Peralta Fócil: “La mecha está prendida
 
						 
			“Delante de la destrucción {va} el orgullo, y delante de la caída, la altivez de espíritu” “Proverbios 16:18″
*El fiscal pronunció “ni perdón, ni blindaje”, la frase debería retumbar como un trueno sobre quien cayó la sentencia. Pero en Tabasco, donde la política se ha vuelto un deporte de supervivencia y olvido, para Carlos Manuel Merino apenas escuchó un eco entre los pasillos alfombrados de la impunidad que siente pisar. Juan José Peralta, ha lanzado una advertencia en medio de un templo profanado, ubiquemos: ni el Congreso, ni los amigos del poder podrán lavar los pecados financieros del ex gobernador Merino Campos*
*El Congreso ¿Fábrica de absoluciones? Ahí el “voto de mayoría”, decidió aprobar la cuenta pública del Poder Ejecutivo 2024 como quien firma un cheque sin revisar el saldo. De un plumazo, legitimaron un agujero de más de mil millones de pesos, detectado por el OSFE, que observó 266 irregularidades y recibió explicaciones convincentes solo del 18.37% de ellas. El resto, un 81.63% de sombras contables, permanece sin aclarar*
*Aun así, los diputados levantaron la mano, como si el acto de aprobar equivaliera a absolver. Pero el OSFE, para sorpresa de muchos, no se arrodilló ante la costumbre ni ante el poder. Peralta Fócil sostuvo con serenidad quirúrgica que “la aprobación del Congreso no exime responsabilidades administrativas ni penales”. Traducido al lenguaje terrenal: aunque el Legislativo haya querido cerrar el caso, el expediente sigue abierto… y lo que es peor: huele a pólvora de TNT*
*Mil millones de pesos no son sólo cifras: son escuelas sin techo, hospitales sin insumos, drenajes colapsados y carreteras que mueren antes de nacer. Son la radiografía de un sistema donde el dinero del pueblo se evapora y regresa en forma de camionetas de lujo, campañas políticas y mansiones discretas. El OSFE detectó que el 78% de los egresos estatales fueron auditados, y aun con ese margen, el resultado fue desastroso*
*Si esto es lo que se encontró, imaginen lo que no se revisó. El problema no es solo contable, es moral. Cada peso perdido es una herida abierta en el alma pública. Y si algo define el espíritu tabasqueño, es la paciencia; pero incluso la paciencia tiene fecha de caducidad para el capitán del naufragio, un lamentable Merino Campos o “gobernador accidental”, ansía navegar de a “muertito” entre la bruma del olvido institucional*
*Hoy su malogrado nombre reaparece no como estadista, sino como sospechoso de una gestión nociva que dejó más sombras que obras. Nadie lo persigue —dice el OSFE—, pero nadie lo protege tampoco. Una afirmación que, en el código político de Tabasco, equivale a decir: “por ahora, nadie no lo tocan; pero debe solventar esos mil millones de pesos, porque los tiempos son malos y el reloj corre”*
*El fiscal Peralta Fócil lo dijo con claridad casi bíblica: “Lo que detecta una auditoría, es. Y lo que no es, no es.” Sin metáforas, sin cortinas de humo. En tiempos donde las instituciones suelen maquillarse con eufemismos, la frialdad de la sentencia de Peralta Fócil tiene valor profético ante la falsa calma del poder. Es decir -según el columnista-: “que nadie se confunda: el OSFE no está cazando brujas, está cazando cuentas. Y en esa cacería, el pasado gobierno no sale bien parado”*
*Merino dejó tras de sí un expediente que rezume negligencia y desdén. El Congreso podrá intentar poner tierra encima, pero la tierra no tapa el olor de la podredumbre. El plazo legal de 120 días hábiles para solventar las observaciones vence el 27 de abril. Ese día, el OSFE deberá pronunciar su veredicto definitivo. Si la administración anterior no logra justificar el destino del dinero, entonces se abrirán los procesos administrativos y penales que correspondan*
*Lo notable es que Peralta Fócil haya dejado claro que ni el gobernador Javier May ni los diputados le dieron instrucciones. Una frase que, en cualquier democracia madura, sería obvia. En Tabasco, suena casi heroica. Porque la historia reciente está llena de fiscalizadores dóciles que callaron ante los poderosos. Esta vez el OSFE y Peralta Fócil realmente caminan solos y desconfiados de las acciones del teatro de la pureza del Congreso del Estado*
*Ante el saqueo desmedido lo que la gente quiere son veredictos firmes como los dichos de Juan José Peralta, con consecuencias lapidarias si no solventa Merino Campos: sanciones, juicios, devoluciones. La justicia en Tabasco no llegará por decreto, sino por la terquedad de quienes se niegan a olvidar. Si el OSFE cumple su palabra, si realmente “no hay perdón ni blindaje”, el mensaje será claro: los tiempos del “aquí no pasa nada” están contados*
*Por ahora, el reloj del fiscal avanza. Y cada tic tac es un recordatorio: el dinero del pueblo no se pierde, se esconde… hasta que alguien lo encuentra. Si el OSFE cumple su palabra, Tabasco podría descubrir que el infierno también tiene contabilidad. Mientras tanto y parodiando habrá que poner atención a lo dicho por Peralta Fócil: “la mecha está prendida”*
*SEPTIMO SELLO*
*Aunque este es un espacio de análisis político y social, el compromiso con nuestros lectores es inaplazable y una demanda de auxilio recurrente obliga a revisión de lo que sucede en las entrañas de GO Restaurantes. En GO Restaurantes, el precio del abuso laboral lo pagan los trabajadores con sudor, lágrimas y dignidad. Lo que debería ser un santuario del sabor, en Cárdenas, se ha convertido en un calabozo disfrazado de cocina moderna. Se están verificando las sucursales de UPCH y Villahermosa*
*Bajo la fachada brillante del “buen servicio” y la sonrisa hipócrita del mesero que te desea buen provecho, se esconden historias que huelen a grasa vieja, carne rancia y explotación pura. Fotografías, documentos y testimonios recibidos revelan un cuadro digno de una novela negra: empleados llorando por descuentos arbitrarios, propinas confiscadas y castigos inventados por el capricho de Recursos Humanos. No es exageración*
*Testimonio: “Un empleado —quebrado en la cocina, entre vapores y sartenes hirvientes— lloró al ver que le descontaron 800 pesos y su propina de 290, simplemente porque una tarjeta no marcó su entrada, aunque la bitácora mostraba que sí trabajó. Si llegas diez minutos tarde, te arrancan 300 pesos y el día sin sueldo. Si faltas un día, te quitan 900 y te suspenden tres jornadas”*
*“Y si osas reclamar, te apuntan en la lista negra del infierno laboral. Todo esto en jornadas que comienzan a las siete de la mañana y se alargan hasta las seis o siete de la noche, bajo el sofocante calor de la cocina, con sueldos mínimos y humillaciones máximas. Los nombres de Estela y Mariana, las responsables de Recursos Humanos, suenan como los guardianes del castigo”*
*SEPTIMA TROMPETA*
*Según los testimonios, son ellas quienes manipulan las asistencias y “borran” turnos completos de trabajadores que sí cumplieron. A un joven lo reportaron como ausente todo un día, pese a haber estado en servicio; su palabra, por supuesto, no valió nada. “Ni modo”, le dijeron, mientras tachaban su nombre del registro. Así se gobierna el miedo: con el látigo de la necesidad*
*Terrorismo laboral con aroma a grasa vieja: En el GO Restaurante de la calle Moctezuma 714, el concepto de “equipo de trabajo” se reduce a esclavos con mandil. Las horas extra no se pagan, las propinas se confiscan y los descuentos son la nueva receta de la casa. Lo llaman disciplina; en realidad, es terrorismo laboral. El personal obedece no por respeto, sino por hambre*
*La fermentación en las cámaras: y como si el maltrato no bastara, los empleados denuncian un secreto aún más repugnante: los alimentos que llegan a las mesas de los clientes muchas veces son reciclados. Carnes guisadas que llevan días en refrigeración, pollos recalentados una y otra vez, restos que se sirven con la sonrisa del engaño. “Por eso hacen ofertas de comida, porque son carnes y pollos de muchos días”, asegura el video grabado de uno de los trabajadores*
*SEPTIMA COPA*
*La Secretaría de Salud, dicen, está comprada. Los inspectores entran, saludan, comen… y se van sin abrir una sola cámara frigorífica. Ignoran los olores de descomposición, los líquidos viscosos en el piso, la peste de los platos rehechos. Y luego, cuando un cliente termina con diarrea o fiebre, nadie sospecha del restaurante que presume “frescura y calidad”. Allí, entre platos que brillan bajo la luz y cocineros con la mirada vacía, se cocina la mentira*
*Lo que el cliente saborea es una mezcla de carne recalentada y explotación laboral sazonada con indiferencia. Los comensales pagan por una comida; los empleados pagan con su salud y su alma. No se puede hablar de “progreso gastronómico” cuando en las entrañas de un restaurante se cocina el sufrimiento humano y se sirven sobras disfrazadas de platillos gourmet. Comer en GO no es un acto culinario, es una ruleta sanitaria y moral. Se analizan las fotos, videos y documentos que ilustran la gravedad del problema, para darle seguimiento a esta demanda*
 
		 
		
 
  