GRAVES PROBLEMAS DE INGENIERÍA URBANA
POR HOMERO T. CALDERÓN
La noche de ayer miércoles para amanecer hoy jueves fue de intensa lluvia. Pensé de inmediato en la inundación de Villahermosa, la metrópoli donde Dios dijo: “Aquí vas a vivir”.
Y su servidor, cansado de caminar por esos caminos y pueblos de Dios, se dijo: “Oye, esta una ciudad a toda madre, aquí puedes hasta fundar una familia, hacer muchos amigos y resolver tu problema financiero”. Todo pude resolver, queridos paisanos, menos lo del asunto financiero. Ni modo. No tengo espíritu de comerciante.
Pues bien. Disfruté anoche el ruido hermoso del aguacero. Me hice buey pensando, “pero mañana cuando te despiertes, la ciudad será un caos”. Villahermosa en tiempos de aguas es terrible. No pude salir a hacer mi caminata diaria; mi perro “Doki” amaneció con todo el sistema respiratorio estropeado y mis medicamentos se terminaron.
Salí a las calles y como supuse, estaban inundadas por falta de desagüe pluvial. Recordé a mi amigo Carlos González Rubio, director de SAS. Me dije: “Carlos, amigo, ojalá que tus ingenieros, esos que están construyendo “el acueducto”, la obra máxima de Yolanda Osuna Huerta, no sean como los que construyen a diario las calles de Villahermosa”.
¿Y cómo construyen estos diablos a diario Villahermosa? Con las patas. No saben construir una calle. Una calle de Villahermosa necesita, primero, un desagüe bajo la banqueta con suficientes “coladeras” y sobre todo que el ingeniero que construye la calle, le dé un declive de 2 a 3 grados para que el agua escurra, se vaya a las “coladeras” y después a las tuberías de agua pluvial.
Si esto no sucede, habrá que traerles maestros de ingeniería que los ayuden a pensar. Por lo pronto, las calles están severamente encharcadas. Si la suerte hace salir al ASTRO REY, las calles se secarán. Caso contrario, ahí quedarán estancadas. Los ingenieros son buenísimos cobrando por hacer la obra, pero malísimos construyéndola.
Pero como dice Cristina Pacheco en La Jornada: “Aquí nos tocó vivir”…