Rosa Lee Parks
En Alabama, Estados Unidos, era un delito no ceder el asiento en el camión a los blancos. Las primeras filas de los autobuses estaban reservadas a ellos. Los de atrás a los negros. Estos se podían sentar en la zona intermedia, pero si llegaba un blanco tenían que correrse al fondo.
El primero de diciembre de 1955 la costurera Rosa Lee Parks de 41 años al salir del trabajo se dirigió al sitio indicado para tomar el autobús de regreso a su casa. Como de costumbre se sentó en la zona intermedia. Tres paradas después, ascendió un blanco. En esta área estaban sentadas tres mujeres negras. El chofer ordenó que todas se corrieran hacia atrás. Todas aceptaron la orden, menos Rosa. Mientras las otras negras se fueron al fondo Rosa permaneció sentada a sabiendas que al hacerlo cometía un delito. Estaba harta de ceder, cansada de ser humillada por el blanco.
Al no levantarse, el conductor llamó a la policía, siendo conducida a la cárcel. Se le levantaron cargos por conspiración e incitación al desorden. Salió libre al pagar la multa, pero la injusticia se montó sobre sus hombros: fue despedida del trabajo. Pero la historia apenas empezaba.
En los días siguientes los negros de la comunidad y de los estados vecinos al conocer su rebeldía y su encarcelamiento injusto, iniciaron un boycot al transporte público. Durante más de un año los negros se trasladaron a pie, en carretas y en bicicletas para no usar el transporte público. Al paso del tiempo Martin Luther King, hasta entonces un pastor desconocido, encabezó la rebelión pacífica que exigía respeto a los derechos humanos de su raza.
Al año siguiente la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional la segregación en los autobuses. En 1964, tras largas luchas y protestas pacíficas, se abolió formalmente la discriminación racial. Todavía, ésta, aunque ha disminuido, sigue viva; como sigue vivo la lección de rebeldía de Rosa Lee Parks, que un día de diciembre se cansó de ceder el asiento a los blancos. Y sentada levantò al pueblo humillado y discriminado.
