¿Saqueo en la Quinta?
La imagen que ayer circuló en las redes sociales en la que se observa una unidad pesada sacando cosas de la Quinta Grijalva dista mucho de quedarse en solo un meme. Por el contrario, refuerza el sospechosismo y la opacidad en la que el gobierno de Carlos Manuel Merino Campos se ha conducido desde que asumió el interinato legado por su amigo Adán Augusto López Hernández.
La respuesta y/o explicación que dio el gobernador interino sobre la presencia de la unidad de carga en la Quinta Grijalva no es convincente y más bien sigue su narrativa evasiva e insuficiente que lo ha caracterizado cuando no sabe qué responder a reporteros.
Afirmar que el camión de carga le había llevado algo -no dijo qué – que su hijo le había mandado de los Estados Unidos es absurdo. Al mandatario interino le falta menos de un mes para concluir su pésima gestión y esperar a que Claudia Sheinbaum lo llame para que le dé alguna chamba, y no tiene sentido que su hijo le haya mandado algo supuestamente pesado a la Quinta Grijalva y no a su casa.
Lo sucedido, sin embargo, necesariamente tiene que provocar una investigación de parte de quienes están en la entrega recepción de las dependencias e inmuebles propiedad del gobierno del Estado.
No sería la primera vez que un gobernador saliente se lleve un cuadro, un mueble o hasta el equipo electrodoméstico de la Quinta Grijalva, que por el tamaño de la unidad que salía en este caso pudiera ser.
El hecho reviste interés porque, como ya lo anunció en campaña y lo ha reiterado después el gobernador electo, Javier May Rodríguez, la Quinta Grijalva será convertido en un recinto cultural abierto a las familias tabasqueñas y dejará de ser un ostentoso inmueble que solo era usado por el gobernador y sus familiares.
Todo lo que todavía se encuentra en el inmueble de gobierno -habrá qué revisar lo que falta, lo que pudo haber entrado en el camión de carga- ha sido pagado por los tabasqueños, hasta el Chef que todavía le hará sus últimos desayuno al mandatario y no hay nada que justifique que antes de ser entregada, sea saqueada por quienes la habitaron.
