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Pa’ qué engañan

Pa’ qué engañan

Manuel García Javier

Tabasco disfrutó el fin de semana con sendos festivales gastronómicos: el de ‘La Barbacoa’ y del ‘Ceviche y el Ostión’, llevados a cabo en los municipios de Cunduacán y Paraíso.
En la ‘Atenas’ tabasqueña, con la presencia del gobernador Javier May, el evento reunió a más de 40 mil visitantes que saborearon el exquisito platillo. Ahí el mandatario refirió que esta fiesta también contribuye a fomentar la unidad y sana convivencia de la gran familia tabasqueña: “Esta es la parte del Tabasco que queremos, es la paz que estamos construyendo, una paz desde abajo, con las familias”, puntualizó.
Caso contrario el festival paraíseño, fuimos testigos en ‘Playa Sol’. Cientos de visitantes no pudieron saborear el afrodisíaco bivalvo, porque el decepcionante festival sólo fue un concurso donde ciertamente participaron numerosos restaurantes, pero sus productos sólo fueron degustación para el alcalde e invitados y escasamente dos o tres puestecitos vendían ostiones en escabeche y pírricas tortillas rellenas de camarón.
Las playas muy preciosas, aguas cristalinas, templadas y un oleaje calmado que pudimos disfrutar, pero no pudimos probar los ostiones del ejido Banco y sus decenas de guisos, nanay.
Recordamos aquellos festivales del molusco que tenían lugar en un rancho de Puerto Ceiba, prácticamente era una isla paradisíaca donde, ahí sí se le daba gusto al paladar. Pero, en fin, quienes manejan el área de turismo en ese municipio, sinceramente hay que ponerle ‘tache’ y, por tanto, vayan a tomar un curso con el ‘Festival de las Butifarras’ de Jalpa de Méndez.
Luego entonces, sólo nos resta decir lo que José ‘El cieguito’… ¡PA’ QUÉ ENGAÑAN!.
Y para quienes no conocen tal anécdota. Ahí les va: Se cuenta que José ‘El cieguito’, personaje que fue parte de la cotidianidad de la Villahermosa del siglo pasado, al que diariamente se le veía con su inseparable guitarra en las calles de la hoy ‘Zona Luz’.
El caso es que, por las noches, cuando se disponía dormir, preguntaba a su familia si ya habían apagado la luz; y la respuesta siempre era ¡ya!.
Intrigada la parentela, en una de tantas noches, decidieron mentirle para salir de la duda a la interrogante, y a la voz de ¡ya! se percataron que José se masturbaba. De inmediato le increparon: Ah viejo puerco, ya te vimos… Y ‘El cieguito’ solo alcanzó decir: PA’ QUÉ ENGAÑAN… Es todo.

Manuel García Javier


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