Cuando el centinela viene de afuera


*“Pondré atalayas sobre ti, y ellos nunca callarán ni de día ni de noche” Isaías 62:6*
*En la telenovela política mexicana, la palabra “soberanía” se pronuncia con la solemnidad de un juramento, pero se guarda en un cajón cuando llega la hora de abrir la puerta al extranjero. Hace apenas unos días, Claudia Sheinbaum juraba, con la entonación de quien niega que la tortilla subió de precio, que drones gringos en México jamás. Indignidad pura, decía. Ultraje intolerable y se entiende, es su papel*
*Pero, como en un capítulo mal escrito, apareció el giro: sí hay drones. Y no solo drones: aviones King Air estadounidenses, vuelos tripulados y no tripulados, recorriendo Veracruz, Culiacán, Michoacán y Jalisco como si fueran parcelas fumigadas por un vecino con llave de tu casa. El libreto oficial lo llama “cooperación bilateral” y “ayuda técnica contra el crimen organizado”*
*Pero el subtexto es brutal: el Pentágono patrulla tu cielo porque tu gobierno no puede, no quiere o no conviene que lo haga. Y mientras se acomoda la narrativa para sonar patriótica, los radares siguen registrando vuelos que no despegan de ninguna pista mexicana. Veintiséis elementos del “terrorismo mexicano” entregados; advertencias directas a los cárteles; y un murmullo que, dicen, llegó al oído de Sheinbaum: “sabemos más de lo que piensan y queremos ciertas cabezas”*
*Si esos nombres se pronunciaran en público, el discurso de la “soberanía nacional” se desplomaría como muro de Jericó al séptimo toque de trompeta. La Biblia advierte que cuando el centinela es extranjero, no vela por tu casa, sino por su botín. Y aquí, el centinela ya no llama a la puerta: entra con botas, mapa y lista en mano, para decidir qué muebles se quedan y cuáles se queman*
*No estamos ante cooperación: estamos ante la cesión voluntaria de la última parcela de dignidad nacional por la embestida de Donald Trump. Y lo más triste no es que los drones vuelen, sino que ya no hay nadie dispuesto a derribarlos. “Si el centinela viere venir la espada, y no tocare trompeta y viniere la espada y se llevare alguna vida, de mano del centinela demandaré la sangre” -Ezequiel 33:6-. Bueno, eso dice la Biblia. En este cielo rojo, ya no hay trompetas mexicanas. Solo zumban las hélices extranjeras*
*La gran ironía de esta “guerra directa” contra los cárteles es que se vende como cruzada por el bien de México, pero viene con un riesgo que pocos se atreven a pronunciar: cuando la guillotina gringa baje, no sólo rodarán cabezas criminales, sino también las de socios incómodos con credencial oficial de senadores, gobernadores, diputados y más ¿Estarán escuchando Adán, Américo, Mario Delgado, Manuel Bartlett y …?*
*Esto no es nuevo. Es un déjà vu geopolítico que ya vimos en Irak, Libia, Afganistán. El libreto es siempre el mismo: un país se resiste a “entrarle al gallo” contra quienes incomodan a Washington, y termina extendiendo alfombra roja para que el vecino del norte ponga pie firme en su tierra. Sólo que ahora, la versión viene subtitulada en español y con escenas grabadas en nuestro cielo: drones, vuelos tripulados y listas negras que cruzan las paredes de Palacio Nacional*
*”Y entrarán en tus puertas como por tierra abierta, y tu esplendor será hollado” -Lamentaciones 2:9-. México no es un punto perdido en el mapa para el estadounidense promedio: es frontera viva, mercado, corredor y pieza clave de su seguridad interna. Por eso, cuando los radares detectan aeronaves sin origen mexicano y se murmuran nombres de “cabezas” pedidas por el Pentágono, no hablamos de un operativo cualquiera: hablamos de la antesala de un “ataque preventivo autorizado” al estilo del Patriot Act, sólo que aplicado a nuestra casa*
*Mientras tanto, aquí seguimos entretenidos con chismes de carritos eléctricos y promesas de industria futurista, como si el ruido sirviera para tapar el tambor de guerra que suena a lo lejos. Pero la realidad es simple: si no enfrentamos el crimen con seriedad, alguien más lo hará. Y ese alguien no pedirá permiso ni cuidará nuestra soberanía. “Y vendrán sobre ti de todas partes, y te apretarán por todos lados; y derribarán tu tierra y a tus hijos dentro de ti” -Lucas 19:43-44-*
*Ahorita: es el ojo que vigila desde el cielo. Un dron estadounidense sobrevoló Tejupilco, Estado de México, y el gobierno mexicano lo presentó como un acto de “colaboración”. Un gesto “amistoso” que, sin embargo, se produce justo después de que Donald Trump —de vuelta en la Casa Blanca— ordenara en privado al ejército norteamericano combatir a cárteles latinoamericanos ya catalogados como organizaciones terroristas*
*No fue un vuelo cualquiera. Es el ojo del vecino que no duerme, la señal de que nuestra soberanía, tantas veces invocada como bandera política, no le queda de otra que plegarse ante la presión de un Donald Trump enloquecido que usa aranceles como látigo y acuerdos de seguridad como mordaza ¿Hasta dónde han sido los pactos? ¡Sólo ellos saben! Omar García Harfuch, titular de la SSPC, hace lo que puede, malabareó y aseguró que no era un dron militar*
*Que no había intromisión. Que volaba “a petición de alguna institución del gobierno mexicano”. Pero ¿Qué tan voluntaria es una “petición” cuando el Pentágono ya marcó objetivos y el presidente de Estados Unidos tiene el dedo sobre la guillotina de los aranceles? La pregunta no es si habrá intervención. La pregunta es cuándo, y quiénes caerán primero cuando la espada extranjera decida limpiar la casa: a su modo. Sobre todo: cuando el centinela viene de fuera*
*Séptimo sello*
*Ubiquemos: “Y daré sobre ti ojo vigilante, y no te será oculto lo que hagas” -Jeremías 16:17-. Nos dicen que todo es por el bien de México, por “investigaciones locales”. Pero el contexto de Donald Trump apesta a ultimátum, es decir: limpias tu casa o vendrá alguien a hacerlo por ti y a nuestro modo. El miércoles fue un dron espía; nada más. Mañana, un dron de los que atacan -falta poquito- y después quizá, un convoy de élite*
*Lo que nadie ha explicado ni dicho es que esos drones no sólo filman nada más; esos drones graban conversaciones de: celulares, radiotransmisiones, trazan rutas, analizan la geografía y la orografía y la contrastan con imágenes satelitales. El cielo mexicano ya no es nuestro cuando sobre él planea la sombra de otro gobierno, recopilando inteligencia que no siempre será compartida y que puede servir tanto para golpear al crimen como para ajustar cuentas políticas*
*Séptima trompeta*
*Entendamos: “Vendrán de lejos contra ti naciones grandes, como águila que se lanza veloz” -Deuteronomio 28:49-. Se entiende y se entiende bien que el relato oficial busque calmar, decir que no hay riesgo, que es cooperación, que es técnica y no invasiva. La embestida de Donald Trump apenas está comenzando*
*Pero cada sobrevuelo extranjero sobre nuestro territorio es también un recordatorio: el centinela ya no está en nuestra muralla, sino en la del vecino, mirando hacia adentro y listo para actuar. Una cosa es segura: todo tiene su tiempo. Sheinbaum Pardo está haciendo lo que puede contra un maldito loco como Donald Trump*
*Séptima copa*
*Los mexicanos no somos “vendepatrias”. Habrá que dimensionar que México es un infierno entre narcos con metralleta y narcos de saco y corbata en cargos públicos y curules de diputados y senadores -que son los peores-. Esos drones vuelan alto o bajito, pero no es sobre la casa del vecino que toda la vida ha sido un ciudadano normal, sano y decente*
*Esos drones están cepillando el país ubicando a quienes Donald Trump llaman terroristas y nuestro ejército apenas llama: generadores de violencia y por seis años los abrazaron. Hay que dejar trabajar a Omar García Harfuch y Claudia Sheinbaum. Es un aliciente para la sociedad escuchar que han bajado los niveles de homicidios dolosos, pero no ha sido gracias a los “abrazos” sino al trabajo de inteligencia que se está realizando*