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La presidenta Claudia Sheinbaum, al rescate del CONALEP

La presidenta Claudia Sheinbaum, al rescate del CONALEP

Homero T. Calderon T. Calderon
La presidenta Claudia Sheinbaum, al rescate del CONALEP

Aunque en Tabasco, Alberto Vega Celorio y socios cómplices desaparecieron al Sindicato del CONALEP, la recién electa presidenta de la república, Claudia Sheinbaum, declaró ayer algo que pone a los maestros de esta vieja institución en la pelea por la reivindicación de sus derechos de enseñanza, que resolverán para siempre, sus graves problemas económicos.

Vega Celorio no puede dejar desamparada a una fortísima población de gente de conocimiento. Si viviéramos en Japón, donde se respeta muchísimo al maestro, a Vega Celorio ya le hubieran bajado los testículos por ojete. Ya lo hubieran capado públicamente.

Si usted es maestro en Japón, y alguna placa lo dice, cualquier hombre de edad por muy avanzada que sea su edad lo reconoce como maestro, se levantaría de su asiento en el transporte público por respeto al que lo ha transformado como ser humano.

Pero Vega Celorio es de un rancho donde se crían puercos, y es un papanatas maleducado. Pero lo que ayer declaró la presidenta electa, habla de su sensibilidad (de ella) para reconocer y apoyar a estos esforzados peleadores de la educación, a quienes se les niega en Tabasco, el derecho a estar bien pagados.

Habla la presidenta Sheinbaum, que son los profesores (del CONALEP) que menor salario tienen en el rango magisterial; no cuentan con un nombramiento de PLAZA-BASE (basificación), que ningún gobierno del antiguo régimen, se encargó de resolver. Se espera que la nueva secretaria de Educación (la Maestra Iparrea, cuando entre) resuelva este antiguo problema y se haga justicia a todos estos (y estas) esforzados (as) obreros del conocimiento. No más Albertos Vegas Celorios”. ¿Para qué queremos a esta clase de bichos?

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¡No hay nadie!

NOTA LAMENTABLE: Mi hermanito del oficio periódistico, Simón Hernández, fotógrafo de mi periódico el Tabasco HOY, está muy enfermo y en las poderosas manos de mi padre Dios. Todos esperamos un milagro que mi señor padre todo poderoso haga, que nos ponga de nuevo a trabajar al buen Simón.

Homero T. Calderon T. Calderon


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