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El andamiaje del crimen de Estado

El andamiaje del crimen de Estado

Alfredo A. Calderón

“¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?” Jeremías 13:23

*Los dichos siempre contrastan con la realidad y en México esa brecha entre lo que se dice y lo que se hace ya no es grieta, es un abismo. Hernán “N”, exsecretario de Seguridad Estatal de Adán Augusto López. Hoy, con las esposas en las muñecas, presunto líder del grupo criminal La Barredora, empresa delictiva del Estado dedicada al huachicol, al narcotráfico, a la extorsión y al tráfico de migrantes*

*De eso, Adán Augusto, sigue jurando que nunca supo nada ¿Usted le cree? Sus juicios sumarios lo condenan, igualito a lo que Adán repitió hasta el cansancio contra Genaro García Luna: “si no sabía, es culpable por omisión; y si sabía, es cómplice”. Pero en su caso la saliva se le atraganta, porque los papeles hablan. Documentos de inteligencia fechados desde 2019 ya ligaban a Bermúdez con el crimen organizado*

*¿Y quién debía actuar? Audomaro Martínez, el hombre que cuidaba a Andrés Manuel López Obrador, convertido después en director del CNI, ni él, ni la Marina, ni la Secretaría de Gobernación movieron un dedo. A decir verdad: “las manchas ya no caben en el uniforme”. Hablamos de personajes encumbrados, empoderados por la gracia presidencial: Bermúdez Requena, Rafael Ojeda, Alfonso Romo y si extendemos la lista, faltan dedos de las manos*

*A este clan se suman los sobrinos del almirante Ojeda, empresarios de saliva dorada y políticos con olor a pólvora y gasolina robada. Ya no son anécdotas ni casos aislados: lo que se perfila es una estructura, un andamiaje criminal dentro del Estado. El propio general Luis Crescencio Sandoval levantó oficios advirtiendo sobre estas conexiones. ¿Y qué pasó? Nada. Silencio oficial, complicidad tácita*

*El mismo guion de siempre: cuando el poder político está involucrado, la justicia se encierra en el armario ante la corrupción metastásica. Una corrupción que siempre ha existido en todos los partidos y todos los gobiernos. Se gestó en el PRI, PAN y PRD, se perfeccionó en la 4T. Demasiado evidente: ¡Nadie pensó donde todos robaban! Claudia Sheinbaum no tiene porqué cargar sarcófagos con cadáveres engusanados*

*Para Morena, el costo de tenerlo aún en el Senado se mide en cada semana de desgaste, en cada nota internacional que exhibe la infiltración del narco en las estructuras de gobierno. Afuera, la derecha norteamericana afila sus cuchillos con el discurso de un Estado mexicano corroído por los cárteles. Adentro, nadie levanta la mano en defensa del tabasqueño, la revuelta interna entre senadores ya es un hecho*

*Los que alguna vez lo respaldaron, callan porque ellos mismos andan en la cuerda floja. La política no tiene piedad: al cadáver útil le llega la hora de la fosa. Adán Augusto no sólo perdió su futuro, perdió hasta su valor como espantajo. Su final no será con un portazo, sino con un silencio incómodo, el que se guarda cuando el difunto ya hiede demasiado*

*El Senado no puede ser presidido por un hombre bajo sospecha, y el país no puede cargar con esa losa de descrédito. El tema no es si caerá. El tema es cuándo. Y en política, cuando el cadáver apesta, la sepultura es inmediata porque el hedor del sarcófago es insoportable. Ubiquemos: Adán es la versión moderna del crimen de Estado en versión tropical, donde la “4T nunca llegó”, juraba ser la vacuna, pero resultó incubadora*

*Hernán Bermúdez es apenas una pieza visible, un fusible quemado para salvar el cableado podrido. Eso que apenas asoman sus engusanadas cabezas los notarios implicados que a base de Prozac tratan de dormir y calmar sus nervios; pero la realidad, brutal y desnuda, es que lo que a diario estalla en Tabasco o en la Marina, no es otra cosa que la confirmación de que el poder fue tomado como botín de guerra*

*La Barredora no es solo un grupo criminal; es la metáfora perfecta de un sistema que barre la ley, barre la justicia, barrió la esperanza de un pueblo y barrió en muchos notarios su fe pública. Las consecuencias: en breve, el escándalo apenas comienza. El Waterloo, Armagedón o última gran guerra de muchos políticos no es mirar al futuro, ya empezó. “Hay cadáveres que pueden ser útiles, hasta que comienzan a apestar”*

*La defunción política de Adán Augusto López -anotada por Jorge Zepeda Paterson ayer en su columna-, no fue producto de un lento desgaste, sino del golpe seco que generó la orden de aprehensión contra su ex secretario de Seguridad Pública en Tabasco. Una bomba de tiempo que él mismo Adán Augusto colocó en su gabinete, ahora explotándole en la cara. Pero esa fórmula envenenada hoy le cobra factura al movimiento*

*El escándalo no sólo es tabasqueño. Huele a complicidad estructural: en paralelo, la Marina arrastra a sus oficiales vinculados al huachicol fiscal, sobrinos incómodos del almirante Ojeda incrustados en Aduanas. Dos piezas del mismo tablero podrido: Adán en Tabasco, Ojeda en el mar. ¿Negligencia o complicidad? Da igual. El hedor es el mismo. En este tablero, Claudia Sheinbaum no necesitaba mancharse las manos. Sólo le bastó esperar: los frutos podridos están cayendo solos*

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*Adán se convirtió en lo que siempre fue: un cadáver político útil. Útil para distraer, para contener, para fingir equilibrios. Pero ha llegado el punto en que el cadáver que sembró gusanos a lo largo de su esfera de poder, comienza a apestar y ya no se sostiene en el salón del poder. Ese momento irremediablemente ha llegado de sacudirse a quién a su paso deja ver la desnudez de su “imperio” y el andamiaje del crimen de Estado*

*SÉPTIMO SELLO*

*El teatrillo del poder siempre luce pulcro en la tribuna, pero en el sótano rezuma podredumbre. El caso de Hernán Bermúdez Requena es apenas un espejo roto en el que se reflejan demasiadas caras conocidas. Lo pintaron como “secretario de Seguridad”, pero en la práctica era el comandante de una franquicia del crimen: huachicol, droga, extorsión, tráfico de personas: el menú completo servido bajo la sombra del poder. Lamentable, fue amigos de muchos que hoy lo niegan*

*SÉPTIMA TROMPETA*

*Lo que huele más a azufre es que no se trata de casos aislados. Hay quienes lo llaman: una estructura del crimen: los sobrinos del almirante Ojeda metidos en el huachicol fiscal, las denuncias de Sandoval que nadie quiso leer, Fernández Noroña engordando sus cuentas bancarias bajo el disfraz de austeridad y el Senado acabó siendo una maquinaria que institucionalizó la corrupción, sólo que con nuevos rostros y la misma soberbia de siempre*

*SÉPTIMA COPA*

*Al final, la moraleja es la misma de siempre: los dichos se anuncian en plaza pública, pero la realidad se cocina en las cloacas del poder. Y en esa cloaca, Bermúdez no era un lobo solitario: era parte de la jauría que se alimentó, nutrió y nutre de impunidad. No porque antes hubiéramos tenido gobernantes santos, sino porque desde que llegó Adán y Merino Campos en sólo un sexenio incubaron algo peor: un Estado que parió su propio cártel, con nómina, uniforme y discurso moralizador de cortina*

Alfredo A. Calderón


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