Joe Biden a un año de distancia. Joe Biden: caída de sus niveles de popularidad. Alicia Bárcenas anuncia el final de su gestión en la CEPAL. Ley General de Economía Circular. En busca de la sostenibilidad
El jueves pasado se cumplió un año de la asonada al Congreso de los Estados Unidos encabezada por un numeroso grupo de adeptos al derrotado en las urnas, Donald Trump, que al no aceptar la victoria de su oponente demócrata generó un escenario de duda y de confrontación que provocó varias manifestaciones en los estados donde, según el republicano, se “había cometido un fraude”. Como sabemos, ni Trump, ni su equipo jurídico pudieron demostrar sus dichos, pero, lo cierto es que se logró sembrar la duda que en muchos de sus adeptos permanece viva hasta el momento.
En su discurso del pasado 6 de enero, Joe Biden señaló directamente a Donald Trump como el instigador y responsable principal de este hecho que puso en peligro la democracia norteamericana, y como promotor continuó de una polarización fundada, primero, en su afán de deslegitimar el proceso electoral de noviembre del 2020; segundo, en un protagonismo orientado a la agitación de sus seguidores como sucedió con su mensaje de Navidad en una iglesia en Texas, hace un par de semanas.
Con la mira puesta en el proceso electoral de noviembre próximo, los republicanos están haciendo todo lo necesario para bloquear al presidente Joe Biden en su propósito de lograr que el Congreso le apruebe iniciativas orientadas a fortalecer la economía norteamericana con el objetivo de revertir los efectos de la crisis provocada por una pandemia que, lamentablemente, sigue ocasionando graves trastornos.
Lo paradójico del caso es que, lo comentamos en este espacio la semana pasada, no han sido sus oponentes republicanos los que le han dado los golpes más sólidos, sino sus propios correligionarios; demócratas de derecha que no están de acuerdo, uno, con un enfrentamiento abierto con los republicanos; dos, que no coinciden con las estrategias keynesianas que la izquierda demócrata (Bernie Sanders, Kamala Harris), proponen para darle un impulso a la economía.
Resulta curiosa esta postura porque las medidas distributivas que hoy impulsa Biden, son similares a las que durante sus dos últimos años de gobierno propició Donald Trump, medidas que el republicano pensaba serían determinantes a la hora de ir a las urnas.
Los apoyos económicos sí han tenido efectos favorables (a nuestros paisanos les ha permitido crecer los envíos de remesas a México que en el 2021 llegaron a los 50 mil millones de dólares,) Han impulsado la demanda de bienes, sin embargo, como es bien sabido, el aumento del circulante monetario suele venir aparejado con un aumento de los precios, un proceso inflacionario que, en Estados Unidos, y en el mundo, ha escalado los niveles de precios a niveles preocupantes por el efecto que ello conlleva en los bolsillos de los que menos tienen.
Joe Biden: a un año de distancia
El rebrote de contagios por ómicron, la inflación con estancamiento, el aumento en los precios del petróleo, y la polarización política, son ingredientes de un coctel que obliga a la reflexión con la mira puesta en las elecciones legislativas de noviembre próximo. A diez días de cumplir su primer año de gobierno, la prospectiva del presidente Joe Biden no es, para nada, positiva.
Seguramente, será un segundo aniversario amargo (el primero fue en noviembre pasado, al cumplirse un año de su triunfo en las urnas). Su popularidad ha venido en picada lo que debilita sus posibilidades de enfrentar con éxito esta contienda electoral de noviembre próximo, vital para la segunda parte de su mandato.
Hoy, los demócratas cuentan con una ventaja magra en la Cámara de Representantes, que se puede pulverizar en noviembre. En la cámara alta están empatados con los republicanos y, aunque cuentan con el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris, no se puede apostar a que la balanza se incline a favor de los demócratas cuya agenda, repito, está bloqueada por el Congreso, provocando un evidente desgaste del gobierno federal que enfrenta, cotidianamente, luchas pírricas no sólo contra los republicanos, los independientes y, para colmo, con algunos de sus correligionarios.
Una encuesta de Gallup, realizada en noviembre pasado, sitúa el índice de aprobación de Biden en 42%, 15 puntos menos que al asumir la presidencia el 20 de enero del 2021, en cuyo acto protocolario pronunció un discurso vibrante, prometedor, convocando a sus conciudadanos a darle la vuelta a la página de las elecciones y sumarse a la gran transformación que él estaba proponiendo.
Biden: caída de sus niveles de popularidad
¿Por qué se ha decantado tanto el apoyo al presidente? Si bien es cierto que todo mandatario suele ver caer su popularidad al cabo de unos meses de ejercicio, en el caso del demócrata, esta caída se funda en graves errores de instrumentación. Su gabinete, inclusivo y con equidad de género, provocó buenas expectativas, al paso de un año, los comentarios no son favorables, especialmente en lo relativo a su copiloto, la vicepresidenta Kamala Harris que, para muchos, ha estado lejos de cumplir con las expectativas generadas.
Lo anterior es grave, porque la exsenadora por California es considerada pieza clave en las elecciones de noviembre 24, ya sea que continúe como compañera de fórmula de Biden, o, si éste declina a participar para un segundo período, lo que para muchos es un escenario factible por la edad que para entonces tendrá el actual ocupante de la Casa Blanca, se convertiría en la carta fuerte de los demócratas.
¿Cómo están aprovechando esta coyuntura tanto los republicanos como Donald Trump? Los primeros, sobre todo aquellos que no congenian con el magnate neoyorquino y que no lo quieren ver nuevamente en las boletas, esperan que las elecciones de noviembre del 22 permitan recuperar la mayoría en, al menos, una de las cámaras, sin que ello conlleve “venderle su alma al diablo”, esto es, a Donald Trump.
Este escenario no parece muy viable. El expresidente, que quiere volver a la Casa Blanca, lo sabe muy bien y no perderá la oportunidad para demostrarle a sus correligionarios, a sus fans y a los demócratas que se ha convertido en un auténtico “fiel de la balanza”. Por cierto, en este mes, de enero, Trump irá nuevamente a juicio.
El tercer “impeachment”, tendrá el mismo resultado que los dos anteriores. En el Senado no se cuenta con el número suficiente de votos para que este proceso tenga éxito. Será la última oportunidad para los demócratas (y para algunos republicanos) de descarrilar las aspiraciones de quien, cada día se ve más seguro, estará en las boletas electorales en noviembre 24. Como en los dos anterior enjuiciamientos -los demócratas no aprenden-, Trump saldrá victorioso y fortalecido.
¿Cómo le está yendo a Biden en el escenario internacional? Su trabajo en este espacio, considerado la arena en la que mejor se movía, ha sido poco exitoso. No ha podido atemperar los ánimos de China, empeñada en desplazar a EU del primero lugar mundial; ni de Rusia, cuyo mandatario, Vladimir Putin, empecinado en devolver a su país la fuerza que perdió en diciembre de 1991, hace 30 años, con la disolución de la URSS.
El ex agente de la KGB tiene hoy cercada a Ucrania a la que amenaza invadir; en tanto Xi Jinping, jerarca chino, declara un día sí y otro también, que Taiwán es territorio chino y que lo defenderá con todo. En este contexto geopolítico, cabe señalar que los viejos aleados europeos de EU no ven a Biden como el presidente fuerte que les brinde garantías reales.
La Unión Europea ha perdido a su líder indiscutible y no se ven ni al presidente francés, Emmanuel Macron, ni al flamante canciller alemán, Olaf Scholz, con los argumentos suficiente para suplir a quien, durante 16 años, fue la garante de la soberanía europea. Ángela Merkel. Un escenario complejo. La geopolítica también tendrá participación en las elecciones de noviembre 22 y noviembre 24.
Alicia Bárcenas anuncia el fin de su gestión en la CEPAL
La mexicana Alicia Bárcenas ha comunicado al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, que este año pondrá punto final (en marzo) a su gestión de más de 13 años al frente de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). La primera mujer que ocupa este cargo entregará muy buenas cuentas porque ha realizado un trabajo que ha cumplido con creces las expectativas lo que debe ser motivo de orgullo para sus connacionales.
Vale recordar que la CEPAL fue establecida por la resolución 106 (VI) del Consejo Económico y Social de la ONU, el 26 de febrero de 1948. El 27 de julio de 1984, dicho consejo decidió que la Comisión pasara a llamarse Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
La CEPAL es una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas. Su sede está en Santiago de Chile. Su objetivo es contribuir al desarrollo económico de América Latina y el Caribe; además, coordinar las acciones encaminadas a su promoción y reforzar las relaciones económicas de los países entre sí y con las demás naciones del mundo. Con la incorporación de la región del Caribe, también se sumó a sus tareas la promoción social.
¿Cuál es el legado que deja Alicia Bárcenas?
La diplomática y abogada mexicana, quien asumió el puesto el 1º de julio de 2008 (fue designada por el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-moon), se ha distinguido por su incansable lucha a favor de la igualdad. En diversos espacios, y en su amplia obra bibliográfica, ha insistido en que la “desigualdad tiene varias caras”, pero se ha centrado de manera muy particular en la desigualdad que flagela a las mujeres a lo largo de su trayecto de vida, desde su nacimiento hasta su muerte.
Su papel como promotora de acciones económicas y sociales, de políticas públicas orientadas a promover la inclusión, le han merecido el reconocimiento a su aporte intelectual al tema de desarrollo social y la generación de oportunidades para los sectores menos favorecidos de la sociedad entre los que destacan, insiste una y otra vez, las mujeres.
Al conocer de su decisión, el portugués Antonio Guterres, destacó que Bárcenas se consolidó “como progresista y visionaria”, desplegando su trabajo con un “liderazgo estelar”, articulando a los más diversos actores Latinoamericanos y del Caribe, incluyendo a jefes de Estado, comunidades locales, la academia, organizaciones de la sociedad civil e instituciones multinacionales.
El secretario general de la ONU resaltó, además, que “fue una de las primeras en la ONU en colocar la igualdad en sus múltiples manifestaciones, incluida la igualdad de género, como piedra angular del desarrollo sostenible y en destacar los desafíos específicos de los países de ingresos medios.” Guterres fue contundente en su señalamiento de que Alicia Bárcenas ha llevado a la CEPAL “a otro nivel”. Por todo lo anterior, dados como somos los mexicanos en no reconocer el valor de nuestros paisanos, especialmente cuando su actuar se da en el exterior, me parece obligado hacer un reconocimiento a esta mujer, diplomática de carrera.
La revista Forbes, recientemente hizo lo propio “por su trayectoria a favor de la igualdad”. Un trabajo consistente, porque desde que arribó a ese encargo estableció que su compromiso sería que la CEPAL impulsara los cambios necesarios para cerrar brechas económicas y sociales con el concurso de la ciudadanía en la deliberación pública, con la finalidad de “garantizar el bienestar material de todos los sectores sociales, especialmente los más marginados.”
Desde luego, no nos debe sorprender el éxito de su gestión al frente de esta comisión, la bióloga egresada de la UNAM, profesora investigadora de esa Máxima Casa de estudios, con diversas publicaciones sobre desarrollo sostenible, políticas públicas, medio ambiente y participación pública, precede su gestión en la CEPAL, el haber sido la primera latinoamericana a la cabeza de Naciones Unidas al haber ejercido como Secretaria General Adjunta de Gestión en la sede de la ONU, cumpliendo como Jefa del Gabinete y Jefa Adjunta de Gabinete de Kofi Annan, cuando éste ocupó el cargo de Secretario General de ese organismo multinacional.
No me queda duda de que Alicia Bárcenas tiene en su futuro otras tareas. Sería lamentable desperdiciar su talento y su compromiso con los que menos tienen.
Ley General de Economía Circular
En este espació hemos insistido en la conveniencia de impulsar tanto la economía circular como la economía social, convencidos de que ambas constituyen un binomio indisoluble para promover el desarrollo sostenible que debe ser el camino invariable que ha de recorrer nuestro país. Por ello, me parece muy importante que el 17 de noviembre pasado se haya aprobado en el Senado de la República el Proyecto de Decreto por el que se expide la Ley General de Economía Circular que ya fue enviado a la Cámara de Diputados para la continuación del proceso legislativo.
¿Cuál es el objetivo de esta ley?
Promover la eficiencia en el uso de los productos, servicios, materiales, energía, agua, materias primas secundarias, subproductos a través de la producción limpia, la reutilización, el reciclaje y el rediseño, o cualquier Criterio de Economía Circular, así como la valoración energética para cumplir con las políticas de Cero Residuos.
Asimismo, tiene como objetivo que, en las actividades económicas, “se observen Criterios de Economía Circular”, que la misma ley define como “aquellos que fomentan la disminución de la huella de carbono, la huella hídrica o la optimización del aprovechamiento de los materiales, a través del uso eficiente de los recursos naturales y económicos, el consumo y producción sostenibles; la reutilización, reciclaje, compostaje, coprocesamiento u otro tipo de valorización o aprovechamiento.
La ley en comento busca, también, promover y difundir “una cultura de corresponsabilidad ambiental en la población, para lograr consumos responsables”, lo que permitirá “completar las cadenas económicas y ambientales del flujo de recursos. La ruta que se pretende seguir con esta normativa está orientada a facilitar la transformación hacia “ciudades y comunidades sostenibles bajo criterios de sustentabilidad”, lo que fomentará “el uso, la generación y el acceso a energía limpia y renovable con apego a los principios de Economía Circular”, lo que ayudará a impulsar la transición hacia “una cultura de mayor sostenibilidad”.
La ley persigue, entre otros, dos objetivos esenciales, el primero, lograr un consumo sostenible, que significa establecer patrones de consumo de bienes y servicios que fomenten la desvinculación del uso excesivo de recursos naturales finitos en beneficio de la esfera individual, social y medioambiental que aumenten la eficiencia de los recursos y promueva estilos de vida sostenibles.
El segundo, alcanzar un desarrollo sustentable que parte de la necesidad de diseñar un proceso evaluable mediante criterios e indicadores de carácter ambiental, económico y social que tiende a mejorar la calidad de vida y la productividad de las personas. Un proceso que se basa en la implementación de medidas “apropiadas a la preservación del equilibrio ecológico, protección del ambiente y aprovechamiento de los recursos naturales, de manera que no se comprometa la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras.”
Particularmente importante me parece que esta nueva legislación contemple acciones para regular, sí, pero también para proteger a los grupos informales de personas acopiadoras que son aquellas que perciben un ingreso a través de la pepena, recolección, transporte, clasificación, acopio, limpieza y venta de productos y materiales reciclables, “que , tanto en la legislación como en la práctica, están insuficientemente contemplados por sistemas formales o no lo están en absoluto, y que, por lo tanto, se desempeñan al margen de la formalidad.”
En busca de la sustentabilidad
Al tiempo, se hace en el marco introductorio de la ley una necesaria definición de “los recicladores” sujetos de esta normativa. ¿Quiénes son? Personas físicas o morales independientes u organizadas, o instituciones públicas o privadas, que recuperan, separan, acopian, gestionan, transforman y/o comercializan residuos sólidos o materiales susceptibles de ser reciclados o aprovechados.
De lo anterior deviene una fase esencial en la economía circular: la remanufactura que es el “proceso industrial que crea un producto a partir de productos o piezas usadas donde se realiza al menos un cambio importante en el producto y que puede incluir la incorporación de nuevos componentes.”
¿Quién será el responsable del cumplimiento de este marco normativo?
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales; desde luego, su función deberá ser transversal ya que las acciones que impulsa esta nueva ley tienen que ver con otras dependencias: Economía, Salud, Educación, entre otras.
Desde luego, esta ley contempla atribuciones, distribución de competencias y coordinación de los tres órdenes de gobierno. Se parte de la base de que el estado “conducirá las políticas públicas en materia de uso eficiente de lo recursos naturales; la protección al medio ambiente; el fomento al crecimiento económico; la creación de empleos; y la competitividad en el territorio nacional, y con ello garantizar los derechos humanos.”
La Federación, las entidades federativas y los municipios ejercerán sus atribuciones en materia de Economía Circular de conformidad con la distribución de competencias amplias y específicas previstas en esta Ley y en otros ordenamientos que derivan de esta normativa. Vale la pena darle una leída a este proyecto que si bien todavía habrá de transitar por la Cámara baja, me parece que es un ordenamiento claro, equilibrado y que, por fin, pone las bases legales, instrumentales y de medición para un tema de meridiana urgencia.
Dos buenas noticias: primera, el empleo formal en México alcanzó un máximo histórico en 2021. Los 846 mil 416 puestos de trabajo generados es la mayor cifra registrada. El IMSS reporta 20 millones 620 mil148 empleos formales, más que antes de la crisis sanitaria. Segunda, AMLO y Carlos Salazar, dirigente del CCE, anunciarán en breve darán a conocer un importante de inversión en infraestructura para el país.
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