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Empleo precario

Empleo precario

Empleo precario
Por: Jorge Torres Góngora

Recientemente se ha hablado de una supuesta fortaleza del mercado laboral en México. Al revisar la evolución de ciertos datos como la Tasa de Desempleo, la Población Económicamente Activa, o el total de la Población Ocupada, lo anterior podría parecer cierto.

Sin embargo, un estudio reciente de quien esto escribe, demuestra la precaria situación laboral de los mexicanos, con base en una revisión más detallada de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI.A efecto de presentar datos más actuales en este espacio, se ha revisado la información de Enero de 2024, y la conclusión es similar, incluso más grave.

En Economía, en el sentido más clásico, el pleno empleo podría definirse como el equilibrio en que se igualan la demanda de trabajo y la oferta del mismo, a un cierto nivel de salarios reales. Así, hay niveles de salario en los cuales la oferta de trabajo (que ofrecen los trabajadores) se reduce, es decir, hay quienes no estarían dispuestos a trabajar por un salario bajo, y si el salario aumenta, es posible que la demanda de trabajo (la de las empresas que buscan trabajadores) sea menor. Un mercado laboral, pues. Y como en cualquier mercado – según esa visión clásica- es mejor que el gobierno no participe, que sea neutro.

La realidad, como siempre, es más compleja que los modelos técnicos, y las consecuencias de dónde se ubique ese “equilibrio”, tienen efectos importantes en el bienestar social, de personas con nombre y apellido, de familias enteras. En países con una elevada población y un ínfimo crecimiento económico, los trabajadores que ofrecen sus servicios son muchos, y no así los empleadores. Por tanto, quien define el salario, al final, es el patrón. Hay quienes afirman que también los trabajadores podrían no aceptar un trabajo si no les pagan lo que desean. ¿Será así? En cualquier caso, al que beneficia que los salarios sean bajos, es al patrón.

Vamos a revisar cómo está el mercado laboral a nivel nacional. Con datos a enero, la tasa de desocupación fue de 2.9% de la población económicamente activa. Es decir, un nivel de ocupación de 97.1%. Esa cifra refleja que de un total de 60 millones 600 mil personas de Población Económicamente Activa (según la propia encuesta), solo 1 millón 700 mil personas estuvieron desempleadas en ese mes. ¡Fenomenal! Casi el pleno empleo, según la definición revisada.

Hay que detallar las cifras. Si se considera que hay unos 98 millones de personas mayores de 15 años, y el total de personas ocupadas son menos de 59 millones, entonces 39 millones de personas en etapa laboral no tienen empleo. ¿Será que el total de ellos no necesita trabajar? Tan solo 5 millones 100 mil de ellos, dijeron que estarían disponibles para trabajar, pero que no buscaron empleo.

Quienes están en condición de subocupación, es decir, quienes necesitan y podrían trabajar más horas de las actuales, son 4 millones 800 mil. Vayamos sumando. Hay casi 3 millones de personas que sí trabajaron, pero que no recibieron un salario, o alguna remuneración por su labor. O sea, que trabajaron gratis.  Así, entre los que se declaran desempleados, según los criterios de la encuesta, más los que dicen que les gustaría trabajar pero no tienen empleo, más los que trabajan menos de lo que quisieran, y con los que trabajan sin salario, ya van más de 14 millones 700 mil personas.

Ahora, en el caso de las personas que en efecto cuentan con algún tipo de empleo, hay que revisar su nivel de ingresos. Resulta que el 40% de los trabajadores recibe solo un salario mínimo o menos, y el 30% recibe por su trabajo hasta 2 salarios mínimos. En total, son más de 41 millones 700 mil trabajadores con ese nivel de ingreso, igual o menor a 2 salarios mínimos.

Ya con un ingreso un poquito más digno, entre 2 y 3 salarios mínimos hay 4 millones 594 mil personas, y solo un millón 731  mil trabajadores ganan hasta 3 salarios. Con un ingreso mayor a 5 salarios mínimos, son 580 mil trabajadores. Hay casi 8 millones de trabajadores que no especifican su nivel de ingresos y 2 millones 900 mil que no reciben ingresos por su trabajo.

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Entonces los trabajadores no reciben un sueldo elevado, pero al menos deben contar con prestaciones aceptables. ¿O no?. Bueno, la tasa de informalidad laboral, donde se encuentran trabajadores que no cuentan con prestaciones ni contratos conforme a la ley, es de ¡54% de la población ocupada!, es decir, casi 32 millones de personas.

Es necesario realizar un diagnóstico serio y objetivo de las condiciones laborales de la población mexicana, o no será posible diseñar políticas públicas eficaces que atiendan sus requerimientos y promuevan un mayor bienestar social. Es lo justo.

 

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