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La Austeridad

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La Austeridad
Por: Mario Gómez y González

En el marco de los nuevos gobiernos de izquierda que rigen la vida de los mexicanos y, por supuesto, la de los tabasqueños, la austeridad es la visión con la que el mandatario Javier May Rodríguez, buscará optimizar el presupuesto estatal para erradicar derroches y redirigir los recursos públicos hacia otras prioridades que garanticen el desarrollo estatal y el bienestar de los tabasqueños.

Es decir, se trata de medidas focalizadas para atacar dispendios, promover el ahorro en las instituciones de la administración estatal, poner fin a estructuras duplicadas, así como a gastos ineficientes y onerosos, derroches, privilegios, remuneraciones y prestaciones excesivas que hacían de muchas dependencias, organismos costosos y poco efectivos.

Es oportuno aclarar que se entiende que esta nueva Ley de Austeridad, no debe afectar la operatividad de las oficinas gubernamentales, ni la prestación y equipamiento de servicios públicos como educación y salud, ni los programas sociales que este gobierno está impulsando; lo que quiere decir que no limitan o reducen el número personal de la salud, seguridad, educación, por enumerar algunos.

No se trata de cerrar instituciones académicas (escuelas, universidades, tecnológicos), ni de eliminar programas, ni de despedir injustificadamente servidores públicos, pues toda reorganización-que emana de esta austeridad- atiende a la eliminación de duplicidades (con estricto apego a derecho), ahorrar en prestaciones que no corresponden con la nueva ética del servicio público, limitando a lo indispensable la adquisición y uso de vehículos, choferes, compras, adquisiciones, arrendamientos, subrogaciones, entre otras cosas.

Hacer eficiente el gasto administrativo, para que con los ahorros se atiendan a través de programas, acciones, planes proyectos de infraestructura, equipamiento y optimización en todos los sentidos; vaya, no debe verse como una contracción del gasto gubernamental, sino una reorientación del mismo hacia otros rubros que coadyuven a las tareas del desarrollo estatal y el bienestar de la población.

El desarrollo político y social, no encaja dentro de la austeridad.
La austeridad no debe ser sinónimo de parálisis, parquedad, abstinencia, severidad, continencia, dureza, rigor y rigidez.

Casi al borde del llanto y prácticamente rasgándose su bien lavada y planchada guayabera blanca, el presidente de la Mesa Directiva del Congreso local, el legislador Morenista, Marcos Rosendo Medina Filigrana, declaró por aprobada la expedición de la ley de Austeridad, misma que-entre otras cosas- establece la regulación y normas para el gasto público en el gobierno de Javier May Rodríguez y prohíbe los lujos en la administración estatal.

En base a la información oficial respectiva, esta Ley de Austeridad consta de cuatro Títulos distribuidos en 28 artículos, donde queda restringida la compra o arrendamiento de vehículos de lujo, cuyo valor supere los 400 mil pesos, así como la constitución o celebración de fideicomisos o mandatos en materia de salud, educación, procuración de justicia, seguridad social y seguridad pública. Asimismo, prohíbe las pensiones de retiro al titular del gobierno estatal adicionales a las previstas por el ISSET, entre otros renglones no menos importantes como ahorros, usos, aprovechamiento y optimización de materiales y energía eléctrica.

Obviamente, todo en un marco de absoluta vigilancia, transparencia, fiscalización, rendición de cuentas y resultados tangibles.

Por tanto, deben ser conocidas y razonadas estas nuevas reglas claras sobre la manera en que se deben utilizar los recursos que se logren ahorrar por medio del ejercicio de un gasto austero, a fin de que, al amparo de la bandera de la austeridad, no haya posibilidad del uso discrecional de los recursos y en encubrimiento de recortes presupuestales.

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En ese sentido, en que esta nueva Ley de austeridad del gobierno estatal, deberá transitar por caminos de una eficiente regulación que desemboque en un ejercicio eficiente y transparente del gasto; aunque es evidente que dentro de los motivos de esta nueva Ley de austeridad, están la eficiencia y la transparencia; pero la realidad (basados en el ejemplo de la pasada administración gubernamental AALH/CMMC), los tabasqueños nunca supimos con claridad a dónde terminaron todos los recursos que se ahorraron por medio de las medidas de austeridad.

¿Campaña política presidencial?, ¿engrosamiento de cuentas bancarias? ¿mal uso de recursos y programas?; la narrativa se convirtió en realidad, porque esta “realidad”, se convirtió en que los supuestos ahorros, terminaron por tener un alto costo para Tabasco y para los tabasqueños.

Jaque Mate** Tiempo y espacio nos hacen imperativa una retirada estratégica** fue todo por hoy** hasta el lunes Dios mediante** buen fin de semana** y a cuidarnos mucho los unos a los otros y los otros a los unos** porque-como dice el dicho- “la Magdalena no está para tafetanes” **.

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