No divorciar petróleo y agricultura
Por: Manuel García Javier
La ‘Mañanera’ del lunes tocó el tema del petróleo y la forma de convivir con este recurso. Ahí, el gobernador Javier May refirió diversificar la economía tabasqueña, de la que, sentimos, saldrá avante. Es necesario recordar que después de los años 80s, algunos gobernadores han abordado esta temática, pero todo se ha ido en discursos.
Por ejemplo, Arturo Núñez lo llamó ‘Sembrar el petróleo’, consiste en que los tabasqueños alternaran el hidrocarburo con la agricultura; otros lo calificaron como un modo de convivencia con el petróleo. Ahora May le pone nombre y firma: Se trata de diversificar la economía, pasando de un estado petrolizado a una entidad productiva que cambie y transforme Tabasco en todos los órdenes. Es decir, no divorciar el petróleo con la agricultura.
Y es que, a partir del boom petrolero, Tabasco sufrió cambios radicales en su transformación porque no hubo una adecuada planeación. Es decir, se le dio entrada a un estado petrolizado donde el campesino prefirió emplearse en empresas petroleras y abandonara la agricultura y la pesca, siendo que la fuerza económica fundamentalmente proviene de ello.
Pero al agotarse el boom, vino la época de las “vacas flacas’ que dio origen a una polarización de la riqueza, tema agotado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, al tratar de igualar económicamente a los dos mexicos: los ricos del norte y los pobres del sur sureste… y casi lo logra.
Este asunto de la pobreza extrema se debe analizar muy detenidamente, porque ya demasiado hemos tenido con gobiernos que sólo se han dedicado a utilizar a la población como ‘carne de canon’ para ganar adeptos que posteriormente se convertirían en votos.
Para algunos, la brecha generacional entre pobres y ricos cada día se agranda, pero para otros, “anda a la baja” con la ‘ayuda universal’ bimestral. Lo cierto es que, como decía el maestro Carmito: “no está bien, pero tampoco está mal”, porque se han incluido personas que verdaderamente no la necesitan, pues al menos hemos observado en comunidades indígenas a ricachones que llegan a cobrar en poderosos y súper caros vehículos.
Tenemos pueblos donde el campesino más jodido tiene su ranchito, situación que no tenemos en las ciudades. Por tanto, se necesita una exhaustiva revisión del por qué esa desigualdad. Recordemos que si se organiza la economía se eleva el ingreso y se aumenta el bienestar. Es todo.