Informar con ética.
La moral pública en México se erosiona empujada por un debate mediático donde gobierno y oposición se lanzan acusaciones.
Mientras algunos medios riegan mentiras como pólvora, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo opta por responder recordando que no está para censurar a nadie… pero tampoco para quedarse callada.
El problema es que en medio del ruido, la verdad se vuelve un lujo. La oposición emite un discurso, más bien es estrategia de supervivencia.
Pero pocos hablan de lo urgente: un ejercicio periodístico con ética real, no ese moralismo de ocasión que se activa sólo cuando conviene.
Quienes escribimos tenemos responsabilidad. No estamos para esparcir frustraciones disfrazadas de opinión ni para servir de caja de resonancia a profetas del rencor. Falta que los medios demuestren que siguen algún código de ética, si es que la tienen.
En contraste, una señal distinta vino del gobernador Javier May Rodríguez al referirse a la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT). Destacó su vocación humanista y el papel que juega en la educación pública del sureste, mensaje que, de paso, desinfla los chismes que quieren enfrentar al mandatario con el rector Guillermo Narváez Osorio. Es todo
