A mi padre con cariño


Desde las cinco de la mañana esperé paciente las llamadas, me imaginaba cuando menos me cantaran las tradicionales ‘Mañanitas’, pero todo fue inútil y, como en Logia, “hubo silencio en la columna del Norte… Sólo recibí la felicitación del ‘Día del Padre’ que de manera personal me llevaron mi hija y nieto postizos.
La envidia corroía mi alma por que veía en las redes sociales a algunos compañeros anunciando las viandas que degustarían en familia, en tanto mi humanidad sufriendo horrenda tos expulsando porquería y media. Y por momentos renegaba: “Dios mío, ¿Qué he hecho para merecer esto? Porque no recuerdo haberte faltado.
Pero, Dios es grandioso y sabía no me abandonaría, porque antes del medio día sonó la primer llamada procedente de Monterrey, era la de mi menor hijo y su próxima esposa; seguidamente otra de mis hijas y, a partir de ahí se esfumó mi mal humor, la felicidad fue desbordante, incluso me dio ánimos y acepté ir con mis más, cercanos a saborear suculento platillo en ‘El Teapaneco’, tuve convivencia con suegra y cuñadas a orillas del majestuoso ‘Grijalva’.
Recordé los años 50s del pasado siglo cuando desde las 4 de la madrugada acompañaba a mi Padre, don Manuel García Orueta, a la venta de periódicos y revistas, labor de toda la mañana hasta el medio día que me decía: “suficiente por hoy. Ahora vamos con mi compa ‘Chivón’ a refrescarnos: Él, una ‘coronita’ bien helada y quien escribe, una riquísima ‘leche fría que nos servía en el memorable billar y cervecería, su otro compa, Don Manuel Madrigal Ulin, cariñosamente conocido como ‘El coime’…
¡Tiempos aquellos!.
De todos modos, seguimos dando lata, sirviendo a la colectividad, con propósitos positivos y sobre todo esparciendo buenos ejemplos de sana convivencia con valores. ES TODO.