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Políticamente sí: Moral y Éticamente, no

Políticamente sí: Moral y Éticamente, no

Políticamente sí: Moral y Éticamente, no
Por: Mario Gómez y González

La administración pública existe para servir al interés general; es decir, para promover y proteger el ejercicio de los deberes y derechos de la ciudadanía. Pero a decir de Adela Cortina, en muchos casos la Res Pública, que es la cosa de todos, se gestiona como “cosa nostra”. En otras palabras, como si se tratase de un organismo diseñado para servir al interés de unos pocos.

Una administración pública inmoral genera desconfianza; pero los efectos de la falta de ética en la administración de lo público no se quedan allí, ya que a la desconfianza le sigue la inestabilidad y a ella la inseguridad.

Cuando la política no funciona, comúnmente, una de las causas es la falta de confianza; justamente la confianza, que es un valor, un intangible que no se compra porque es precisamente una cuestión de ética.

Es imprescindible pues, que los ciudadanos confíen en sus instituciones; esto significa que las personas crean y estén convencidas de que bajo ese orden político e institucional podrán realizar su proyecto de vida.

Si este vínculo se rompe, si las personas no se sienten representadas o protegidas por estas organizaciones, es posible que se sientan más proclives a apoyar iniciativas políticas no necesariamente democráticas, bajo la promesa de que tendrán mejores oportunidades para realizar sus planes vitales.

De modo que la ética tiene un importante impacto público en la estabilidad y sostenibilidad del orden social y democrático.

Uno de los riesgos que se corre al nombrar con anticipación a los funcionarios que habrán de acompañar al mandatario en turno en su administración, es precisamente, la generación de un desgaste al interior de los grupos y de los personajes o figuras que lo componen.

El reciente nombramiento de Jesús Alí de la Torre, como Subsecretario de Servicios Registrales de la Segob estatal, políticamente sí es viable, dado que es facultad exclusiva del gobernador (en este caso Javier May Rodríguez), nombrar o cambiar a sus funcionarios, cuando así lo considere pertinente.

Abonando un poquito más a esto del “políticamente sí es viable”- en relación al nombramiento de Chucho Alí como funcionario de la nómina alta de la bien llamada “casita azul”, lo constituye el hecho de que hacia adentro de las estructuras de Morena (partido oficial) y del círculo inmediato de JMR, se reconoce que, dentro de la campaña de proselitismo gubernamental, Alí, le organizó sendos eventos (2), que dejaron satisfecho al oriundo de Comalcalco. No es cosa menor, pues.

Sin embargo y/o, por el contrario, dado los antecedentes de todos los tabasqueños conocidos dentro de la trayectoria política, administrativa y la propia biografía de Jesús Alí, su designación no se circunscribe ni a lo moral, ni a lo ético.

Además, el cargo de subsecretario de los servicios registrales, no existe dentro de la estructura de la Segob, ni la misma ley Orgánica del Gobierno estatal; por lo que, Javier May, tendrá que mandar una iniciativa al congreso del estado para modificar la ley, poder darle viabilidad al cargo y que forme parte de la estructura de la administración pública estatal.

Recientemente la presidenta electa Claudia Sheimbaum, al nombrar a la nueva funcionaria del Instituto Nacional de las Mujeres (INM), anunció que pasaría a ser una secretaría, cambiándole de rango y, obviamente, de funciones.

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Por tanto, la designación de Jesús Alí, como subsecretario de Servicios Registrales, ¿tendrá que ver con los Notarios Públicos; dada la “cercanía”, la “identificación” y sobre todo “la empatía”, que existen entre el bien denominado “Cartel de los Notarios”, con el nuevo gobernador de Tabasco?

Lo anterior quiere decir que, el nombramiento del ex alcalde de centro, debió ser acompañado de una explicación de las funciones y ámbitos de competencia de esta nueva subsecretaría; de lo contrario, Jesús Alí, corre el riesgo de terminar como un subsecretario de servicios generales. ¿se imaginan?

Los Malosos** Es cierto, la no asistencia del gobernador electo Javier May Rodríguez, al informe de Carlos Manuel Merino Campos, tendría dos lecturas circunscritas en el escenario político; por un lado, May, sabe que, de asistir, le hubiera robado todo el escenario y cancha al actual mandatario, contraviniendo la máxima de que un informe gubernamental, también se le conoce como “El día del Gobernador”* la otra, también tiene peso y lógica, marcar distancia entre ambas administraciones, enviando un mensaje a la sociedad tabasqueña en el sentido de que la suya (JMR), será diferente y que no tiene compromiso alguno con los que se van, pese a que envió como su representante personal a quien será su secretario de gobierno; José Ramiro “Pepín” López Obrador* de todos modos Merino, no estará para la asunción de May, sino que días antes, abandonará la entidad, tal a como lo hicieran en su momento, Andrés Granier y Arturo Núñez.

Jaque Mate** Su biografía es clara y habla por sí mismo** Jesús Alí de la Torre, traicionó a cuatro ex gobernadores de la entidad; a Salvador Neme Castillo, Andrés Granier Melo, Arturo Núñez Jiménez y Adán Augusto López Hernández (eso sin contar a dos tabasqueños claves en su desarrollo político, como Manolo Manrrique Cortina y Humberto Mayans Canabal) * ¿Javier May, puede confiar en él? * Buen fin de semana** hasta el lunes Dios mediante.

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