es para la derecha una acción diabólica, como sucedía hace más de ocho siglos.
Ahí están las órdenes de Hitler, Franco, Mussolini, Videla, Pinochet, Bolsonaro, para desconocer la historia, atentar contra la memoria y exterminar la cultura. La costumbre de los conservadores por desdeñar la enseñanza de la historia arroja bodrios que no pueden menos que evidenciar este tipo de vacíos de conocimientos básicos que cualquier niño de primaria podría tener y que los egresados de las escuelas confesionales y amantes de la tergiversación de la realidad desconocen.
El hecho sería insignificante si no tuviera una serie de orígenes que deben preocupar a muchos, tanto en la derecha como en el resto de la población y consiste en darle a la historia la importancia que tiene desde los primeros años, porque su conocimiento explica el presente y prepara para para construir el futuro. De ahí que los conservadores, los vemos todos los días en las sesiones del Senado, suspiren por el pasado. Le temen al futuro porque desconocen que la historia son cambios y pestos los hace la sociedad. Para los conservadores, que todavía viven en muchos aspectos en la nostalgia por la monarquía, la sociedad no debe tener ni voz ni voto y como son menores de edad, los monarcas e iluminados deben decirle lo que deben leer y lo que no deben ni pronunciar.
La histórica piedra en el zapato de la derecha es la historia, por ello la desprecian tanto, porque lo que no se entiende termina por relegarse de la vida cotidiana de los torpes. Así, desde esa perspectiva y con esos antecedentes, por sólo mencionar algunos, fue la interpretación de un periodista de los diarios conservadores que tergiversan la verdad por sistema y utilizan su imaginación como montaje de una realidad que aíslan de todo contexto, de ahí su evidencia de que se trata de una noticia falsa.
Un niño de escuela pública antes de salir de la primera conoce perfectamente las diferencias físicas y de personalidad de personajes como Francisco I. Madero y José Martí. El desdén con el que los personajes que forjaron un pensamiento histórico se demuestra claramente en tiempos de fricción política y de congruencia histórica.
Para los egresados de ciertas escuelas personajes de valía son John Kennedy, Mark Zukerberg, Steve Jobs, Harry Potter, la Mujer Maravilla, etc. Pocos son los jóvenes que conocen los nombres de los Niños Héroes, incluso ni siquiera saben qué hicieron para recibir ese nombre. La fusión entre historia y fantasía en su preparación académica llena de mitos, les impide poner atención en la historia, pero no en el pasado. Pareciera absurdo que los hombres del futuro, es decir, los jóvenes sientan nostalgia por el pasado y, al mismo tiempo ignoren la historia. De ahí su descontrol ante el presente y su temor hacia el futuro, por eso prefieren apostar por los caminos andados que crear sus propias brechas.
De este tipo de personajes es el periodista Alfredo Lecuona que confundió a José Martí con Francisco I Madero. Debe ser del dominio público las escuelas en las que estudio este peón del periodismo chatarra, porque con una educación con ese esquema sobre el pasado no pueden narrar por ningún motivo, el presente, para que esas escuelas, las que confunden a la educación como mercancía en lugar de reconocerla como derecho, pierdan sus permisos para enseñar de la manera en que lo hacen.
En ese panorama cómo pueden estar de acuerdo o rechazar el presente si desconocen el origen de las circunstancias que identifican esta parte de la historia llamada presente.
Si a esta inmensa ignorancia sumamos un rencor inexplicable y un odio irracional de algunos conservadores que areciera que les amputaron un riñón el 1 de diciembre de 2018, pues su visón del mundo se vuelve no sólo miope sino borrosa, no saben si es una película, un sueño o realidad.
