¡Exaltación de ineptitudes!
“Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente” “Proverbios 6:16-17″
*Demasiado lamentable lo que ha sucedido con la actuación de la Fiscalía y la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana SPPC, tanto esfuerzo del gobernador May Rodríguez por restaurar la credibilidad social y estas dos instituciones tan importantes en ese rubro cometen una pifia. En este espacio se ha apoyado el trabajo de Tonatiuh y Serafín Tadeo procurando restaurar la paz y también se han cuestionado sus abusos y fallas. Meditemos*
*Cuando un homicidio tan doloroso tarda nueve días en tener “movimiento oficial”, no se está ante una investigación retrasada, sino ante dos instituciones que se hacen las dormidas mientras les gritan en la oreja. El asesinato del joven universitario Rodrigo Isidro fue el 14 de noviembre. El comunicado del fiscal Tonatiuh llegó hasta el 23. Nueve días. En tiempo político, eso es un siglo. En tiempo de impunidad, es apenas un bostezo más*
*Pareciera que todo suena a ese viejo truco de tirar el expediente a un cajón para ganar tiempo, a ver si el dolor que desgarra amaina, la indignación social se desinfla, si la gente olvida, si el obispo deja de hablar, si las marchas se secan. Pero no. Esta vez no. La presión social los arrinconó y tuvieron que moverse, no por convicción, sino por instinto de supervivencia administrativa*
*¿Qué clase de homicidio fue? Ni eso dijo el comunicado de los peritos de la Fiscalía ¡Un balazo en el cuello por la espalda, otro en la mano y con saña el tiro de gracia en el pecho! ¿Homicidio calificado? ¿Simple o accidental? El silencio es el lenguaje favorito de la Fiscalía cuando el caso huele mal. Y este hiede. Cuando la fiscalía evita nombrar el tipo de delito penal, no está protegiendo el debido proceso: está protegiendo a alguien*
*¡Aguantaron hasta que la presión los dobló! La marcha y dolor de los padres, el clamor del obispo, la indignación social que se volvió marea ¿Por qué extrañamente no hubo información? ¿Nueve días para un rústico comunicado? ¿Qué cosa no quieren decir? Nueve días de impunidad y silencio detonaron el caso en nota nacional e internacional*
*Sólo entonces despertaron los “peritos especializados en criminalística”. El problema es que la torpeza institucional salpica de fea manera la agenda del gobernador Javier May ¡Que alguien le explique al fiscal y secretario Tadeo que la seguridad de la ciudadanía es bandera, prioridad y narrativa central del compromiso del Gobernador! Estos funcionarios parecen empeñados en lesionar esa prioridad*
*¿A quién protegían? Esa es la pregunta que nadie quiere contestar. Porque el retraso no fue gratuito: ¿Protegían a mandos? ¿A un grupo dentro del grupo? ¿O simplemente se protegían por haber dejado escapar evidencia, tiempo y credibilidad? La tardanza no fue burocracia. Fue cálculo político. Y si tuvieron que dar el paso fue porque la sociedad ya no les dejó rincón para esconderse*
*¿Qué sigue? La detención de cuatro elementos no limpia nueve días de silencio ni borra la siembra del arma, menos la sospecha de complicidad. El daño está hecho. El mensaje también: en Tabasco, la impunidad no se combate por oficio… sino por presión. Así funciona el “sistema de justicia” que presume profesionalismo mientras tropieza con sus propias sombras*
*Tabasco perdió algo más grave que seguridad: perdió el sentido común. Y aquí estamos, otra vez, mirando cara a cara el exceso ante el cadáver de un joven de 20 años mientras las autoridades de procuración de justicia ensayan inexplicables explicaciones, como quien practica una coartada frente al espejo*
*Esto es síntoma de una secretaría de Seguridad Pública que ya no otorga seguridad menos protección, sino que actúa como la aterradora versión dos de la Barredora. Tiene en sus manos Serafín Tadeo un sistema que se quedó sin brújula y un aparato de seguridad que opera con la lealtad moral de una moneda lanzada al aire ¡Rodrigo Isidro Ricárdez no debería estar muerto!*
*Pero lo está, y lo está porque en Tabasco se cruzó esa línea que nadie admite, pero todos vemos: la línea donde la policía de repente deja de ser un escudo para convertirse en una ruleta rusa de ilegales retenes. Un día te protegen, otro día te persiguen, y el que sigue quién sabe. Ese vacío es el que transforma a cada patrulla en una interrogante y a cada sirena en un ruido que congela la sangre*
*El crimen ocurrió en un territorio donde la autoridad perdió el control de sus propios uniformados, donde los jefes se esconden detrás de comunicados cortos y huecos, y donde la SPPC vive de simular que tiene rumbo. El responsable de esa simulación es el titular. Es su firma la que sostiene a una corporación que se extravió en su propia indolencia, que dispara primero, siembra armas y arregla el reporte después*
*Que opera con protocolos invisibles y patrullajes que son, -para muchos ciudadanos-, simples fantasmas armados. Y mientras la familia del joven enfrenta el dolor como si se tratara de un castigo divino, la Fiscalía juega el viejo juego de manipular la realidad hasta que la gente se canse, hasta que los medios busquen otro caso, hasta que el expediente se vuelva un mueble más en una oficina saturada*
*Parece que en Tabasco la justicia se cocina a fuego tan lento que a veces ni hierve. La pregunta real no es ¿Por qué solapan? Sino ¿Por qué tendríamos que sorprendernos que solapen? ¡Es su especialidad! La duda que hoy flota sobre el asesinato es la más peligrosa posible: ¿fue una patrulla del Estado o un comando de “otra corporación” usando el uniforme? El hecho de que ambas opciones sean igual de plausibles revela un derrumbe tan profundo que debería provocar renuncias, no ruedas de prensa*
*La línea entre autoridad y criminalidad se borró, lo realmente escalofriante es que al joven no lo mató sólo un tirador. Lo mató un sistema entero que decidió funcionar sin controles, sin supervisión, sin vergüenza y sin memoria. Un sistema que dejó de proteger y empezó a perseguir, que dejó de actuar a la luz del día y empezó a moverse entre sombras*
*Un sistema que debiera responder, pero que prefiere ocultarse. En Tabasco, el colapso moral de la SPPC ya no es teoría. Tiene nombre, tiene fecha y tiene sangre. Parece cuento de terror, pero sin el mínimo ingenio literario: sólo sangre, silencio oficial y una cadena de instituciones que ya ni fingen estar despiertas ¿Quién sigue? ¡Sálvese quien pueda! Ante esta evidente ¡Exaltación de ineptitudes!*
*SEPTIMO SELLO*
*Cuando un ciudadano ya no sabe si está frente a la autoridad o frente a una célula delictiva, lo que está fallando no es la estrategia de seguridad: es la esencia misma del abuso. Lo que estamos viendo es un sistema policial donde la disciplina se rompió, la cadena de mando se oxidó y el criterio moral se evaporó. Donde hay oficiales con licencia para matar y jefes con licencia para encubrir*
*SEPTIMA TROMPETA*
*Hoy, a diez días de haber cometido ese infame asesinato nadie informa nada. Es la prueba de que el sistema no distingue entre proteger y atacar, la excusa es que los policías están sujetos a prisión preventiva; pero no hicieron el boletín donde la sociedad sea informada como corresponde a derecho y será hasta el viernes -por ampliación del término- en que el juez de la causa determine si son vinculados a proceso*
*SEPTIMA COPA*
*Pareciera que hay uniformados que operan como sicarios y sicarios que operan como autoridades, y que el ciudadano quedó justo en medio, sin defensa y sin verdad. La muerte de Rodrigo Isidro no es sólo un crimen. Es un mensaje. Y el mensaje es brutal: la SPPC dejó de garantizar la vida de los jóvenes. En Tabasco, un ciudadano puede morir por obedecer o por no obedecer detenerse en un retén. Hay demasiadas inconsistencias, demasiadas*
