El rey sin corona


La renuncia del director general del Colegio de Bachilleres de Tabasco, Evaristo Hernández Cruz, tuvo como factor principal la ambición de los dineros que amparan el presupuesto del subsistema, algo así como más de 2 mil millones de pesos que subsidian al 50% la Federación y el Estado.
Se supo que el ex alcalde de Centro no la llevaba tan bien con la secretaria de Educación, Patricia Iparrea, personaje que tiene como su segunda de a bordo a Anabel Suárez Gener, de quien –se dice– le tendió la cama a don Eva y le allanó el camino a su ex patrón, Fernando Yris, para que heredara la silla del Cobatab.
Desde un principio, Evaristo sabía que él sería el amo y señor de todas las plazas directivas, y que el recomendado ‘de arriba’, el director Administrativo, Carlos Alberto Padrón Balcázar, sería el encargado del presupuesto.
Y como a Evaristo que no le gusta que le den órdenes, ahí explotó la bomba con un error garrafal al pretender renunciar al mismísimo Administrativo, a quien le envió una ofensiva cartarenuncia, no sin antes darle de baja a la directora de Recursos Humanos.
Y es que, ambos, ya habían tenido varios encuentros: Eva le exigió compensaciones para sus directivos y él le respondió con un rotundo NO. Una especie de ‘pleito de perros’ en el cual el Administrativo corrió gente porque carecían de títulos y cédulas que les amparara estudios: “Tú los contrataste”, “Porque tú lo pediste”… “Tú me los mandaste”, “son tu gente”.
Y en verdad, el personal en disputa tenía puestos directivos que ejercía sin título, ni cédula y no cumplían con el Profesiograma.
Al final de toda esta rebambaramba, el que sufrió las consecuencias fue el personal de confianza, pues los obligaba a trabajar tiempos extraordinarios sin pagarles lo justo.
En los pasillos de Cobatab se comenta que por fin se fue el ‘rey sin corona’ que tuvo la titularidad, pero no le permitieron manejar los dineros.
Lo chistoso de todo esto es que la esposa del susodicho acudió este martes al voluntariado del Cobatab y le preguntó a su coordinadora: Oye: ¿Es cierto que corrieron a mi marido?. Es todo.