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Abandonan palacio y salen a los pueblos

Abandonan palacio y salen a los pueblos

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Abandonan palacio y salen a los pueblos
Por: Manuel García Javier

La llamada ‘democracia de carne y hueso’ que el gobierno de Enrique González Pedrero echó andar en los años 80s como ejemplo nacional y bautizada con el nombre de Centros Integradores, va por un intento más en Tabasco, después de que por casi 40 años el celo político de gobernadores lo habían puesto en pausa.
Sin pensarlo mucho, la administración de Javier May Rodríguez ya lo activó de nuevo en seguimiento a la recuperación del programa de importancia social impulsado por el ex presidente Andrés Manuel López Obrador.

Este modelo de organización tiene su origen en los pueblos-hospitales implementados a mediados del siglo XVI por Don Vasco de Quiroga en Santa Fe y en Michoacán. Es una experiencia de integración territorial, según señala el ex coordinador nacional, Baldemar Hernández Márquez.

Los tabasqueños recordamos el quinquenio 1983-1987 gobernado por Don Enrique González Pedrero, quien en su preocupación por rescatar el rezago social, primero publicó una Ley de Planeación que impulsaría la participación de la sociedad para garantizar una justicia plena. Se trataba de impulsar una Planeación

Democrática como fuerza poderosa para romper obsoletos paradigmas que ya no representaban nada ante los cambios de la modernidad.

Así pues, los Centros Integradores representan una política pública orientada a sembrar la semilla del desarrollo para todos, porque se trata de una alianza entre pueblo y gobierno que, en sí, es la esencia que busca el nuevo gobierno y qué mejor que arrancar dicho programa en la histórica comunidad chontal de Villa Benito Juárez (antes San Carlos), la tierra que Tomás Garrido cambio de nombre por el del valiente nativo, don Epigmenio Antonio, primer indígena que gobernó Macuspana.

Javier May trasladó su administración a esas tierras chontales para reafirmar su intención de tener un gobierno cercano a la gente, sin divorcio con el pueblo, para iniciar el rescate del rezago social que existe en todas las comunidades de Tabasco. El mandatario llegó acompañado de 19 secretarios para atender integralmente asuntos de salud, educación, agropecuarios, del campo, créditos a la palabra, sembrando vida, asuntos agrarios, seguridad pública, en fin, todo problema tuvo respuesta en un solo día.

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Hoy, en Tabasco, ya no se dificulta hablar con el jefe del Ejecutivo y sus secretarios, porque las audiencias son libres. Se abrieron las puertas, el gobierno abandonó palacio, dejó el mullido sillón y salió a los pueblos. Es una nueva forma de gobernar. Enhorabuena.

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