De la tragedia en España y el eco en Tabasco
Por: Kristian Antonio Cerino
UNA DE LAS GRANDES TRAGEDIAS de los últimos días ha sido la inundación y devastación en la provincia de Valencia en España, ocasionada por Dana o Depresión Aislada en Niveles Altos.
A través de los diarios, la televisión y los medios sociales, hemos visto el impacto de la tragedia ante el desbordamiento de ríos producto de una masa de aire polar o gota fría, con exceso de lluvias, que a lo largo de siglo y medio ha causado destrozos en España. Esta vez, ha cobrado la vida de unas 214 personas en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía, y la desesperación ante la búsqueda de desaparecidos entre escombros, lodo y palos acumulados, arrastrados por los afluentes que salieron de su cauce. De hecho, algunos cuerpos han sido localizados en la desembocadura al mar.
Si bien entre integrantes del gobierno y voluntarios se han dado a la tarea de limpiar casas y calles, preocupa el pronóstico de más lluvias para la región: “Alerta roja en el litoral de Valencia por nuevas tormentas de gran intensidad”, publicaron los sitios web 20 Minutos y CNN.
Este fin de semana, y después de cumplirse cinco días de la tragedia, arribaron a Valencia el Rey Felipe VI y el presidente español Pedro Sánchez; y acompañados por Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, recorrieron la zona siniestrada. Sin embargo, los valencianos —sobre todo de Paiporta, una de las poblaciones con mayor afectación— los agredieron con lodo gritándoles “asesinos”. Esto porque llevaban más de 120 horas en el desamparo y porque, al culpar a Mazón, lo responsabilizan de no emitir una alerta, de al menos diez horas, de lo que podría suceder; lo que habría evitado cada pérdida humana. Desde luego, ya piden su renuncia. Aunque el lodo fue esquivado por escoltas, el Rey se vio en la necesidad de aceptar el repudio social en medio de la desesperanza y el hecho de llegar tardíamente al sitio.
Esto nos recuerda la vez en que el gobierno del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, en el marco del huracán Otis en Acapulco (2023), no emitió la alerta ante la dimensión del meteoro y su impacto, lo que provocó la muerte de 50 personas para la Presidencia, no así para la prensa que reportó unos 350 decesos. Aunque Obrador buscó remediar su error ingresando por tierra al puerto un día después, la comunicación ya había sido un fracaso.
Ahora, en España, la ciudadanía paga y pagará los costos de la avalancha de agua y lodo que sepultó casas, vehículos y humanos. Las imágenes, que rebotaron en todo el mundo, dan una aproximación de la magnitud de esta tragedia, sobre todo, la de los automóviles apilados en todas partes. Ahora bien, y de acuerdo con analistas, lo sucedido en Valencia es un reflejo de las consecuencias que arroja el Cambio Climático.
Nadie está exento, ni Tabasco
En el caso de Tabasco, en octubre reciente se padecieron inundaciones en la zona baja de La Sierra, el corredor montañoso y ribereño de la provincia, y Centro. Más allá de las atenciones a la población afectada, se anunció —de parte del gobernador Javier May— la reforestación y dragado de ríos, como parte de las acciones para evitar la salida de afluentes.
No obstante, y justo cuando se conmemoró 17 años de aquella gran inundación en Tabasco, el territorio tabasqueño podría repetir un escenario similar. Incluso, desde abril de 2024, Luis Antonio Cabrera de la Comisión Nacional del Agua, lo anticipó. Afortunadamente no ha pasado a mayores, pero las posibilidades de que suceda otra vez, ahí están.