May y los estorbos
Por: Erwin Macario
El 4 de febrero de este año, con el título autopurga morenista, publiqué aquí en TABASCO HOY, muchos morenistas —principalmente de nuevo cuño, rémoras del PRI—, están buscando acomodo en el partido palero Movimiento Ciudadano.
También dije entonces que la cautela del partido en el poder, al mantener hasta lo último el destape de sus candidatos, no sólo evitaba que la oposición PRI-PAN-PRD cache candidatos, sino que exhibió la deslealtad en algunos “morenistas”.
El domingo 2 de junio, con más del 80 por ciento de los votos, Javier May Rodríguez se ganó el derecho de escoger libremente a su equipo de gobierno. Atrás había quedado parte de la traición que intentó descarrilarlo.
Los que se mimetizaron en Movimiento Ciudadano fueron pocos. Mordieron el polvo de la derrota. Minés de la Fuente Dagdug, lo dije esa vez, tiró la dirigencia de las mujeres priistas para jugar a la candidatura. Y jugó nerviosa. Ni siquiera lo disfrutó.
Gerardo Gaudiano Rovirosa, perdió la oportunidad de mantenerse firme en el sitio que lo colocó su abuelo Leandro Rovirosa Wade. Fernando Mayans Canabal, saltimbanqui electoral, no encontró a nadie en las boletas.
Todos reconocieron que los números no les favorecieron e intentaron hacer ruido con las candidaturas de Alfonso Vaca, en Paraíso; el tramposo Ricki Arcos, que quiso dejar a su hermanita en la caja del Ayuntamiento para reelegirse en Tacotalpa; y Armín Marín, en Emiliano Zapata, que como todo capo de tutti capi no necesitaba vejigas para nadar.
Pasadas la aduana del voto, las presiones se enfocaron al gabinete. Como en febrero, Javier May ha mantenido cautela. La mayoría de quienes le acompañaron, con trabajo y creatividad, en su campaña, tienen asegurado un lugar en la historia que habrá d escribirse a partir de octubre en Tabasco.
Es posble que no todos los que emíecen terminen el sexenio. Habrá más autopurgas morenistas. Es casi seguro que Carlos Iñiguez “Caliche” deje la diputación a su suplente Manuel Gurría Reséndez. Que Jesús Alí de la Torre sea promovido —caer para arriba, diría Manuel Andrade— y que Jorge Orlando Bracamontes Hernández no soporte el fuego amigo.
Purgas naturales que aliviarán el camino del primer gobierno de izquierda en Tabasco.