EL PASO IMPLACABLE DE LA SEÑORA MUERTE
Ayer martes por la noche madrugada, la guadaña de la señora muerte fue implacable y certera. Se llevó a sus sagrados aposentos, a uno de los mejores periodistas nacido en Tabasco el grandioso y correcto hombre de amor por sus amigos, Guillermo Hübner Díaz. La “u” en alemán lleva encima una señal inconfundible: la “diéresis”. Su servidor, en estos artefactos hechos por la inteligencia del hombre, no acaba de entenderlos. Nunca escribe bien la diéresis.
En los días terrenales lo escogí para padrino cristiano de mi hijo Carlos Eduardo. Pero todo fue porque yo adoraba su amistad desinteresada. Todos los días, mi primer saludo mañanero, era para él. Había entre ambos una identificación total. Ser compadre de alguien tan generoso y fraternal era una especie de amor no declarado, pero si profesado.
Cuando lo conocí supe que estaba frente a un tipo extraordinario con orígenes nórdicos de Alemania. Con el tuve mi primer diálogo para referirme al poema de “Los Nibelungos”, el clásico poema que nos hace recordar la cultura nórdica que te lleva más allá de las clásicas fronteras de la falsa cultura que te enseñan en los libros de texto en tu idioma español donde tejes toda clase de historias.
Guillermo fue excepcional como amigo, pero más como maestro. En Tabasco tengo que reconocer que tuve tres grandes maestros de periodismo: 1.- Samuel Cantón Zetina, 2, Isidoro Pedrero Totosaúas y 3.- El queridísimo Memo Hübner. Ver igualmente –y admirar- a Mario Ibarra Lizárraga, me hizo tremendamente capaz y eficiente. La vida se acabó para Memo Hübner. No le dio oportunidad de disfrutar su última navidad.
SEGUNDA OPERACIÓN A SAÚL PÁREZ GALICIA: Hace una semana, otro periodista, Saúl Pérez Galicia, fue operado por segunda ocasión para curarlo del pernicioso cáncer. Espero que Dios, mi señor le traiga salud y mejores condiciones de vida. Triple abrazo Fraternal para ti, querido amigo Saúl. Soplan vientos de fronda para que cures tus males…