Secretario de Gobierno: ¿Para qué?

Por: Mario Gómez y González

En las repisas de avisos de las oficinas del Servicio Estatal de Empleo en la entidad (SEE), los asistentes se encontraron hoy con un cartelón que a todos los dejó sorprendidos: “Se busca Secretario de Gobierno; interesados presentarse con solicitud de empleo, dos fotografías y currículum vitae, en Palacio de Gobierno, con el Capitán Carlos Manuel Merino Campos”. Contratación inmediata.
Y agregaba la solicitud; “Se ofrece sueldo según aptitudes, prestaciones superiores a las de la ley; cabróncísimo ambiente de trabajo; vacaciones, vales de despensa, seguro médico (isset) y otros estímulos más, por metas y objetivos alcanzados.
Es cierto, el gobierno de Tabasco necesita un secretario de gobierno, pero-surge la duda a flor de piel- ¿para qué?; ¿Para qué esta administración requiere urgentemente un titular en la dependencia que articula la vida política e institucional de la entidad? ¿Para que siga la misma trayectoria, ruta o camino de sus tres anteriores titulares? ¿Para que las cosas cambien?
Y es que en esto de ser secretario de gobierno en el actual gobierno hay una gran verdad que está a la vista de todos; no es culpable el funcionario, de para qué lo quiera el gobernador del estado; pero sí es su responsabilidad el de cuidar, conservar e incrementar su prestigio personal, profesional y hasta de la institución a la que va a servir.
Habría que preguntarle al gobernador Merino Campos, ¿para qué quiere a un nuevo secretario de gobierno?, porque si solamente va a estar de adorno, cobrando su jugoso salario y prestaciones, solo por llenar el espacio en el organigrama oficial, dejando pasar y dejar hacer de todo, peleándose con medio mundo, no sirviendo de puente institucional; que nadie lo escuche, lo pele o le haga caso, pues—como dijéramos cuando estábamos pequeños- “así yo no juego”.
En este gobierno estatal, emanado de la tan llevada y traída cuarta transformación (4T), todos estamos de acuerdo en que la ética, es un verdadero y real estorbo.
Sesudos análisis y trascendidos van y vienen; lo cierto es que nadie ha podido dibujar como debe ser el ropaje, bagaje, formación y guayabera que debe portar el nuevo o nueva titular de la Secretaría de Gobierno de Tabasco.
A lo largo de los años la hoy llamada casita azul (o, edificio azul), ha sido testigo de un desfile diverso en perfiles; rememoramos que en a finales de los 70’s y principios de los 80’s hubo Secretarios tan fuertes como Salvador Neme Castillo y en dos tiempos Humberto Mayans Canabal; ambos personajes vestían y le daban personalidad a ese ministerio de la política interna de Tabasco.
Antes hubo sendos titulares como Manuel Gurría Ordóñez o el Mayor y Licenciado Rubén Darío Vidal Ramos; qué decir de un José María Peralta López y Fernando Sánchez de la Cruz, ambos de corte institucional a toda prueba y que tenían conocimiento y presencia en la incipientemente regulada vida electoral de aquellos años.
Sin embargo, debe recordar el lector, que ni Rafael González Lastra manejó el proceso electoral en la transición del Granierismo (ARGM) al Nuñismo (ANJ) y que Rosendo Gómez Piedra, tampoco metió mano en el proceso electoral transicional del Nuñismo al Adancismo (AALH).
Por el contrario, ya los secretarios de gobierno dejaron de operar elecciones y dejaron de ejercer presupuestos discrecionales para tallar las manos tanto de opositores, como mantenimiento de “estructuras” y “mapacherías”.
Durante este periodo gubernamental iniciado en 2018, ni Marcos Rosendo Medina Filigrana, ni José Antonio de la Vega Asmitia (en 2021), mucho menos Guillermo Arturo del Rivero León, tuvieron a su alcance la injerencia político electoral; es decir, ni la vieron pasar, mucho menos ejercer algún recurso financiero en ello.
Por eso quien sea titular de SEGOB deberá cubrir el requisito de la institucionalidad; que pueda tener interlocución con todas las fuerzas políticas del estado; que sea garante del respeto a la ley por parte de los servidores públicos para que no manchen el proceso; que tenga estrecha colaboración institucional con los órganos electorales, a la par de atender todos los problemas sociales y demandas ciudadanas que seguramente estallarán en pleno año electoral.
Otro punto importante es que no aspire a ningún cargo de elección popular y que sea el puente eficaz entre el gobierno Merinista- Carlos Manuel Merino Campos, pese a que usted y yo sabemos quién es realmente el mandatario de la entidad- (AALH), y la nueva administración que seguramente será Maycista, es decir, la que encabezará Javier May Rodríguez.
¿Juan Carlos Castillejos?, ¿José Antonio Alejo Hernández? ¿Emilio Contreras Martínez de Escobar? ¿Karla Cantoral? ¿algún otro tapado o tapada?
Vaya usted a saber, pero el tema es candente y nos permite adelantarles algo-obviamente con las reservas del caso- Javier May Rodríguez, no meterá las manos en esta designación.

Jaque Mate** La diputada local Soraya Pérez Munguía presentó este martes iniciativa de reformas a la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo del Estado para otorgarle facultades al titular de la Secretaría de Desarrollo Económico y la Competitividad (SDEyC), para que regule la creación y operación de los bancos de alimentos en Tabasco, y pueda también proponer a la Secretaría de Finanzas (SPF) los incentivos fiscales y facilidades administrativas necesarias** la política cardenense, durante su mensaje en tribuna, destacó que los datos son aterradores, mientras a nivel nacional el 18% de la población tiene carencias significativas para el acceso a una alimentación nutritiva y de calidad, en Tabasco es casi el 40% de su población, y la mitad está en una situación muy grave** “Son más 400 mil tabasqueños no tienen ni lo mínimo para alimentarse ellos y sus familias pero al mismo tiempo la Central de Abastos de Villahermosa, tiene mermas, decenas y decenas de toneladas de alimentos que no son aprovechados”, precisó la legisladora priista, quien con toda seguridad, estará en el Senado de la república, representando y cuidando los legítimos intereses de Tabasco y los tabasqueños** fue todo por hoy** hasta mañana Dios mediante.