Paraíso, llamado a tiempo
Paraíso, sede de la refinería Olmeca, la obra insigne de López Obrador, vive la peor de las emergencias ecológicas debido a la contaminación y el deterioro en la salud de sus habitantes derivado del impacto de la actividad petrolera en la zona.
Como nunca había ocurrido en ese municipio costero, de atracción turística por sus recursos naturales, en los últimos días las aguas del río Seco a su paso por la villa Puerto Ceiba, se tornaron color rojizo como si se tratase de un mensaje apocalíptico que presagia muerte y destrucción.
Nadie sabe a ciencia cierta si se debe a un fenómeno natural, porque no hay un estudio aún de por medio de las autoridades, pero para los pobladores de la villa todo tiene que ver con la refinería que este sábado pondrán en operación AMLO y la candidata electa, Claudia Sheinbaum Pardo.
Hace apenas una semana en el afluente se registró una mortandad de peces, que de acuerdo con pescadores tiene que ver con la alta contaminación petrolera.
La preocupación por lo que ocurre en Paraíso es tal que ya esperan la visita de López Obrador para enterarlo de las afectaciones en el municipio y a la que viene a sumarse la refinería de Dos Bocas.
En el documento que entregarán habitantes de Puerto Ceiba al inquilino de Palacio Nacional se da cuenta de cómo la actividad petrolera se ha convertido en una real amenaza para la salud de los habitantes.
Los padecimientos van desde irritación ocular, alergias nasofaríngeas, dermatitis, afectaciones pulmonares, malestares estomacales, depresión del sistema nervioso, dificultades para respirar por el fuerte olor que provocan los residuos contaminantes que afectan a niños y adultos mayores así como el resto de la comunidad.
Sobre lo que ocurre en los cuerpos de agua, como la laguna de Mecoacán y el río Seco que ha presentado un cambio en su coloración, acompañado de la muerte de vida acuática, se advierte un riesgo alarmante de consumir productos contaminados tanto en casa como para uso comercial.
En tal sentido el daño no sólo repercute para quienes viven económicamente de la actividad pesquera sino también para el comercio y el turismo.
Los habitantes de la villa esperan que esta vez, durante su visita a Paraíso, sean escuchados por López Obrador y que haya una solución a tantos problemas provocados por el impacto que genera la refinería en la comunidad.
Es un llamado a tiempo pero también con daños ya visibles, en algunos casos irreversibles al medio ambiente y la salud de la población afectada. Es el costo que están pagando los paraiseños por ese tipo de obras.