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Adán Augusto y la prensa

Adán Augusto y la prensa

Erwin Macario

Dice Gabriel García Márquez, en Cien años de soledad, “Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza y momentáneamente capturada por las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la letra escrita”.

En el esplendor de su poder —logrado más por la gratitud del gobernante salvado de la cárcel por su padre, que por sus méritos—, Adán Augusto López Hernández no sólo ahondó la división política de más de cinco sexenios en Tabasco, sino que intentó desaparecer la prensa crítica y se rodeó de lo peor de los periodistas.

En esa “realidad escurridiza” olvidó “los valores (la fuerza) de la letra escrita” que documentan, en las hemerotecas de Tabasco su paso de ser un hijito de papá, heredero de una notaría pública honorable —que deshonró—, a ser hoy uno de los políticos más millonarios de México, aunque bajo la sospecha y señalamiento de haber sumado a la corrupción oficial sus nexos y negocios con la delincuencia organizada, lo que lo coloca al borde de una caída estrepitosa.

Si bien mantuvo cierta relación de publicidad y propaganda con los medios informativos tradicionales, también intentó destruirlos, para lo cual no sólo desapareció la oficina de Información y Relaciones Públicas sino que ordenó a todas las dependencias gubernamentales y a los 17 ayuntamientos de Tabasco, no dar información y mucho menos pagar publicidad a los medios, excepto, entre ellos, a Rumbo Nuevo, a cuyo director Jorge Alberto Javier Quero recibió tanto dinero público que no estuvo dispuesto a soportar la austeridad del gobierno del sucesor de su benefactor y cerró el diario más antiguo de Tabasco y eliminó de las redes toda las pruebas de esa alianza corrupta y también el ejercicio responsable de algunos periodistas que escribimos en ese diario.

Quizá también haya destruido la hemeroteca particular de ese matutino, pero la letra escrita sobrevive sobre la realidad escurridiza de quienes intentan engañar a la Historia.

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Su odio hacia la prensa responsable, que informa pero también analiza, y su alianza corrupta con lo peor del periodismo se manifiesta estos días en que su operador financiero principal, Carlos Íñiguez Rosique “Caliche”, intenta menoscabar las informaciones del caso Hernán Bermúdez Requena y el clan encabezado por Adán Augusto.

Erwin Macario


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