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Lula propone un impuesto global del 2% a los multimillonarios para acabar con el hambre

Lula propone un impuesto global del 2% a los multimillonarios para acabar con el hambre

magaly
Lula propone un impuesto global

En un giro que podría cambiar el panorama fiscal mundial, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva propone un impuesto global del 2% a los multimillonarios como mecanismo para financiar programas sociales y combatir el hambre. El mandatario brasileño planteó esta propuesta durante su participación en el Foro Mundial de la Alimentación, generando debate en círculos económicos, políticos y sociales.

¿Por qué Lula propone un impuesto global del 2 %?

El planeta enfrenta una crisis alimentaria: cientos de millones viven con inseguridad alimentaria. Según el presidente, bastaría gravar un 2 % sobre el patrimonio de los más ricos para reunir los fondos necesarios para alimentar a los más vulnerables. Lula sostiene que este impuesto es viable y justo, y que podría movilizar recursos rápidamente para emergencias humanitarias y programas estructurales de nutrición.

Para que el propuesta no sea solo una consigna, se debe diseñar un sistema internacional de recaudación, administración y redistribución. Este mecanismo implicaría armonía fiscal entre países, mecanismos de control sobre los patrimonios, y sanciones para quienes evadan el gravamen. Su viabilidad técnica dependerá de convenciones internacionales y acuerdos multilaterales.

Ventajas y desafíos de la propuesta

  • Financiamiento sostenible: podría cubrir programas alimentarios y sociales sin depender exclusivamente de deuda externa.
  • Redistribución justa de riqueza: al impactar fuertemente sobre grandes fortunas, pone como prioridad el bien común.
  • Visibilidad internacional: coloca el tema del hambre como eje central en la agenda global, forzando compromisos entre naciones.

Riesgos y objeciones

  • Evasión fiscal y refugios tributarios: multimillonarios podrían desplazar activos a zonas sin control.
  • Resistencia política y diplomática: países con alta concentración de riqueza podrían resistirse al control externo.
  • Duplicidad o conflicto con impuestos locales: coordinar con la legislación nacional puede ser un reto.

¿Cómo impactaría la propuesta en políticas públicas?

Los fondos recaudados podrían destinarse a servicios básicos: alimentación escolar, programas de salud pública, subsidios agrícolas, fortalecimiento de la infraestructura rural, etc. Si Lula propone un impuesto global del 2% a los multimillonarios, esos recursos ofrecerían una palanca significativa para combatir la desigualdad territorial y social.

Una tasa global fija y compartida fortalecería el multilateralismo. Gobiernos con menos capacidad recaudatoria podrían recibir apoyo adicional, reduciendo la dependencia de créditos internacionales. A su vez, la propuesta podría activar alianzas con organismos multilaterales, como la ONU, bancos de desarrollo, etc.

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La propuesta de Lula no es solo una consigna simbólica: puede marcar el inicio de un debate real sobre justicia fiscal global. Si bien enfrenta desafíos técnicos, políticos y legales, su potencial para movilizar recursos contra el hambre es innegable. En un mundo donde la concentración de riqueza crece cada vez más, esta iniciativa podría ser un punto de inflexión hacia un orden internacional más equitativo.

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