Paraíso, el daño colateral
Todavía se encuentra en fase de pruebas, pero la refinería de Dos Bocas ya provoca estragos en el ecosistema y lo que es peor, en la salud de los habitantes del municipio de Paraíso.
El hecho más reciente ocurrió a inicios de esta semana cuando se reportó que el complejo petrolero liberó compuestos químicos que se utilizan para la depuración de gases que provocaron problemas respiratorios e irritación de la vista, incluso vómito entre la población.
Los fuertes olores, que prendió la alerta entre habitantes, afectaron a alumnos del Colegio de Bachilleres, el Conalep, un jardín de niños y la escuela primaria ‘Abías Domínguez Alejandro’ localizados cerca de la refinería.
No es la primera vez que se presenta este tipo de afectación en la salud de quienes viven cerca de las planta pues de acuerdo con padres de familia desde que se empezaron a hacer pruebas los fuertes gases les causan diversas reacciones.
Según autoridades del ayuntamiento de Paraíso, el olor penetrante provenía de un compuesto químico conocido como ‘amina’, derivado del amoniaco que se utiliza en procesos de refinación.
Y aunque no es tóxico, sí puede causar mareos y náuseas en las personas, sobre todo en menores de edad.
Antes de ser inaugurada por López Obrador y Claudia Sheinbaum, a principios de agosto de este año, un grupo de habitantes de la villa Puerto Ceiba denunció la contaminación del Río Seco, que de repente lució un color rojizo a causa del complejo industrial provocando afectaciones a la actividad pesquera y ostrícola además del turismo.
Por si fuera poco, las instalaciones de Pemex en la zona como quemadores tuberías, almacenamientos de residuos y materiales de hidrocarburo en los cuales se realiza la quema de gas y la variedad se substancias, contaminan mantos acuíferos, la tierra, playas y el aire, lo que representa un riesgo latente para la salud de los pobladores.
Algunos padecimientos, derivado de la actividad petrolera, van desde irritación ocular, alergias, dermatitis, complicaciones pulmonares, depresión y dificultades para respirar tanto en niños como adultos mayores y el resto de la comunidad en general colindante con la refinería Olmeca.
Si el costo beneficio de la planta, pone en riesgo la salud de la población al corto, mediado y largo plazo, no se dude que, como ha ocurrido en otras ciudades afectadas por Pemex, en un futuro Paraíso podría convertirse en un pueblo fantasma.