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A “Fuego Lento”, se “cuece” otro 68. ¡Cuidado!

A “Fuego Lento”, se “cuece” otro 68. ¡Cuidado!

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A “Fuego Lento”, se “cuece” otro 68. ¡Cuidado ¡
Por: Mario Gómez y González

Fuentes bibliográficas consultadas nos indican que, el contexto histórico mundial de 1968 estaba regido por los movimientos sociales, principalmente obreros y estudiantiles. En el caso de los acontecimientos sucedidos en México durante este periodo, su origen se puede ubicar dentro de una corriente de movilización social que, desde décadas atrás, pugnaba por una mayor apertura democrática en un país con un sistema político de partido hegemónico (Autoritarismo) y de control total; sin equilibrios.

El movimiento estudiantil del 68 fue un movimiento social surgido en 1968 del que participaron estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de otras instituciones educativas mexicanas, además de profesores, profesionales, obreros y otros sectores sociales. El movimiento estudiantil del 68 no se dio a partir de una única causa, sino que fueron varios los factores que incidieron en su desarrollo.

Hay coincidencias plenas que, en el fondo, el origen del movimiento fue por el autoritarismo del gobierno de aquellos entonces (PRI); muy similar a los actuales tiempos del ahora partido oficial (Morena), que pretende el control férreo y absoluto de la política, la economía, la academia y toda la vida productiva de México y los mexicanos. Todo sin contrapesos.

En los actuales escenarios de la izquierda que nos gobierna a los mexicanos, cuando los antagonismos alcanzan grados extremos, los adversarios se convierten en enemigos. Por ello, en la disputa por el poder, a los adversarios hay que derrotarlos y a los enemigos destruirlos. No hay margen para medias tintas, el enemigo no solo debe ser desarmado, sometido y reducido; sino eliminado.

Cuando los desacuerdos por intereses políticos son extremos, se exacerban los antagonismos y no hay lugar para negociaciones.

En el contexto y escenario de imponer (a la de a guevos), la Reforma al Poder Judicial, el actual gobierno presidencial encabezado por Andrés Manuel López Obrador; la presidenta entrante Claudia Sheimbaum y el partido oficial Morena- a través de sus mayorías calificadas en las cámaras de diputados y senadores- “lograron”, sacar a las calles a las universidades públicas y privadas más importantes de este país.

Esto es, las protestas y movilizaciones públicas de un sector importante de la sociedad mexicana y para el desarrollo nacional que lo constituyen los académicos, intelectuales, estudiantes, centros de estudios superiores, se están dejando ver, sentir y escuchar de cara al pueblo de México, lo que vaticina “tiempos muy difíciles” para el país en todos los aspectos.

“Voy derecho y no me quito”, pareciera ser la consigna del presidente López Obrador, en el sentido de dejar lista y llevarse los aplausos por la Reforma Judicial y-en este sentido- es casi seguro que, en corto, el presidente tabasqueño repita sin cesar lo que decía cuando la pandemia del covid (que dejó miles de mexicanos muertos y la evidencia de un sector salud, desmantelado), “que se mueran, los que se tengan que morir”.

Por eso es que otro 68 es posible en México, al momento que se arrecien las protestas del sector pensante del país ante la aberrante reforma a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el gobierno mexicano (léase y entiéndase AMLO), no le temblará ni la mano, ni la voz, para ordenar una represión brutal en contra de los académicos, estudiantes, intelectuales, juristas, teóricos del Derecho, investigadores y de las universidades.

Vaya, AMLO (no lo creo, en lo personal de Claudia Sheimbaum, por sus antecedentes académicos), podría ordenar la intervención de las fuerzas armadas-ante cualquier “pretexto”- para reprimir a quienes se oponen con la fuerza de la razón a sus reformas, logrando con ello (la intervención castrense y de los cuerpos policiacos), distractores y-de una vez por todas- la imposición del autoritarismo, como forma oficial de gobierno en México. Su “razón de Estado”.

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Aún se mueve

“París bien vale una misa”, es una expresión atribuida a Enrique de Borbón o de Navarra, el pretendiente hugonote (protestante) al reino de Francia, que eligió convertirse al catolicismo para poder reinar.

Desde entonces viene utilizándose con el sentido de la conveniencia de establecer prioridades: es útil renunciar a algo, aunque sea aparentemente muy valioso, para obtener lo que realmente se desea.

Ante la represión que ya asoma su rostro, la “razón de estado”, de Andrés Manuel, quien no dudaría en agregar: “y, que la historia me juzgue”, en clara alusión al alegato de autodefensa del dictador Fidel Castro Ruz, ante el juicio en su contra iniciado el 16 de octubre de 1953 por los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en las ciudades de Santiago de Cuba y Bayamo, Cuba, respectivamente, sucedidos el 26 de julio de ese mismo año.

Jaque Mate** Otro 68, asoma el rostro** el autoritarismo a su máximo nivel** cuidado** el horno no está para bollos** fue todo por hoy** hasta mañana Dios mediante.

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