Ella comía tortilla gruesa y café antes de ir a la escuela; hoy, prepara alimentos ricos y nutritivos para sus hijos
Una tortilla gruesa (pim-pimwaj) y un poco de café era lo único que caía en su estómago antes de ir a estudiar a la primaria Graciela Pintado de Madrazo; pero, cuarenta años después, en el mismo centro escolar de la ranchería Aniceto, doña Eneida de la Cruz hace las tortillas gruesas, esta vez acompañadas de lentejas cocidas con zanahoria, chayote, arroz con chícharo y un huevo cocido.
El desayuno escolar que no tuvo para ella, lo prepara para sus dos hijos que estudian en esa misma escuela. Esta semana le tocó, junto a unas siete madres de familia, preparar los alimentos por una semana en la “k’uxbita b+ye’jun” o cocina para estudiantes, que alimentará a 126 niños indígenas, entre seis y once años de edad, del centro escolar de apenas seis salones y un aula para educación especial.
“Aquí no hay paga, todo es voluntario, los comités hacen un esfuerzo por dar de su tiempo y energía. En mis tiempos, no nos daban desayunos, comíamos en casa tortilla, café y chorote. Mis dos hijos, que cursan aquí tercero y sexto año, se sienten felices de verme participar y que puedan desayunar hasta dos veces, porque aquí todos pueden repetir”, cuenta la madre de familia después de haber hecho 200 tortillas.
El desayuno en el plantel, ubicado en el poblado chontal de Tamulté de las Sabanas, marca oficialmente el inicio del programa Alimentación Escolar Modalidad Caliente en todas las primarias de la entidad.
Mientras los alumnos del primer y segundo año, toman sus platos humeantes y con delicioso olor, la subdirectora de la Dirección de Servicios Alimentarios explica que Tabasco es pionero, desde hace 28 años, en brindar desayunos en modalidad caliente, “es mejor porque compromete a los padres de familia a preparar los 13 productos de la canasta básica, la cual provee el DIF, para una alimentación nutritiva”.
Hasta acá se apersonó el Gobernador Javier May Rodríguez para dar el banderazo de salida a las ocho unidades estacionadas frente al plantel. Apenas se agitaron los banderines, los camiones comenzaron a rodar y sonar los cláxones, que provocaron la algarabía de los estudiantes, hasta ese momento bien portados. Las unidades cubrirán las 261 rutas en todo el estado y dejarán en las escuelas los productos básicos, que incluyen frijol, arroz, lentejas y leche.
El maestro Wilberth Morales, con más de 30 años como docente y de sangre orgullosamente yokot’an, se emociona al ver a los niños comer felices y a los camiones salir hacia su “hermosa misión”.
“Cuando no estaba el programa de Alimentación Escolar, los estudiantes se dormían, no prestaban atención o en el peor de los casos, se desmayaban. Ahora, aunque muchos padres ganan poco, tienen la certeza de que sus hijos desayunan bien y ya no permiten que falten a clases, por eso ahora hay más alumnos que tienen buen aprovechamiento, las caras felices y las panzas llenas” explica afuera del salón de 3ro. “A”.
La mayoría de los niños se saborean los labios, cuando el Gobernador Javier May pasa a saludarlos y les pregunta qué tal estaba el menú. Las voces a coro gritan: “Muy ricas”, pero la de Oliver Mateo añade la contundencia de un niño que sí sabe: Y muy nutritivas.
“Buen provecho”, se despide el mandatario con el mismo entusiasmo de los escolares.