¿Cuánto crecerá el PIB en México este año? Priorizar el control de la inflación: Banco de México. La reforma eléctrica en el ojo del huracán. ¿Pausar la relación con España?
Prospectiva
Emilio de Ygartua M.
Más allá de entrar en la polémica de si México se encuentra en una fase de “recesión técnica derivado de que durante los dos últimos trimestres del 2021 no hubo crecimiento del PIB, lo indiscutible es que,el haber logrado un incremento del 5% en ese rubro el año que recién terminó, no permite, de ninguna manera, echar las campanas a vuelo toda vez que venimos de una caída superior al 8% en el 2020 yque en el 2019 fue del cero por ciento.
En este espacio hemos señalado de manera reiterada que para que se pueda revertir la pobreza que nos lacera que, lamentablemente, volvió a crecer a causa de la pandemia y la crisis económica de ella derivada, es necesario impulsar al aparato productivo.
Para que el gobierno que impulsa una transformación del país pueda hacer realidad su cometido, es necesario generar riqueza y esa función, lo sabemos, sólo la puede cumplir el sector productivo, los empresarios nacionales y extranjeros. El Estado, a través de su “brazo administrativo”, el gobierno, debe generar las condiciones para que ello suceda.
A lo largo de los tres años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, hemos escuchado sobre acuerdos con el sector empresarial para detonar proyectos productivos. Carlos Salazar Lomelí, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, quien en marzo dejará ese encargo, ha sido un persistente promotor de dichos acuerdos, gastando en ese propósito parte importante de su capital político y de gestión debido a que, una y otra vez, esos proyectos se han quedado en el anuncio y no han transitado a la concreción.
No obvio mencionar que la segunda mitad del gobierno actual recorrerá caminos empedrados. El no haber logrado en las elecciones intermedias replicar su mayoría en el Congreso modificó el escenario político, complicando el propósito presidencial de sacar adelante las tres reformas constitucionales anunciadas por el tabasqueño al cumplir tres años como primer mandatario de la nación: reforma eléctrica, electoral y de la Guardia Nacional.
Es cierto que las oposiciones están lejos de poder descarrilar el ferrocarril de la transformación que conduce el líder moral de Morena. En las seis elecciones que se realizarán este año, se anticipan un triunfo del partido gobernante en al menos cuatro de los seis estados donde renovará al jefe del Ejecutivo. De cumplirse este pronóstico, Morena habrá crecido en el numero de entidades en las que gobierna, lo que tiene especial importancia con la vista puesta en el 2024.
Volviendo al tema económico, si bien es cierto que la inversión externa sigue fluyendo y que las remesas continúan llegando merced a los programas keynesianos que han impulsado los gobiernos de Donald Trump y de Joe Biden, es urgente que el gobierno mexicano promueva estrategias que alienten la inversión privada, nacional y extranjera, lo que sólo ocurre cuando las reglas del juego son claras y se mitiga la incertidumbre. Desgraciadamente, la polarización sigue siendo un factor que no contribuye a generar ese ambiente propicio para la inversión.
¿Cuánto crecerá el PIB en México este año?
El presidente López Obrador cree que el PIB crecerá este año un 5%. Un pronóstico que es más que optimista si nos atenemos a las circunstancias adversas derivadas de una pandemia que no cede, y a un escenario nacional e internacional afectado por un proceso inflacionario global, del que México no escapa. En México, la persistencia en el incremento de los precios al consumidor, especialmente la llamada inflación subyacente que ha alcanzado los 6 puntos porcentuales, ha dado argumentos a 4 de sus 5 integrantes para elevar 50 puntos base la tasa de referencia que ya se ubica en un 6%.
Las expectativas de muchos analistas y banqueros se cumplieron, sin embargo, había un cierto morbo por saber cuál sería el sentido del voto de la flamante gobernadora del Banco de México. Su voto a favor de ese incremento ha sido bien recibido por la comunidad financiera y bancaria, por el sector privado.
No eran pocos los que dudaban de que la primera gobernadora del banco central se sumará a esta decisión que manda dos mensajes importantes: uno, el refrendo de su compromiso como cabeza de esa institución de hacer lo necesario para frenar y revertir el alza de precios; dos: garantizar la autonomía del Banco de México como lo mandata su Ley Orgánica.
Nuevamente voto en contra el subgobernador Gerardo Esquivel, quien esgrimió los mismos argumentos de las tres ocasiones anteriores: “Estamos viviendo un proceso inflacionario coyuntural, no estructural. El incremento de la tasa de referencia manda una mala señal a los mercados”. Desgraciadamente, este argumento, que yo compartí en octubre pasado, se está volviendo cada día más difícil de defender, no sólo en nuestro país, en el resto del mundo. El problema con las cadenas de suministro sigue latente; el desabasto de productos perecederos y no perecederos ha generado una discrepancia entre los compradores y los vendedores (oferta y demanda).
Lo que han decidido la mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno (integrada por tres mujeres y dos hombres), es aplicar la Regla de Taylor. Esta regla es una regla de política monetaria que determina cuánto debe variar el tipo de interés fijado por las autoridades en función de los cambios que se producen por la inflación y en output gap o brecha de la producción.
Más allá de esta decisión, que tiene su lado malo, porque encarece el precio del dinero, de los créditos, pero también el positivo, que es, precisamente, el que el Banco de México cumpla con su propósito central: controlar los precios, están las declaraciones de Victoria Rodríguez Ceja, la gobernadora del Banco Central que no elude señalar que los riesgos de mayor inflación están latentes, sobre todo porque en Estados Unidos se están presentando índices (7.3%) no vistos en cuatro décadas.
Priorizar el control de la inflación: Banco de México
“Mantener una inflación baja es un requisito necesario, una condición para que se pueda dar el crecimiento económico. Con contribuir con nuestro mandato contribuimos decididamente en este tema”, señaló en una entrevista concedida a Rodrigo Pacheco y a David Páramo (Excélsior). Añadió, “de no mantenerse estable el nivel de precios, se generarán otro tipo de condiciones, que irían en sentido contrario a lo que requiere el crecimiento en el país.” Queda claro que el combate a la inflación es tema prioritario. La meta es que este año haya una baja importante para que “a finales del 2023 esta tendencia a la baja pueda converger hacia la meta de 3%”.
El Banco de México está haciendo su tarea. ¿Es esto suficiente? No, es necesario transitar a un escenario que permita que la sinergia sector empresarial-gobierno, transite por una ruta menos espinosa, por un escenario menos convulso como el que ahora se vive.
A este escenario se suma la polarización que, es cierto, deviene del estilo personal del presidente, sí, pero también de los opuestos al régimen empeñados en descalificar todas las acciones de una administración que desde antes de iniciar estableció de manera clara y abierta el rumbo que pretendía tomar para hacer realidad una transformación que conlleva no sólo un cambio de gobierno sino un cambio de régimen, que los que quieren mantener vigentes los modos y las modas del pasado, no aceptan, lo repelen, lo combaten.
El futuro cercano anticipa que ese escenario crispado se hará más ríspido. Al momento, lo observamos claramente, la confrontación está centrada entre aquellos que defienden la reforma eléctrica promovida por el presidente López Obrador, argumentando que la reforma previa, la del 2013, entregó a extranjeros un patrimonio que, en 1961 Adolfo López Mateos, habría devuelto a la nación para su usufructo.
Del otro lado están los que insisten en que lo que se busca con esta reforma es la estatización con lo que se cancelaría la competencia y se traicionarían los compromisos hechos contratos con empresas nacionales y extranjeras que se sienten afectadas por esta pretensión del gobierno de cancelarlos violentando, dicen, sus derechos. El foco se ha puesto en empresas de origen español beneficiadas por los acuerdos alcanzados durante los gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto.
Los primeros señalan que no existe el propósito demonopolizar el servicio eléctrico en la CFE; plantean que dicha reforma establece que el 44% de la generación estará en manos del sector privado. Los segundos han ido más lejos al demandar la intervención de gobiernos extranjeros, al tiempo que anticipan demandas y conflictos que, remarcan,contribuirán a desalentar las inversiones nacionales y extranjeras no sólo en el sector eléctrico, también en otras actividades económicas vitales para la nación.
Ken Salazar, el embajador de los Estados Unidos en México, sí, el que primero se manifestó en contra de la reforma; habló con los diputados que defienden el proyecto, Morena, PT y PVEM. Al salir de la reunión nos regaló un ambiguo mensaje al manifestar que el gobierno mexicano “tiene el derecho de promover reformas pensando en el beneficio de los habitantes de la nación”. Al día siguiente, precisó que esas reformas deben partir de un “piso parejo”, lo que ello signifique.
La reforma eléctrica en el ojo del huracán
Lo cierto, es que esas declaraciones, interpretadas por el gobierno mexicano como un apoyo y vía librea la reforma, no les gustaron a algunos legisladores demócratas que pidieron al presidente Joe Biden la remoción del diplomático que, como senador, promovió leyes para revertir los efectos del cambio climático.
El presidente de los Estados Unidos, quien tiene en este momento preocupaciones mayores por los riesgos de que inicie un conflicto armado en Europa Oriental, no atendió la petición de los legisladores, pero sí le encargo a John Kerry, responsable del tema del cambio climático, que viajara a nuestro país para enfatizar que el gobierno del demócrata; uno, está comprometido con el impulso a las energías limpias; dos, que le preocupa que la reforma energética no camine por ese rumbo.
Sobre este segundo punto, el ex vicepresidente de los Estados Unidos aseguró que el gobierno de Biden “respeta la soberanía de México”, pero que “buscará fomentar un mercado eléctrico abierto y competitivo.” Resultado de este viaje, de una reunión de más de tres horas con el presidente López Obrador, Kerry logró un acuerdo que establece la creación de “un grupo de trabajo conjunto que tendrá como objetivo apurar el paso a energías limpias, de cara a los próximos 13 años”.
“No hubo quejas por la reforma eléctrica”. El canciller Marcelo Ebrard resumió los resultados alcanzados destacando las buenas relaciones con el gobierno de los Estados Unidos: “Así como se construyó un entendimiento para el tema de seguridad entre México y el vecino del norte, algo parecido se hará mediante el equipo de trabajo para impulsar energías limpias.”
Por su parte, la Embajada de ese país informó que,en el encuentro celebrado en Palacio Nacional, “el secretario Kerry y el embajador Salazar resaltaron la importancia de acelerar la inversión en energías renovables para beneficiar a los consumidores, la economía en general, y en nuestra lucha contra el cambio climático.”
Y si bien no hubo queja sobre el tema de la reforma eléctrica, como señaló el canciller mexicano, en el comunicado de la Embajada estadounidense sí se tocó el tema: En la reunión con el mandatario mexicano y sus colaboradores, “se mencionó las importantes preocupaciones que la administración Biden-Harris tiene sobre la actual propuesta de reforma energética de México, y el imperativo de impulsar economías abiertas y competitivas en cumplimiento del T-MEC.”
En tanto, la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados anunció que se ampliarán una semana más los foros del Parlamento Abierto de la iniciativa de la reforma eléctrica, con la intención, explicó el presidente de esta junta, el priista Rubén Moreira, de que puedan participar los dueños de las empresas generadoras de energía, líderes de opinión, y volver a invitar a gobernadoras, gobernadores, así como a un representante del gobierno federal. Espero que en este foro no ocurra lo mismo que en el diálogo entre los cancilleres del Reino Unido y de Rusia, que este último, calificó como “un encuentro entre un sordo y un mudo”.
¿Pausar la relación con España?
Podemos decir que la reunión con John Kerry significó un triunfo de la diplomacia. Donde no podemos decir lo mismo, fue en la fallida propuesta de un embajador de México en Panamá, que generó una fractura en las relaciones con esta nación centroamericana. Se suma a ese resbalón diplomático, pero con efectos más graves, el manifiesto del presidente de la República de “pausar” las relaciones con España, a la luz de lo que él considera una defensa a ultranza de empresas que, a su juicio, no han tenido un comportamiento adecuado específicamente en el tema de generación de energía eléctrica.
La expresión mañanera del mandatario mexicano llegó hasta Bruselas donde el canciller español estaba participando en una reunión con sus homólogos de la Unión Europea. A su manifiesto desconcierto por la declaratoria del presidente de México, lo acompañó el revire de que el gobierno ibérico defenderá a los españoles en cualquier punto del planeta. Ante ese escenario de crispación, correspondió a Marcelo Ebrard hablar con su homólogo con la intención de distender y evitar un conflicto mayor.
Como se sabe, Andrés Manuel López Obrador, en el mismo escenario del día anterior, señaló: “Con España no hay ruptura, sino nueva relación para evitar abusos”. Amplió su argumento al establecer que su planteamiento “es un señalamiento por los abusos cometidos por empresas españolas que han afectado al pueblo de México en otros tiempos. Los jugosos negocios que se hicieron por influyentismo, por acuerdos cupulares de políticos de España y de México en los sexenios de Fox, de Calderón, de Peña Nieto, la actitud o el comportamiento de la empresa Repsol en México, lo que nos costó.”
No quitó mérito al planteamiento del tabasqueño, sin embargo, preocupa que ese reclamo derive en un desgaste de la relación con una nación que es hoy la segunda inversora directa en México con 70 mil millones de euros que generan miles de empleos. En nuestro país viven miles de españoles, muchos integrantes de generaciones con raíces históricas. En España, también hay una muy importante presencia de mexicanos y de inversionistas que han puesto su capital en esa nación europea con la que estamos unidos históricamente. Esperemos que este evento no pase a mayores, sería muy lamentable.
En tanto esto ocurre, Tatiana Clouthier, la secretaria de Economía hace su esfuerzo porque la relación del gobierno de la 4T con el sector empresarial tome un cause diferente. Está consiente de que sin inversión privada no podrá haber el desarrollo necesario para que opere el Estado de Bienestar que se pregona. Sin ingresos del extranjero, sin inversión interna, será imposible revertir las desigualdades y, lo que más debe de preocupar al gobierno federal, se ponen en riesgo los programas sociales que se impulsan.
Luego de señalar que es deseable un crecimiento del 5% del PIB como anuncia su jefe, pero que este deseo puede chocar con factores internos y externos que obligan a ser moderados y apostar a un crecimiento del 2.6% que es, más-menos lo que organismos internacionales y el sector financiero local anticipan. Desde luego, no se puede olvidar que el Presupuesto para este año considera un crecimiento del 4.2% y el secretario de Hacienda, en sus muy pocas intervenciones, ha ratificado ese pronóstico.
Amarrada a un obligado pragmatismo, la secretaria de Economía, sin polemizar, centra sus esfuerzos en generar las condiciones para que, al menos, se logre el crecimiento que anuncia. De ahí para arriba, es ganancia. Tatiana Clouthier anunció en días pasados un nuevo Plan de Reactivación Económica, esta vez, en colaboración con el Sector Privado. ¿Qué se busca? Potenciar el que se presento el 19 de enero de 2021 pero sin la participación de ese sector.
Sin duda, que este nuevo plan considere a la IP, ya es ganancia; más, que la funcionaria reconozca que: “No se puede pensar en un crecimiento económico sin los que generan el crecimiento que son las empresas. Nosotros, como gobierno, debemos enfocarnos en poner condiciones ideales, porque, a final de cuentas, son ellas las que ponen la inversión y generar los empleos.” Suena más que lógico, sensato. ¿Será la última oportunidad?
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