El carcinoma del CECyTE tiene nombre
“Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los que tengan alguna enfermedad en la piel, expulsen a los demonios” “Mateo 10:8″
*La tormenta se avecina en el sistema educativo de nivel medio superior en Tabasco. Lo que comenzó como un conflicto laboral está convirtiéndose en una hoguera de dignidad, donde los trabajadores del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Tabasco (CECyTE) —afiliados al STEMS— están siendo empujados al límite por un régimen de prepotencia, acoso y corrupción encabezado por Guadalupe Arias Acopa*
*El mismo que ya dejó un rastro de ruina administrativa en el Tecnológico de Centla. La historia se repite, como si el saqueo fuera una asignatura obligatoria. Arias Acopa no llegó al Cecyte a educar ni a transformar, sino a extender su red de poder, con la complacencia de su madrina política, la secretaria de Educación, Patricia Iparrea, quien lo promovió con la misma ligereza con la que ahora protege sus abusos*
*Bajo la sombra del pasado, Arias Acopa carga un historial manchado: desvíos de recursos, opacidad en contratos y uso del Tecnológico de Centla como su “caja chica”. Hoy, repite el patrón en el Cecyte, alegando que “no hay presupuesto” para cumplir con los derechos laborales de los trabajadores, mientras contrata a una docena de abogados —doce bocas insaciables— que cobran sueldos superiores a los 60 mil pesos mensuales*
*Y como si la ironía necesitara un director de escena, entre ellos figura Javier Vargas Ramón, abogado externo y viejo operador de maniobras sucias en el Tecnológico de Los Ríos, que ahora funge como verdugo sindical. El descaro se volvió método: el Cecyte está “quebrado” solo cuando se trata de pagar estímulos, bonos o retroactivos. Pero milagrosamente tiene dinero para financiar contratos inflados para pintar 21 planteles con una empresa fantasma creada por su jefe de Recursos Materiales, Jorge Alberto Romero López*
*La firma se llama Hara Construcciones, aunque su verdadero oficio parece ser el blanqueo administrativo. Tres millones de pesos para pintura que huele más a lavado que a progreso. En sentido administrativo, el terror como política institucional: desde que Arias Acopa asumió la dirección, el Cecyte se transformó en un campo de intimidación. Los maestros viven bajo amenaza constante. El acuerdo de “no represión” firmado ante la Procuraduría de la Defensa del Trabajador es papel mojado*
*Los despidos injustificados se multiplican, los delegados sindicales son hostigados y los trabajadores son presionados para cambiar de sindicato, abandonando el STEMS para engrosar las filas del sindicato minoritario, manipulado desde la dirección general. El caso más indignante: un trabajador fue obligado a desistirse de su queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Lo subieron a un auto oficial, lo llevaron hasta las oficinas y lo forzaron a firmar su rendición bajo amenaza de despido*
*No es solo abuso de poder, es humillación sistemática. Una maquinaria de miedo que busca quebrar la moral de los trabajadores para instaurar un régimen de sumisión. Mientras todo esto ocurre, la secretaria de Educación permanece impasible. El incendio está en su casa, pero ella se dedica a soñar con 2030. Iparrea no solo apoya a Arias Acopa: lo blinda*
*Lo defiende frente a las denuncias, minimiza los abusos y evita que el gobernador Javier May conozca en realidad la magnitud del desastre. Su omisión no es inocente. Su silencio es complicidad. El gobernador, que ha hecho bandera de la honestidad y la justicia social, no puede permitir que bajo su administración florezcan estos mini dictadores que usan su nombre para justificar atropellos. Arias Acopa presume que “tiene línea” del Ejecutivo, cuando en realidad se refugia bajo la sombra de Iparrea y su pequeño feudo burocrático*
*¿El sindicato al borde del estallido? Candelario García Torres, secretario general del STEMS-Cecyte, ha resistido con dignidad. Pero su paciencia se agota. Los trabajadores suman ya tres despidos injustificados en cuatro meses, y más de 200 empleados con prestaciones y retroactivos retenidos. La represión sindical ha sido tan descarada que el propio dirigente ha tenido que responsabilizar públicamente a Arias Acopa y a su equipo de cualquier daño que sufra él, su familia o sus compañeros*
*La mecha está encendida. Las marchas no tardarán en llegar. Lo que comenzó como una inconformidad administrativa está tomando forma de rebelión laboral. Arias Acopa se presenta como un “transformador”, pero en realidad es un operador político del viejo régimen, disfrazado con los colores de la 4T. Un camaleón del poder, un oportunista que usa el discurso del cambio para ocultar su corrupción*
*Su vínculo con el senador Adán Augusto López Hernández no es secreto. Su papel parece ser el de un infiltrado que debilita desde dentro el proyecto educativo estatal, sembrando caos y descontento para beneficios personales y políticos. El Cecyte de Tabasco, que debería ser un faro de conocimiento y formación técnica, se ha convertido en un símbolo de decadencia moral. Sus planteles pintados con contratos inflados son el retrato perfecto de una institución maquillada por fuera y podrida por dentro*
*Si algo enseña esta historia es que la corrupción nunca se jubila, solo cambia de uniforme. Y mientras los trabajadores son humillados, los alumnos —la verdadera razón de ser del sistema— observan cómo sus maestros son perseguidos, cómo la educación pública se mancha con la mugre de la impunidad. El destino del Cecyte Tabasco no está en las manos de Arias Acopa, sino en la de los trabajadores que aún conservan el valor de no arrodillarse*
*Ellos representan el último bastión de dignidad en un sistema que ha olvidado su propósito. Porque no hay transformación posible cuando el verdugo dirige la escuela. Y no hay educación digna donde se enseña a obedecer al miedo. Esta batalla ya comenzó. Y esta vez, los que callaron serán testigos de cómo el abuso se consume en su propio fuego. Definiendo y ubicando: el carcinoma del CECYTE Tabasco tiene nombre*
*SEPTIMO SELLO*
*El reciente Reporte de Incidencia Delictiva presentado por la presidenta Claudia Sheinbaum y la titular del SESNSP, Marcela Figueroa Franco, trajo un respiro estadístico: una reducción nacional del 37% en homicidios dolosos y una cifra imponente de 37 mil detenciones por delitos de alto impacto. México respira más tranquilo. Tabasco aparece en el tablero con una reducción del 51% en homicidios dolosos entre febrero y octubre de 2025. El dato suena prometedor, incluso espectacular si se le mide con el pulso nacional*
*SEPTIMA TROMPETA*
*Después de años en los que la violencia parecía tatuada en las calles de Villahermosa, Cárdenas, Comalcalco y Huimanguillo, escuchar que el crimen cede terreno despierta esperanza… pero también preguntas. El gobierno estatal, encabezado por Javier May Rodríguez, seguramente capitalizará este resultado como fruto del Escudo Olmeca, ese complejo sistema de cámaras, drones, inteligencia artificial y vigilancia que costó más de 2 mil 500 millones de pesos. La caída de los homicidios podría leerse como la primera evidencia tangible de su efectividad*
*SEPTIMA COPA*
*La posición 16 nacional de Tabasco en homicidios refleja una transición: el estado deja de ser uno de los focos rojos más intensos, pero todavía está lejos de ser un territorio pacificado. Los números no reflejan los delitos que no se denuncian, las desapariciones que no se registran, ni las víctimas que mueren fuera del conteo por “falta de elementos” en la carpeta de investigación. La violencia, aunque menos visible, sigue mutando: del asesinato callejero al secuestro silencioso; del enfrentamiento armado al cobro disfrazado de “cooperación vecinal”*
*La seguridad no se mide solo en cadáveres menos, sino en la confianza recuperada entre el ciudadano y su gobierno. Ese es el verdadero termómetro, y en ese terreno Tabasco aún carga las heridas de los años de impunidad y desconfianza institucional. Mientras en Guanajuato, Chihuahua o Baja California siguen acumulando los porcentajes más altos de homicidios, Tabasco intenta desprenderse del estigma que lo persiguió en los tiempos de Merino Campos*
