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La solidaridad con Chile a 50 años del golpe

La solidaridad con Chile a 50 años del golpe

78 Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la ONU

El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo una gira de trabajo a Sudamérica hace unos días en la que trató temas vitales de cooperación para fortalecer los vínculos con sus pares de Colombia y Chile. En Cali, el mandatario mexicano recibió, junto con su homólogo Gustavo Petro, las conclusiones de una conferencia latinoamericana para el combate a las drogas. Coincidieron en que es necesario adoptar un enfoque menos represivo, desmilitarizar la lucha y privilegiar un enfoque de salud pública. También se requiere atacar las causas del tráfico y del consumo de los narcóticos y romper los vínculos con otros delitos que tienen que ver con armas, tala ilegal, tráfico de personas, lavado de activos y corrupción. Pronto se celebrará otra cumbre, esta vez con los presidentes de América Latina y el Caribe sobre el tema.

Junto con otros mandatarios amigos, el presidente de México llegó a Chile para participar en la ceremonia conmemorativa de los 50 años del golpe de Estado. Unos meses atrás de esa fecha fatídica, el presidente Salvador Allende visitó nuestro país y acudió a la Universidad de Guadalajara. Ahí habló de su visión, de la importancia de la juventud en el cambio social y la necesidad de terminar con las condiciones de desigualdad que prevalecían en el sistema internacional entre poderosos y países pobres. Allende concluyó ese discurso con un agradecimiento a la solidaridad que le brindaba el pueblo mexicano, a quien consideró “como amigo” de su patria.  Cabe recordar que entonces Chile enfrentaba una situación adversa internamente y también el hostigamiento por parte de las potencias que veían con recelo al nuevo régimen socialista, el primero en llegar por decisión en las urnas.

México tuvo oportunidad de demostrar su amistad meses después de este mensaje del doctor Allende cuando, ante el horror del golpe militar, le abrió las puertas a los chilenos que escapaban de la persecución política, en particular a la familia del presidente. El embajador de México en Chile entonces, Gonzalo Martínez Corbalá, asumió con grandes riesgos pero generosa determinación alojar a quienes buscaban auxilio y buscar el salvoconducto para su salida del país. Reprodujo la tradición diplomática de México de brindar asilo a los perseguidos por sus ideas. En México este exilio ha enriquecido la vida productiva y ha hecho aportaciones a la ciencia, al arte y a la educación, en tanto distintas instituciones albergaron a profesores, investigadores o literatos sudamericanos. Ahora viven en nuestro país unos 6 mil chilenos, según datos del último censo, y se calcula que la mitad llegaron por razones políticas. Fueron parte de los cientos de miles que escaparon de la intolerancia y la violencia.

Gabriel García Márquez dijo que el golpe: “ocurrió en Chile, para mal de los chilenos, pero ha de pasar a la historia como algo que nos sucedió sin remedio a todos los hombres de este tiempo y que se quedó en nuestras vidas para siempre”. La fuerza se impuso a un régimen democrático, se anularon las ideas, se impusieron las armas, se destruyó a quien pensaba diferente y se aniquiló al gobierno del cambio. De ahí la importancia del documento que suscribieron los expresidentes vivos chilenos a iniciativa del mandatario Gabriel Boric, el Compromiso de Santiago, en favor del cuidado y la defensa de la democracia, la condena a la violencia, la promoción y respeto incondicional de los Derechos Humanos, sin anteponer ideología alguna, y el fortalecimiento de los espacios de colaboración entre Estados.

Chile y México están unidos en esta fecha crucial, con una historia en común. Como ha señalado el presidente Boric, ha habido grandes gestos de solidaridad en el pasado. Sin embargo, la relación bilateral también se enmarca en el presente y mira hacia el futuro en términos económicos, culturales y educativos. De hecho, el mandatario chileno comentó que el próximo año se revisará el tratado comercial para renovarlo, a los 25 años de haberse suscrito.

Ahora México y Chile comparten una visión de Gobierno con un sentido social. En México estamos en el proceso de consolidar el cambio. Para hablar de democracia plena es necesario generar condiciones de bienestar social en favor de la mayoría y terminar con los privilegios de unos cuantos. Ya hemos sentado las bases. En el trayecto, ha predominado el pluralismo, el diálogo con quienes piensan diferente, la rendición de cuentas y la escucha atenta al pueblo.

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Ricardo Monreal
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