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Efectivo el tapón de boca de Casasús

Efectivo el tapón de boca de Casasús

Alfredo A. Calderón

*”Sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, hay pecado y de mal procede” Mateo 5:37*

*En política, los silencios se cobran caro y las palabras se devuelven con factura. Apenas el alcalde Armin Marín tronó contra Javier May por el incumplimiento de acuerdos, apareció Daniel Casasús Ruz, secretario de la SOTOP, con un estilo distinto: nada de estridencia ni reclamo, sino una defensa técnica, educada y con cifras. Ante la irracional embestida del alcalde Armin Marín, quien se percibió mareado por los arenales de las dunas del lejano Egipto*

 

*La narrativa de los números no admitió respuesta: Casasús Ruz se plantó con la serenidad del burócrata que sabe que el poder no se grita, se enuncia con datos. Citó una inversión de más de 123 millones de pesos en Emiliano Zapata en menos de un año: drenaje, agua potable, calles de concreto, alumbrado, escuelas, viviendas. La lista sonó como inventario de logros, pero en realidad fue una respuesta quirúrgica a Marín Saury: aquí sí se está cumpliendo y se está cumpliendo con obras visibles*

 

*Con esa aclaración retira el reflector del enojo municipal y lo coloca en el terreno de la gestión estatal. La traducción política es simple: “No es el gobernador quien falla, son los alcaldes quienes no saben reconocer las inversiones”. Evidencia de paso un alcalde con el cerebro atontado por el zangoloteo del camello y en un estado alterado de conciencia: quizás por el pan de pita o el eish shami o el ful medames*

 

*Ante la desequilibrada embestida de la bestia al trapo rojo, se impuso el estilo de la réplica: no hubo insulto ni descalificación personal. Casasús prefirió el camino de la mesura: un tapón de boca sobrio, como quien apaga un incendio con agua fría en lugar de gasolina. En el tablero político, esta táctica protege a May Rodríguez sin exponerlo directamente al desgaste de confrontar con un irascible alcalde que explotó como “bomba de año viejo”*

 

*La Biblia dice en Proverbios 15:1: “La blanda respuesta quita la ira, más la palabra áspera hace subir el furor.” Casasús lo entendió: frente al grito indignado, optó por la refutación amable, calculada y con apariencia de autoridad moral. La batalla del relato ubicó tiempos y circunstancias: el choque entre Marín y Casasús no es menor. Marín puso el acento en la palabra incumplida, en la traición al pacto; Casasús trasladó la discusión a la arena de las obras tangibles y las cifras comprobables*

 

*Tabasco vio cara a cara el clásico duelo entre el discurso emocional de la indignación y la narrativa fría de los números. El resultado, por ahora, favorece al gobernador: el secretario de la SOTOP logró reposicionar a May como el hombre que invierte, que cumple y que transforma, mientras dejó al alcalde con la carga de parecer un reclamante aislado, molesto porque su colonia no entró aún en la lista. En Tabasco, la política se juega tanto en las plazas como en los comunicados*

 

*Marín apeló al pueblo con la rabia de sentirse engañado; Casasús respondió con el aplomo del funcionario que se sabe respaldado por presupuesto. El primero habló de la palabra rota, el segundo mostró el pavimento ya puesto. Entre ambos estilos, la población decide a quién creer: al alcalde que grita desde la trinchera o al secretario que, con voz de notario, certifica los números del gobernador. La batalla no terminó, pero por esta ronda, fue efectivo el tapón de boca de Casasús*

 

*SÉPTIMO SELLO*

*Ahora bien, una vez más Pepín, se ha convertido en la muralla de May. Cuando la tormenta arreció contra el gobernador Javier May por los dardos del alcalde Armin Marín, José Ramiro “Pepín” López Obrador salió a la cancha con la naturalidad del que no necesita disfrazarse. Nada de poses ni frases rebuscadas: habló con la contundencia de quien lleva décadas en la política tabasqueña y entiende que la mejor defensa es la lealtad sin fisuras*

 

*Ubicó si, de inmediato: el peso de la reunión, Pepín recordó que los 17 presidentes municipales fueron informados personalmente por el gobernador sobre la inversión que Tabasco destinaría en cada territorio. Esa precisión es más que un detalle técnico: es un golpe directo al discurso de Marín, que acusa incumplimientos. En palabras del secretario de Gobierno, no hubo engaños ni improvisaciones: cada edil sabía la cifra que le correspondía*

 

*SÉPTIMA TROMPETA*

*En el caso de Emiliano Zapata, Pepín fue claro: más de 100 millones de pesos en infraestructura, inversión de la Junta Estatal de Caminos, recursos de SEAS y, además, 40 millones adicionales para 100 viviendas. Una cascada de datos que buscan sepultar la narrativa de desdén e incumplimiento. El giro político: Lo más fino estuvo en la estocada final: “Sería bueno preguntarle a él —Marín Saury— ¿Cuánto le destinaban los gobiernos anteriores a Emiliano Zapata?”*

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*La frase opera como ancla política: convierte a May en el gobernador que da más que nunca y reduce al alcalde a la figura del inconforme que muerde la mano que le da de comer. En el relato de Pepín, Marín no es un luchador por su pueblo, sino un rijoso desagradecido que ignora la diferencia entre el antes y el ahora*

 

*Ahora bien ¿El papel de Pepín? El secretario de Gobierno asumió lo que en política local pocos se atreven: poner otra vez el pecho por el gobernador en público, no con medias tintas, sino con números y comparaciones históricas. Su voz tuvo dos efectos inmediatos: Uno, blindar a May Rodríguez de la narrativa de incumplimiento y dos: mostrar cohesión interna en un gabinete que, hasta ahora, parecía dejar al mandatario sólo frente a los cuestionamientos*

 

*SÉPTIMA COPA*

*La Biblia enseña en Proverbios 18:24: “Hay amigos más unidos que un hermano.” Pepín se convirtió en ese hermano político que sale al ruedo cuando la sangre huele a debilidad. En Tabasco, la disputa no es solo por calles o drenajes, sino por la narrativa del gobierno que cumple frente a los alcaldes que reclaman. Armin Marín levantó la voz con indignación; Casasús y Pepín respondieron con números y firmeza*

 

*El resultado es claro: mientras Marín quiso poner en duda la palabra del gobernador, Pepín López Obrador transformó el debate en una defensa cerrada de Javier May, recordando que en inversión municipal, los números actuales no tienen precedente. El alcalde habló con enojo; el secretario habló con poder. Y en política, la voz del poder siempre pesa más*

Alfredo A. Calderón


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