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Vía corta 

Vía corta 

Kristian Antonio Cerino

En los últimos días he transitado por la vía corta Reforma-Dos Bocas, uno de los caminos más concurridos por quienes se desplazan de Cárdenas, Centro, Huimanguillo, y otras municipales colindantes, con destino a Cunduacán, Comalcalco, Jalpa de Méndez y Paraíso.

En esta ruta observé los trabajos de construcción que realizan decenas de obreros contratados por el Gobierno de Tabasco, así como las acciones que comenzaron el pasado 12 de marzo: la pavimentación asfáltica en tramos aislados, la recuperación de drenajes, la colocación de señalamientos y defensas metálicas, y además, la construcción de retornos con carriles de aceleración y desaceleración.

Pese a los inconvenientes que resultan estos trabajos, he leído comentarios y he escuchado testimonios de automovilistas y motociclistas que coinciden en que ya era tiempo de que un gobierno estatal destinara recursos para su atención. Sobre todo, porque es prioritario garantizar un tránsito seguro por medio de una carretera en optimas condiciones.

De entrada, y como parte de la observación personal, se reportan avances en cuanto a la obra que, en una primera etapa, contempla 11 kilómetros: de la zona de La Isla hasta la ciudad de Cunduacán; meta que estaría alcanzándose durante el mes de mayo y en donde habrá una inversión superior a los 202 millones de pesos. Pero ¿qué se hará en la segunda etapa? El secretario de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas, Daniel Casasús, ha informado que posteriormente, en 2026, se construirá un viaducto elevado para agilizar la entrada y salida de Cunduacán, lo que dará celeridad con destino a Comalcalco y Paraíso, y viceversa.

En este sentido, el gobernador Javier May Rodríguez señaló en marzo pasado que se busca, ante todo, el “brindar seguridad a los usuarios y resolver el congestionamiento vial que se produce en horas pico en este punto, por donde circulan más de 750 mil vehículos mensuales, muchos de ellos de carga y maquinaria pesada”; pues no olvidemos que en Paraíso está la refinería Olmeca y diversos destinos turísticos.

Reitero: en los últimos sexenios no hubo un interés, de los gobernantes, por darle un mantenimiento integral a esta vía de comunicación. Incluso, en el quinquenio de Manuel Andrade Díaz se planteó, y quiso hacerse, el cobrar peaje en una caseta que él mandó a construir y que con el tiempo se ha deteriorado. En aquel entonces, automovilistas, y sobre todo transportistas, se manifestaron para evitar esta imposición del político “ocurrente”. Esta vez, y para atender el abandono gubernamental de administraciones pasadas, May dio instrucciones de mejorar las condiciones de esta carretera, fundamental para la misma seguridad de los conductores, crear las condiciones para activar el comercio e impulsar las actividades industriales de la zona. El asunto de una carretera en condiciones favorables va más allá de una sola lectura: es el hecho de que el ciudadano vea en donde están sus impuestos y en donde está la mano del gobernante como gestor y administrador de los recursos. Por ello, May escuchó en campaña la importancia de efectuar obras colectivas que beneficien a una gran mayoría, y que de paso, se proyecte un cambio estatal a través de la infraestructura.

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Kristian Antonio Cerino


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