Nombres detrás de La Barredora


En Tabasco todos sabían quienes mantenían la plaza, menos Adán Augusto López Hernández, gobernador, y Carlos Manuel Merino, a quien dejó encargado de cuidarla, para que los negocios de la droga, el huachicol y otras actividades criminales prosperaran.
Hernán Bermúdez Requena resultará —al final—, el participante más débil en una cadena delictiva que empezó a cobrar fuerza a raíz de la división política tabasqueña y la traición al gobernador Salvador Neme Castillo.
Como el general Miguel Orrico de los Llanos vino como gobernador sustituto para abrir el camino a Carlos A. Madrazo, así, a la caída de Neme llegó Manuel Gurría Ordóñez para que Roberto Madrazo Pintado fuera gobernador.
Con Gurría, apoyado por quien puede ser uno de los capos “generadores de violencia” (Jaime Lastra Bastar) ingresa como director de Seguridad Pública Hernán Bermúdez Requena,
que pasa al gobierno de Roberto Madrazo y con Manuel Andrade Díaz es subsecretario de Prevención y
Readaptación Social y es detenido por la SIEDO (Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada), hoy SEIDO, cuando cenaba con Cirilo Vázquez Lagunes. Se le involucraba con la ejecución de Ponciano Vázquez Lagunes. Fue dejado en libertad. A Cirilo lo ejecutaron cuatro meses después.
Adán Augusto López Hernández es con Gurría el subsecretario de Gobierno y maneja sin mayores controles el pago de indemnizaciones a campesinos por los daños de la actividad petrolera.
Jaime Lastra, Hernán Bermúdez y Adán Augusto López Hernández, mantienen desde el gobierno de Manuel Gurría los fuertes nexos que hoy los ligan con los cárteles de la droga al través de La Barredora como parte integrante de la CJNG.
En el gobierno de Adán Augusto López Hernández se fortalecen sus actividades y mantienen la plaza al actuar como Fiscal General del Estado y Hernán Bermúdez como secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, a la renuncia inexplicable de Ángel Mario Balcázar Martínez, a seis meses de haber sido nombrado por Adán, que había colocado a su amigo Hernán como director de la Policía de Investigación.
Los nombres que hoy se citan en esta columna, y otros que vienen del gurriato, el madrazato y aún del gobierno de Manuel Andrade darán mucho que hablar en estos días de La Barredora.