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CRISTINA MURIÓ UN DÍA QUE DIOS ESTUVO GRAVE

CRISTINA MURIÓ UN DÍA QUE DIOS ESTUVO GRAVE

POR HOMERO T. CALDERÓN

El título de un libro de Salvador Elizondo dice mucho de las equivocaciones humanas y se llama “El Retrato de Zoe y otras Mentiras”. Fue escrito mientras su mujer, la periodista Cristina Pacheco descansaba durmiendo contigua a su mesa de trabajo, en la cama matrimonial.

Durante muchos años era tan natural su unión que los que leíamos a Elizondo, nos preguntábamos cuál era la magia que Cristina le transmitía. De esa magia nacieron dos chicas, hoy mujeres adultas.

Pero el pasado jueves 21 de diciembre de este durísimo 2023, Cristina nos dijo adiós para siempre. Confieso que su frescura en la televisión y su adorada prosa en los cuentos dominicales del diario “La Jornada”, nos educaron en la lectura a tres, quizá cuatro generaciones de estudiantes que después nos hicimos adultos jóvenes y luego adultos viejos.

Ves la noticia en todas partes. Cristina murió. No mames, no quieres aceptar que una mujer de sonrisa eterna se está yendo de este mundo. Quisieras contemplarla INMORTAL Pero Cristina –finalmente- se fue de este planeta y no quieres creerlo.

Recuerdo de inmediato aquellas lecturas de César Vallejo en sus años de vigilia conceptual en Madrid y en París. Recuerdas su muerte y tampoco en aquel tiempo muchos tampoco querían aceptarla. Pensaron que Vallejo era un INMORTAL, pero sus pobres despojos de inca de Trujillo estaban ahí siendo velados por su amada francesa, Georgette Vallejo.

Entrelazo entonces aquel poema de César Vallejo muriendo –primero- como poeta y después como ser humano. Son terribles sus letras que hoy dedico a Cristina Pacheco, a la que quisimos ver también como INMORTAL, pero Dios nos dijo que eso es imposible, aunque nosotros queríamos verla así. ¿Queríamos verla así? Quizá. Pero van los versos finales de Vallejo, cobijando a nuestra amada musa, Cristina Pacheco:

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—“Me moriré en CDMX con aguacero,/ un día del cual tengo ya el recuerdo;/ me moriré en CDMX -y no me corro- un jueves 21 de diciembre,/ como es hoy de invierno…///Jueves será, porque hoy jueves, que proso estos versos, los húmeros me he puesto/ a la mala, y jamás como hoy, me he vuelto/ con todo mi camino a verme sola.//

—Cristina Pacheco ha muerto, le pegaban/ todos sin que ella les haga nada,/ le daban duro con un palo y duro,/ también con una soga,// son testigos los días jueves y los huesos húmeros, la soledad, la lluvia, los caminos…/// Cristina Pacheco murió, un día que Dios estuvo enfermo, de una dolencia terrible y muy grave…///…

Rita Ortíz
rita


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