Acuerdos de humo en fronteras de fuego


“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” Amós 3:3
*El discurso oficial presentado en la conferencia conjunta entre Marco Rubio y Juan Ramón de la Fuente pretende vender una “era histórica de cooperación” entre México y Estados Unidos. El guion suena bien para titulares y boletines: principios compartidos, principios de utilería y realidades incómodas, lucha común contra los cárteles, reducción de delitos en la frontera, incautaciones a la baja. Todo encaja en la narrativa del entendimiento perfecto entre vecinos*
*De una u otra forma nos fue bien. Rubio aseguró que “jamás en la historia ha habido un nivel de cooperación como ahora”. El canciller, por su parte, presumió que los índices delictivos bajaron en la frontera y que las incautaciones de fentanilo disminuyeron 50%. El problema es que las cifras viajan más rápido que la verdad: lo que no se decomisa, sencillamente se consume: hay zombis en el lado americano y peje zombis en el mexicano*
*El problema es que esa narrativa funciona más como maquillaje que como diagnóstico. La retórica de los “principios” encubre asimetrías estructurales que se repiten sexenio tras sexenio. La reciprocidad rara vez es pareja: Washington fija prioridades (migración, fentanilo, control de armas) y México ajusta políticas para no parecer reticente. El “respeto a la soberanía” es válido siempre que no choque con los intereses de seguridad de Estados Unidos*
*En la letra pequeña está la trampa: la reciprocidad siempre cojea, la soberanía se respeta hasta donde no incomode al vecino del norte, la integridad territorial se derrumba con cada túnel descubierto bajo la frontera, y la responsabilidad compartida suele traducirse en que uno pone los muertos y el otro las condiciones. La diplomacia entre México y Estados Unidos se disfraza de sermón dominical*
*Hablan de “principios” como si fueran letanías que ahuyentan demonios. Reciprocidad, soberanía, integridad territorial, responsabilidad compartida, frases que suenan solemnes pero que en el fondo valen lo que un billete de lotería ya raspado. La “responsabilidad compartida” suele transformarse en que México asume costos humanos y políticos, mientras el vecino del norte decide los parámetros de éxito*
*México debe aparentar firmeza para no ser visto como subordinado, mientras Estados Unidos simula respeto para imponer su agenda eterna. En el templo de Relaciones Exteriores, Marco Rubio y Juan Ramón de la Fuente celebraron con sonrisas y promesas la supuesta “era histórica de cooperación”. Cómo si los carteles se espantaran con conferencias de prensa. Cómo si el tráfico de armas y de drogas se disolviera a fuerza de comunicados bilingües*
*El tablero de la cooperación. Las cifras ofrecidas en la conferencia —una baja del 50% en incautaciones de fentanilo— requieren lectura crítica. Una reducción en decomisos no implica necesariamente menos tráfico: puede significar que la droga fluye con menos obstáculos o que las redes criminales han perfeccionado sus rutas. Por otro lado, presentar “índices delictivos menores en la frontera” sin abrir las cifras a escrutinio público coloca más sombras que certezas*
*La cooperación, en la práctica, se centra en tres ejes: inteligencia compartida, operaciones conjuntas en aduanas y presiones sobre el tema migratorio. Pero en cada uno de ellos México se enfrenta a la paradoja: colaborar sin parecer subordinado, mientras Estados Unidos ejerce la presión de siempre con nuevos envoltorios diplomáticos: entre la cuerda floja y la dependencia*
*En términos políticos, el reto para México es sostener un equilibrio casi imposible: mantener la narrativa de soberanía frente a la opinión pública interna, mientras cede lo suficiente para no provocar represalias económicas, diplomáticas o de seguridad. Les guste o no, Sheinbaum Pardo mantuvo su portería cuasi impenetrable. La cuerda floja no es un recurso literario, sino la posición estructural en la que históricamente se encuentra el país*
*La cooperación, por tanto, no es tan “histórica” como la pintan. Es más bien la continuidad de un patrón donde Estados Unidos dicta la agenda y México administra los costos. La diferencia está en el empaque: antes se hablaba de “alianza estratégica”, hoy de “principios compartidos”. El fondo, sin embargo, sigue siendo el mismo: un vecino poderoso imponiendo prioridades y un socio incómodo tratando de no quedar como simple subordinado*
*Y mientras tanto, los pueblos a ambos lados del río comparten la misma condena: balas, miedo, caravanas interminables y funerales. Los “principios” diplomáticos no son más que incienso para encubrir la hoguera. La realidad, lector, es que la frontera sigue ardiendo, y los que hablan de cooperación no son los que apagan el fuego, sino los que echan más leña a los acuerdos de humo en fronteras de fuego*
*SÉPTIMO SELLO*
*La nueva corte del acordeón se puede apreciar perfectamente en los atrios del poder judicial, donde deberían habitar la sabiduría, el derecho y la majestad de la justicia, se está escribiendo un evangelio grotesco de favores y simulaciones. La ministra Lenia Batres, con la solemnidad de quien reparte cargos como si fueran indulgencias, contrató a Miguel Ángel Mendoza Quintero como “técnico operativo”. El hombre cobra 615 mil pesos al año*
*El detalle pintoresco es que no es abogado, ni estudió derecho, ni siquiera un diplomado en leyes. Su máximo pergamino académico es una secundaria de cuarta. Su máxima ocupación: policía bancario. El salario de Mendoza es el espejo obsceno de esta nueva corte de quinta vecindad: mientras los jueces naturales de toga y birrete esperan mérito, conocimiento y experiencia, aquí se entroniza al amigo, al leal, al que garantiza obediencia*
*SÉPTIMA TROMPETA*
*El mérito se tira al cesto, la dignidad se empeña, y el Poder Judicial se transforma en un mercado de favores donde las resoluciones, tarde o temprano, se vestirán con la costra del descrédito. La justicia, que debería ser un templo de mármol, se convierte en una caseta de vigilancia con credencial de nómina. ¿Qué mensaje se envía al país? Que la Corte ya no es el santuario del derecho, sino la sucursal de un vecindario donde basta haber custodiado un banco para custodiar ahora la Constitución*
*SÉPTIMA COPA*
*Se cumple la profecía: cuando los guardianes de la ley entregan la espada a la mediocridad, el pueblo queda inerme. La toga se mancha, el martillo se tuerce y el altar de la justicia se convierte en mesa de cantina. Ésta es la nueva corte: donde la secundaria equivale a doctorado, la lealtad vale más que el mérito, y el pueblo, otra vez, paga la cuenta con un futuro inerte e indefenso*