En Tabasco solo hemos producido dos deportistas
En el mundo mundial hay todo tipo de manifestaciones deportivas. En Europa hay carreras de coches; en Estados Unidos hay carreras de caballos y de perros. ¿Se imagina? Hasta los perros corren. Un día, don Carlos A. Madrazo, gobernador del estado desde 1958 hasta 1964, se encontró con una llamada de atención en su agenda:
En el tercer año de su gobierno, el mundo celebraría la Olimpiada de Roma, en 1962. Le habló a don Manuel Llergo Heredia y le preguntó, “Oye, tu que manejas a la “perrrada”, No habrá por ahí algún cabrón que nos represente en Roma. Don Manuel, aguzadísimo, le dijo, “Pues ahí tiene usted a Robertito, pregúntele si quiere ir a representarnos”.
Obviamente, Roberto quería competir en Europa pero pensó: “Estaría mucho más chido ir a Berlín, ahí hasta puedo imponer récords”
Total que Don Carlos, llamó al ingeniero Veloz, el de Obras Públicas y le dijo: El presidente López Mateos me enviará una lanita y con ella pretendo construir una ciudad Deportiva. A ver si México gana la sede de la olimpiada de 1968 Tabasco puede enviar cuando menos a sus “clavadistas”,
Total que don Carlos construyó la Ciudad Deportiva. Confiaba en que los tabasqueños nos transformaríamos en atletas olímpicos.
El siguiente gobernador, don Leandro Rovirosa, menos soñador que Madrazo, fue más práctico. Sabía que los tabasqueños son muy huevones y mejor mandó a construir pequeños estadios de béisbol con alumbrado. Quedaron preciosos. Y para rematar su obra deportiva, don Leandro mandó a construir once lienzos charros.
Después de esas hazañas deportivas, ningún otro gobernador ha construido nada para el deporte. De los estadios beisboleros ya tuvimos dos pequeños triunfos. Tabasco ya fue campeón de Liga Mexicana aunque nunca lo volverá a hacer, y el otro pequeño triunfo es que aquí nació el pitcher Juan Pablo Oramas. Y de la ciudad Deportiva solo producimos a Domingo Colin, un marchista ejemplar. Así de jodidos estamos….
Algo es algo, dijo un calvo cuando le nació un cabello
