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Que en paz descanse Dora María

Que en paz descanse Dora María

Homero T. Calderon T. Calderon
Que en paz descanse Dora María
DOBLEFILO
HOMERO T. CALDERÓN

Un día, este periodista que hoy recuerda a Dora María Pérez Vidal, fallecida precisamente hoy a sus 83 años, dejó su humilde trabajador del campo para irse a la ciudad de México. La gran ciudad lo transformaría, pensó. Y apenas con dos semanas en la CDMX, algunos amigos lo invitaron a conocer las calles de la gran capital.

Fortuitamente, recorrían la calle de Ayuntamiento, y vieron una cola para ser felices poseedores de una butaca en los anfiteatros de la XEW, la voz de la América Latina, porque ese día domingo, había cupo para ver la “Hora Nacional” a las 9 de la noche. Solo era cuestión de aguantar parado cinco o seis horas. Finalmente, el que esto escribe vería por primera vez a una artista de carne y hueso.

Ella se llamaba Dora María, la “chaparrita de oro” y el programa sería dedicado a Tabasco. Ahí me estuve, soporté las cuatro o cinco horas de la “cola” molesta y finalmente. ocupé una butaca de ese pequeño anfiteatro. Homero T. Calderón iba a aplaudir por primera vez en su vida a una artista de la farándula nacional.

Fue una noche espléndida. Los locutores eran Nacho Santibáñez y Carlos Pickering. Hicieron una apología del Tabasco desconocido para mí y me gustó para siempre. La música con marimba entonando “Mis Blancas Mariposas” y luego la “Chaparrita de Oro” entonando bravías canciones me hicieron que la esperara y me firmara un autógrafo. Qué tiempos hermosos de la chaparra.

Tenía un cuerpo impresionante, bailó zapateado, acompañó al Dueto tabasqueño de cantantes “Aguila y Sol”. Por su recuerdo me hice tabasqueño. No me pregunte usted como llegué a Tabasco. Hoy estoy aquí triste y con el llanto como único amigo. Hoy que falleció solo puedo decirle a Sergio, su hijo, “Querido amigo, tu dolor es el mío”.

Ya no tenemos viva con nosotros a Dora María. Se apagó para siempre su estrella. Ya no es ahora de nosotros, es de Dios nuestro señor. A partir de ahora la eternidad es dueña absoluta de su voz y su prestancia. Dios la tendrá en su jardín más florido. Descansa en paz, querida amiga. Nunca te olvidaré en tu hermosa Juventud cuando apenas era yo un morro incipiente.

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Descansa en paz, querida Dora María, Tamulté y yo te extrañaremos.

Homero T. Calderon T. Calderon


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